La mayoría de los analistas políticos y financieros considera que, luego del contundente triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas del domingo pasado, el Presidente Javier Milei deberá buscar la aprobación de leyes y medidas claves. Entre ellas, surgen las reformas laboral e impositiva y el nuevo Código Penal, que —de acuerdo a declaraciones del mandatario— serán enviadas al Congreso después del 10 de diciembre, para tratarse en sesiones extraordinarias.
El triunfo del oficialismo, que sacó un 41% de los votos frente a Fuerza Patria, que consiguió un 31%, le dio a Milei unos 64 diputados más y 14 senadores más, lo que le permitiría —junto con los legisladores del PRO– llegar a unos 110 diputados, pero desde el Ejecutivo consideran que podrían llegar tener la mayoría simple de los 129 votos, en función de los acuerdos que se puedan realizar con gobernadores de provincias amigas.
Con esos 129 votos, el jefe de Estado podría blindar los DNU, pero también hay negociaciones en el Senado para lograr también la mayoría allí, ya que con el resultado de las últimas elecciones pasó de 6 a 20 senadores.
Milei enfrentará en 2026, lo que muchos de estos analistas consultados por iProfesional denominan el «síndrome del tercer año». Esto se debe a los grandes problemas que sufrieron varios mandatarios desde la llaga de la democracia a fines de 1983 hasta la actualidad.
El Presidente de la UCR, Raúl Alfonsín, fue el único que no sufrió ese síndrome porque su periodo presidencial era de 6 años, pero luego fue reducido a 4 años desde 1994 en adelante por la Reforma de la Constitución Nacional.
El síndrome golpeó a Carlos Menem y a Cristina Fernández de Kirchner del PJ en su segundo mandato y a Mauricio Macri y a Alberto Fernández luego de perder las elecciones de medio término del 2021.
Pero a quien más afectó fue al Presidente de la Alianza, Fernando de la Rúa, quien luego de perder las elecciones de medio término en septiembre del 2001, debió renunciar a fines de ese año en medio de la peor crisis política, financiera y económica que vivió la Argentina.
Los 3 blindajes del Gobierno para terminar su mandato sin sobresaltos
Los 3 blindajes de Milei son:
- Swap con el Tesoro de EE.UU.: blindaje de la deuda externa hasta 2027.
- Solidez del sistema financiero local: depósitos altos en pesos y dólares que evitan crisis bancarias.
- Apoyo político y financiero de EE.UU. y fortalecimiento tras las elecciones: garantizan respaldo internacional y gobernabilidad interna.
Aun así, Milei tiene grandes ventajas políticas, económicas y financieras frente a sus antecesores para enfrentar el tercer año de Gobierno.
Gracias al swap firmado con el Tesoro Americano, Milei blindó los pagos de vencimientos de deuda pública hasta fin de 2027. Pero el mayor blindaje del actual mandatario nacional viene por el mercado financiero local, ya que el sistema cuenta hoy con depósitos en dólares del sector privado por más de 35.000 millones.
En tanto que los depósitos en pesos totalizan unos 92 billones de pesos o el equivalente a unos 65.000 millones de dólares, lo que muestra una gran solidez del sistema financiero local que no perdió depósitos en dólares desde julio pasado hasta las elecciones del domingo pasado.
Las crisis cambiarias que tuvo la Argentina, por lo general, fueron seguidas por una fuerte salida de dólares del sistema financiero, cuya consecuencia fue una fuerte caída de las reservas internacionales del BCRA.
La última gran caída de esos depósitos se produjo entre agosto y diciembre de 2019, cuando luego de las PASO que ganó el Frente de Todos con la dupla de Alberto Fernández y Cristina Fernández se fugaron de los bancos unos 25.000 millones de dólares, lo que provocó a su vez una fuerte caída en las reservas internacionales brutas del BCRA.
Los datos oficiales muestran que, a fines agosto, el stock bajó a unos 32.250 millones de dólares y en el acumulado del año registra un saldo favorable de unos 800 millones de dólares.
Los datos del BCRA muestran también que desde noviembre del año pasado la salida de argendólares se mantuvo firme hasta marzo de este año.
El stock de argendólares mostró un gran salto gracias al blanqueo de capitales. Al respecto, el BCRA registra que bajo el «Régimen de Regularización de Activos», los argendólares crecieron más de u$s12.000 millones en septiembre del 2024, y luego tras una prórroga otros 3.200 millones de dólares.
El stock de argendólares se ubicó cerca de los 31.500 millones, un nivel similar al máximo alcanzado en el 2019 en el Gobierno de Mauricio Macri.
Pero luego, a partir de noviembre del 2024 hubo una salida de más de unos 2.000 millones y otros 1.100 millones, por lo que en diciembre pasado se volvió al nivel de fines de setiembre con el boom del blanqueo.
Desde ese entonces cayeron unos 2.300 millones en enero, 850 millones en febrero y otros 1.000 millones en marzo.
Pero a partir de mediados de abril, luego del levantamiento del cepo cambiario para individuos y familias, los argendólares volvieron a crecer en esa oportunidad en unos poco más de 1.000 millones.
Por otra parte, el contundente acompañamiento de la sociedad en las elecciones al rumbo económico marcado por el oficialismo provocó una fuerte baja del riesgo país que pasó de 1181 a 650 puntos básicos, lo que a su vez generó una fuerte alza en bonos de la deuda argentina, corporativos y en las acciones.
Como consecuencia de dicha baja, se produjo un significativo «re-pricing» de los activos argentinos tanto de la deuda como de las acciones. La gran pregunta es ¿si este rally tiene espacio para continuar?
El último informe de la consultora Invertir en Bolsa (IEB) destaca: «Más allá de movimientos de corto plazo y con una mirada puesta en el mediano y largo plazo, no vemos ningún fundamento negativo que nos haga dudar de ello. El primer impacto, como se mencionó anteriormente, es el político»
Además, agrega que una vez producido el recambio en el congreso, se puede dar pie al inicio de las reformas largamente esperadas y necesarias.
La recuperación de la actividad económica en 2024 se vio pausada en 2025, cuando el panorama político se tornaba incierto y se alejaba la posibilidad de encarar cambios estructurales.
El ruido político fue tal que el mercado sobrereaccionó hacia un potencial revés del oficialismo y una vuelta al kirchnerismo.
Todo el período electoral estuvo signado por una oposición que intentó por todos los medios avanzar con leyes que incrementen el gasto y deterioren las cuentas fiscales.
Luego de las elecciones y la mejora sustancial en las expectativas, todo apunta a que la demanda de dinero se recuperará al ritmo de una aceleración de la actividad económica.
En términos históricos, tanto la oferta y demanda de dinero se encuentran en niveles bajos, por lo que sería razonable observar un aumento de ambas en términos reales.
Ahora bien, ¿cuál es el mecanismo por el cual se remonetizará la economía? Está claro que no puede ser vía financiamiento al Tesoro, ya que este cuenta con superávit fiscal.
Por otro lado, la monetización vía Punto Anker —que es la cancelación de deuda del Tesoro que inyecta pesos— por ahora parece estar agotada.
Una vía alternativa es a través de la compra de reservas por parte del BCRA. Mediante este mecanismo, el BCRA aumentaría la oferta de dinero (pasivo) al mismo tiempo que aumenta las reservas (activo).
El respaldo de Estados Unidos, entre las claves
Pero lo más fuerte de esta semana, más allá de la suba de los activos argentinos, fueron las nuevas declaraciones que hizo el miércoles desde su cuenta de X, el secretario del Tesoro Americano, Scott Bessent.
«Ayer, desde Corea del Sur, hablé con el presidente @JMilei para felicitarlo por la histórica victoria de La Libertad Avanza en las elecciones intermedias. Su fortaleza y visión infunden esperanza a una nueva generación de argentinos», escribió.
Además, destacó que «tras el liderazgo de @POTUS, el mensaje de libertad económica del presidente Milei resuena en todo el hemisferio occidental y marca la pauta en América Latina. Los mercados deberían acoger con facilidad y entusiasmo la financiación de la República para 2026. Me alegró especialmente saber que los jóvenes y los sectores más pobres de la población argentina votaron de forma abrumadora por el presidente Milei. Saben que esta es la última oportunidad de Argentina para superar décadas de mala gestión económica. La política del presidente Trump de Paz a través del Fortalecimiento Económico va a transformar América Latina, y espero volver a visitar Argentina muy pronto».
El tuit fue una clara señal de Bessent a los inversores, dándoles a entender que el Gobierno de Trump ya hizo todo lo que podía hacer para ayudar a la gestión Milei y que, a partir de ahora, les toca a ellos comenzar a ingresar dólares a la Argentina.
Lo cierto es que, luego del triunfo de la Libertad Avanza, la incertidumbre política de los últimos días que había comenzado el 8 de septiembre pasado, cuando el Gobierno perdió por 13 puntos las elecciones legislativas bonaerenses, provocó una suba del riesgo país que el viernes 5 de septiembre tocó 1.500 puntos básicos.
Además, luego de un fuerte aumento del dólar oficial que desde el miércoles pasado perforó el techo de la banda cambiaria esta semana al cierre se ubicó en los $1.475 pesos por debajo del techo de $1.473.
Para defender esa cotización de 1.475 pesos, el BCRA vendió unos 1.100 millones de dólares entre el miércoles y el viernes, sin lograr que el valor del dólar se aleje mucho de la banda superior y con un dólar oficial minorista que cerró en 1.525 pesos.
La baja de las tasas de interés y la recuperación del crédito se transformaron en las prioridades del equipo económico, luego de la victoria del Gobierno en las últimas elecciones legislativas.
Aunque no se hizo explícito, todo indica que el objetivo es reactivar la economía incluso por encima de la baja de la inflación, cuya desaceleración posiblemente se dé un poco más lento en los próximos meses.
Esta disminución de tasas y alargamiento de plazos también debería empezar a trasladarse al costo del crédito. En las últimas semanas, las PYME tuvieron que pagar rendimientos en algunos casos superiores a 60% anual para financiar capital de trabajo. Previo a la crisis cambiaria, esos rendimientos estaban en apenas 30% a 35%, por lo que cabría esperar que en las próximas semanas se vuelva a esos niveles.





