Cuando Cris Morena imaginó Margarita, volvió a hacer lo que mejor sabe hacer: encontrar talento. Lo hace desde hace más de treinta años. Ella es la responsable de haber descubierto un sinfín de actores, entre ellos a Lali Espósito, Celeste Cid y Peter Lanzani, por nombrar sólo algunos.
En esta oportunidad, la mirada estuvo puesta dentro de Otro Mundo, la escuela que fundó con sus propias normas. En ella hubo instancia de casting para elegir a las protagonistas del spin-off de Floricienta, una de las ficciones que más hondo caló en el público. Y fue en ese contexto en que se topó con sus dos nuevas estrellas: Lola Abraldes y Mora Bianchi: Daisy y Margarita, respectivamente en la serie de HBO Max.
Lejos de los egos y de las peleas que puede traer un trabajo con tanta exposición, lo que sucedió entre ellas es tan mágico como lo que se ve en pantalla. Y más allá de que se habló mucho de la reacción de Mora cuando Lola fue elegida como actriz revelación en los Martín Fierro, no existe una rivalidad entre ellas sino más bien una amistad que las une dentro y fuera del set.
Una conexión que traspasa la pantalla

“Nos cruzábamos en las clases de Otro Mundo y enseguida hubo una conexión muy linda —recuerda Lola—. Empezamos a tener cenas juntas, a compartir ensayos… y de a poco se volvió una amistad muy fuerte».
El vínculo se consolidó durante los meses de rodaje en Uruguay, cuando el elenco convivió en hoteles, sets y giras. “Pasábamos todo el día juntas: grabábamos, ensayábamos, cenábamos con los chicos. Era como un viaje de egresados constante”, dice Lola entre risas. “Obvio que a veces discutíamos por cosas mínimas, pero siempre terminábamos muertas de risa. Hay una confianza enorme, de esas que no se explican».
En la ficción, Daisy y Margarita viven un lazo lleno de altibajos, ternura y secretos. En la vida real, esa química se transformó en uno de los motores del éxito de la serie. “Nos entendemos sin hablarnos -cuenta Lola-. Hay escenas en las que simplemente nos miramos y ya sabemos lo que la otra está sintiendo. Eso no se puede ensayar: pasa o no pasa”.
Las coaches y directores lo notaron desde el principio. Durante los ensayos Cris Morena solía destacar la naturalidad con la que se acompañaban en cada toma. “A veces nos piden que ni nos miremos antes de grabar, porque empezábamos a llorar antes de tiempo”, revela Lola. “Nos decían: ‘Guarden esa emoción para la escena’. Es que hay algo genuino ahí, una conexión que se siente».
Mora, por su parte, también habló en distintas entrevistas de esa unión, describiendo a Lola como “una amiga increíble, súper compañera y transparente”. En redes, los fans replican esa complicidad con videos, edits y mensajes que celebran una amistad que se volvió emblema del nuevo mundo Cris Morena.
De Uruguay a Disney: su segunda aventura juntas

Después del éxito de la primera temporada y del premio Martín Fierro que consagró a Lola como Revelación del Año, las chicas decidieron tomarse unos días para celebrar. “Nos vamos de viaje juntas a Orlando y a Miami con la familia de Mora”, adelantó Lola. “Ya fuimos hace un tiempo y la pasamos increíble, así que volver ahora, con todo lo que vivimos, es muy especial«.
La primera vez que viajaron a Disney fue antes del boom de Margarita. “Nos divertimos como nenas -recuerda-. Nos levantábamos temprano, hacíamos los parques de punta a punta, comíamos pochoclos y terminábamos el día agotadas pero felices. Ahora que regresamos siento que es como un cierre de ciclo. Vivimos tantas cosas juntas que ir otra vez a ese lugar es como volver al punto de partida, pero con todo lo aprendido«.
El viaje, cuenta, fue una forma de desconectar del vértigo mediático. “Compartir tiempo sin cámaras, sin rodajes, sólo disfrutar… Y además, la familia de Mora es lo más. Ya los siento como parte de la mía«.
Cuidarse en la exposición

La fama llegó rápido y, como toda exposición, también trajo desafíos. “Hay días buenos y días difíciles”, admite Lola. “Pero tener a Mora al lado lo hace todo más fácil. Nos acompañamos mucho. Cuando una tiene un mal día, la otra lo siente enseguida».
El cariño del público las sigue a donde van, y ambas lo viven con gratitud. “Nos llegan mensajes hermosos, de nenas que nos dicen que quieren una amistad así. Eso me emociona muchísimo. Me gusta que lo que transmitimos sirva para inspirar algo lindo».
Sobre los rumores de romance dentro del elenco, Lola sonríe con calma: “Somos todos muy amigos. Pasamos mucho tiempo juntos y eso genera cariño, pero nada más. En mi caso estoy sola, tranquila, enfocada en mi trabajo y disfrutando este momento. Todo lo que tenga que venir, llegará cuando tenga que llegar».
A veces la vida imita al arte. Margarita habla de identidad, amor y amistad; y el vínculo entre sus protagonistas refleja exactamente eso. “Con Mora compartimos muchas cosas, incluso silencios. Hay una confianza total. Siento que puedo contarle lo que sea, sin miedo a ser juzgada”, dice Lola.
Mientras preparan la tercera temporada de la serie y sueñan con futuras giras, las dos siguen escribiendo su historia paralela a la pantalla. “Ella es como una hermana”, resume Lola. “Nos elegimos todos los días, dentro y fuera del trabajo. Y creo que eso es lo más lindo que me regaló Margarita«.





