En un escenario de guerra civil, Río de Janeiro registró este martes una jornada inédita de terror y caos. Grupos especiales de la Policía Civil y Militar lanzaron un masivo operativo en los complejos de Penha y Alemão, en una ofensiva contra el Comando Vermelho (CV), una de las organizaciones criminales más poderosas de Brasil.
El balance preliminar indica al menos 64 muertos y 81 detenidos, en lo que se considera la acción policial más letal jamás realizada en la ciudad. Entre los fallecidos, 60 serían personas vinculadas al narcotráfico, mientras que cuatro son policías locales.
El operativo generó un colapso total del tránsito y pánico entre los ciudadanos, quienes relataron la situación en una entrevista con Hoy Día Córdoba.
Antonio Bernardo describió: “Fue muy complicado volver a casa. Había mucha policía en el centro de Río y la gente empezaba a avisar qué calles estaban cerradas, incluso en São Gonçalo y Niterói. Todo se volvió un caos; nunca había visto algo así en mi vida”.
En esa misma línea, Gabriel Machado detalló: “La policía entró al Morro do Alemão y a la Penha para capturar a líderes del Comando Vermelho. Hubo enfrentamientos y murieron más de 60 personas. En represalia, el grupo quemó colectivos y levantó barricadas, provocando caos en distintos puntos de la ciudad. El transporte colapsó y muchas personas no podían volver a casa”.
La dimensión política del conflicto también fue mencionada por los entrevistados.
Leonardo Penha señaló que “el Gobierno federal intentó impulsar una enmienda para unificar las policías federal, estatal y municipal, pero el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, se opuso”.
En este sentido, Raquel Coelho subrayó: “El Comando Vermelho sigue ejerciendo control sobre la ciudad, incluso con vínculos políticos. El gobernador, aliado de (Jair) Bolsonaro, responsabilizó al Gobierno federal, aumentando la tensión. Todo fue un caos: transporte paralizado, miedo en las calles y sensación de guerra”.
Por su parte, Bruno Razo, crítico del oficialismo, responsabilizó al actual Gobierno de Brasil por la situación. “No hay manera de que un Estado funcione cuando el narcotráfico controla las favelas y está vinculado al Gobierno federal. La Policía fue sorprendida con drones, lo que refleja la tecnología del narcotráfico”. A su vez, agregó que más de 70 fusiles fueron aprehendidos por las fuerzas de seguridad brasileña.
A raíz del megaoperativo, los establecimientos educativos suspendieron las clases, mientras el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva convocó una reunión de urgencia para abordar lo sucedido en las comunidades.
La violencia descomunal alertó a diferentes organismos de derechos humanos, que pidieron explicaciones sobre el accionar policial. El escenario de guerra afecta principalmente a los ciudadanos que residen en estas comunidades, que ya de por sí sufren con la marginalización.
Al respecto, Isadora Coelho, calificó el operativo como “desproporcional y sin lógica”. “Matan a 60 personas, incautan unos pocos fusiles y nada cambia: mañana el narcotráfico sigue igual. La ciudad se paralizó, la gente entró en pánico, y todo eso no va a tener ningún efecto real”.
En Río, la guerra no se libra solo entre policías y traficantes, sino entre un Estado fragmentado y una población que sobrevive atrapada entre el miedo y la impunidad.





