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martes, octubre 28, 2025

El triunfo no aplacó la interna y complica los planes de Milei para el nuevo gabinete

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El presidente Javier Milei intentará sostener el complejo equilibrio de su Gabinete, cruzado por disputas brutales entre sectores muy influyentes para él, que esperaban la noche del domingo alguna definición que los beneficie. No pasó. Milei aseguró en una entrevista en A24 que no hará modificaciones profundas en su equipo al menos hasta diciembre, el mes en el que los funcionarios nacionales electos como legisladores dejarán sus puestos. «Tengo tiempo», soltó el Presidente, haciendo alusión a que aguardaría a la conformación del nuevo Congreso para rediseñar el modo de ejercer del poder del oficialismo, que conllevará obvios reemplazos de nombres de relevancia entre sus consejeros.

El retraso en cómo llevará adelante esos cambios generaron aun más ansiedad y recrudeció las peleas a su alrededor. Las internas no se calmaron con sus palabras. Como tampoco el rotundo triunfo electoral del domingo generó armonía allí donde impera la discordia. Así lo pudo comprobar Clarín en base a fuentes calificadas que son parte de esta lucha de poder en la cúpula de La Libertad Avanza (LLA).

Las discusiones y tirrias hasta se profundizaron por la indefinición del líder entre las cabezas que representan a los grupos que pelean cada vez con menos disimulo por ganar la discusión puertas adentro del Gobierno, imponiendo sus planes por sobre sus rivales. Los principales protagonistas de esta historia son su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, que tiene como aliados a los fieles primos Martín Menem y Eduardo «Lule» Menem. Desde hace meses se transformaron en enemigos totales del muy influyente asesor de Milei (Javier), Santiago Caputo, que aceptaría dejar su bajo perfil para pasar a formar parte oficial del funcionariado, algo a lo que hasta ahora prefería esquivarle, trabajando dentro de la Casa Rosada pero como si fuera un empleado tercerizado y externo del Gobierno.

Caputo también se ganó la enemistad del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y del ministro del Interior, Lisandro Catalán, quienes estaban convencidos que a principios de esta semana dejarían sus puestos debido al avance cada vez mayor del asesor sin cartera.

Milei decidió postergar quién prevalecerá por sobre los demás, si es que eso llega a ocurrir alguna vez. “¡El triángulo de hierro funciona!”, se alegró frente a varios interlocutores el lunes por la mañana.

La realidad es que el esquema de toma de decisiones y consultas que funcionaba de manera indivisible y que conformaban él, su hermana y Caputo, ya no existe como tal, admiten fuentes al tanto de la intimidad de esos vínculos que están rotos en privado aunque en público todos hagan esfuerzos por demostrar una convivencia pacífica.

Francos difundió entre sus leales que estaba cansando del desgaste que le generaba el modo de trabajo de Caputo, y se animó a pedirle públicamente que asuma un cargo con firma en decretos, resoluciones y otras cuestiones administrativas que obligan a cumplir con normas y organismos de control.

El mismo domingo de la elección hubo desacuerdos entre Caputo y Francos cuando ya todos conocían que el oficialismo había arrasado en las urnas. Paradojas del poder.

La propia Karina Milei fue la primera que envío una señal a la gran interna libertaria cuando provocó con una acción propia un hecho extraordinario. Por primera vez en dos años de gestión, hizo de vocera del Gobierno, acompañada del presidente de la Cámara de Diputados, Martin Menem, con quien se acercó a hablar con los periodistas que aguardaban alguna palabra oficial en las puertas del Hotel Libertador, el sitio que LLA utilizó de búnker en los comicios. Karina habló frente a la prensa, algo totalmente inusual. Menem estaba parado al lado suyo. Ambos sabían que la elección sería muy favorable al oficialismo y buscaron imponerse por sobre sus rivales para comunicar la alegría que invadía a LLA cuando empezaba a caer la noche y todavía no se conocían resultados oficiales del conteo de votos.

«Estamos todos muy contentos«, sorprendió la siempre silente Milei: «Como presidente del partido, y vicepresidente (señaló entonces a Menem), porque la La Libertad Avanza estuvo presente en los 24 distritos».

Dijo más. Pero con eso fue suficiente para enviarle el mensaje al equipo de Santiago Caputo, que critica desde hace meses la estrategia de la secretaria General de la Presidencia y de los Menem de haber inscripto a LLA en todo el país, pero armando alianzas, en casos puntuales, con dirigentes de dudoso pasado, y que terminaron generando problemas en el proselitismo. Sobre todo, Caputo nunca estuvo de acuerdo con la decisión de Milei-Menem de haberse impuesto frente a gobernadores que eran potenciales aliados para la LLA, enfrentándolos en listas contrarias en sus propios distritos.

El resultado del domingo favoreció a ese armado y la propia hermana del Presidente y su aliado total Menem dejaron en claro que fueron ellos los artífices de un plan que culminó bien.

Caputo estaba dentro del bunker y hasta se cruzó con uno de sus enemigos más explícitos, el otro Menem, apodado «Lule», con quien se saludó frente a testigos que saben de sobra que más que abrazarse ambos podrían hasta irse a las manos si se dicen todo lo que piensan uno del otro.

Francos había pasado la semana provocando a Caputo. Por ejemplo, defendió al renunciado canciller Gerardo Werthein, que dejó su puesto cansado del desgaste, según él, que laceraba su imagen en las redes, y que de acuerdo a su versión tenía a Caputo como ideólogo.

Por su parte, el jefe de Gabinete aseguró a su entorno que estaba a punto de renunciar a su cargo debido que Milei jamás terminó de empoderarlo para transformarlo en interlocutor válido e irrefutable de la Casa Rosada con los gobernadores afines y no tanto. El fin de semana pensó que se vería con Milei en la Quinta de Olivos y le entregaría, resignado, su renuncia. Pero eso no pasó.

Las internas en el Gobierno ocuparon durante semanas buena parte de las horas de trabajo de los principales funcionarios e involucraron a otros ministros que se mantienen «neutrales» y que terminaron hablando del tema con unos y otros, e incluso con el propio Milei, a quien intentaron convencer de saldar las peleas lo más rápido posible para evitar el desgaste de una gestión que parecía que tendría una perfomance electoral no buena.

El aplastante triunfo de LLA obligó a los rivales a volver a trabajar en favor del jefe. Era una noche demasiado importante como para volver a enredarla en peleas que, como ya pasó en otros escenarios, terminaron por herir a propios más que lo habían logrado al respecto los opositores más acérrimos a los libertarios.

Milei hizo equilibrio entre quienes lo tironean en su discurso de celebración del triunfo electoral. Saludó a todo su Gabinete, y esperó para unificar a los dos «arquitectos» de la victoria, Caputo y su hermana Karina. Los nombró y ellos se dieron un abrazo sobre el escenario, frente a cámaras, y frente a todo el Gabinete que conoce una verdad: apenas pueden hablarse. La disputa más tenaz es la que continúan alimentando Caputo y los Menem, a quien él primero descalifica por las últimas derrotas en Diputados que sufrió el oficialismo, y de quien desconfía, igual de lo que le pasa con el otro Menem, «Lule».

«Es imposible trabajar así. Si me acerco a Karina la gente de Caputo me desconfía, y si trabajo algo con Caputo los Menem y ella creen que soy un traidor», confió a Clarín uno de los pocos dirigentes que tiene diálogo con ambas cabezas de esos sectores muy enfrentados.

Milei intentó minimizar, con su gesto de empardar en una misma línea de agradecimiento a su hermana y a Caputo lo que realmente pasa entre ellos. Pero ya abajo del mismo escenario las operaciones cruzadas continuaron entre unos y otros.

Caputo aspiraría a tomar el poder de modo oficial ocupando un cargo público y fueron varios los miembros del Gobierno que afirmaban que se preparó toda la semana para asumir en la Jefatura de Gabinete. No ocurrió. Francos se movía como si su reemplazo fuera inevitable. Y hasta chocó con Caputo por el modo en que se comunicaría el triunfo en las elecciones legislativas del domingo pasado.

Que el Presidente haya anunciado que dilatará una definición sobre una situación que se profundiza en su más inmediato equipo de trabajo generó más desconfianza entre quienes intentan convencerlo de cuál es el mejor modo de actuar para el Gobierno en este momento tan especial, siempre creyendo que la responsabilidad de los males que aquejan al oficialismo son de los otros.

«No hay tiempo como dijo Javier», se lamentó una fuente que admitió que la interna es «intolerable», y explicó sus argumentos: «Milei tiene que definirse rápido. El capital político que tiene hoy se irá desgastando con el paso de los días, de las semanas…», cerró sus conceptos.

Antes de que empiece el mes de diciembre se suceden los días que completan a noviembre.

Son cuatro semanas en las que la interna más feroz que carcome a un oficialismo ahora triunfador podrían generarle problemas capaces de arruinar una marcha de gobierno que parece, solo parece, se está encarrilando.

Redacción

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