La vida después del fútbol suele ser bastante complicada. Cuesta encontrar la motivación por fuera de este deporte y tras colgar los botines, muchas cosas ya no son como antes. Pero hay quienes pasan raya y se reinventan porque el camino sigue y aún queda mucho por andar. Así lo entendió Rodrigo Rojo, quien dejó la actividad profesional a los 31 años y hoy, con 36, disfruta de una disciplina emergente, pero que gana cada vez más terreno.
Surgió en inferiores de River Plate, pero debutó en Primera División jugando en Rampla Juniors. Pasó por Fénix, se fue a Hungría y luego a Bélgica, regresó al albivioleta, defendió a Sud América, Olimpia y Nacional de Paraguay, cumplió el sueño de ponerse la camiseta de Peñarol —fue campeón del Uruguayo en 2018—, después firmó en Defensor Sporting y Progreso fue su último equipo profesional.
Dejó el fútbol y de inmediato pasó raya. Se metió de lleno en un proyecto y hoy lidera junto a un amigo una empresa de seguridad que ya logró asentarse y que “por suerte está caminando impecable”. “Estoy enfocado en eso. No tiene nada que ver con el fútbol, pero bueno, hay que reinventarse porque lamentablemente el fútbol no es para toda la vida. Es una carrera corta y se disfruta mientras la hacés, pero después te tenés que acomodar”, contó Rodrigo Rojo en charla con Ovación.
Fernando Ponzetto
La nueva vida de Rodrigo Rojo tras dejar el fútbol profesional
Rodrigo Rojo nunca dejó de ir al gimnasio y luego de retirarse del fútbol iba para mantenerse en forma, pero en setiembre de 2024 un profe de la nueva firma que llegó a ese local (Charlie’s Hybrid Training) le hizo una invitación. La aceptó y a partir de ahí, el exfutbolista arrancó con el entrenamiento híbrido, una disciplina que gana terreno en todo el Uruguay.
¿De qué se trata el entrenamiento híbrido? Nació en 2017 en Alemania bajo la denominación Hyrox. Fue creada por Christian Toetzke, organizador de eventos, y Moritz Furste, un tres veces medallista olímpico con la selección germana de hockey masculino. La competición se expandió rápidamente y en la actualidad tiene eventos en 30 países.
El Hyrox consiste en mezclar el running y el entrenamiento funcional y Uruguay no quedó por fuera de ese auge. Carlos Pombo, exrugbier con trayectoria internacional y propietario de Charlie’s Hybrid Training, fue uno de los que introdujo esta modalidad en nuestro país y hoy son muchos los gimnasios que ofrecen el híbrido con la posibilidad de generar competencias internas y también en el exterior.
Y en esto se embarcó Rodrigo Rojo, quien poco tiempo después de dejar el fútbol no abandonó el espíritu de competencia y lo trasladó a esta nueva modalidad.
“Rodri, ¿por qué no empezás a hacer híbrido?”, le dijo un profe a Rojo. Su primera respuesta fue negativa. “Yo los veía entrenar y por dentro decía ‘esto es imposible’. Yo hacía poquito que había dejado el fútbol y quería descansar uno, dos añitos, porque me conozco y sé que una vez que arranco algo no paro. Y bueno… al tiempito empecé a entrenar (risas), le agarré el gustito y a medida que fueron pasando los días en el gimnasio me preguntaron por qué no empezaba a competir y hoy ya tengo tres o cuatro competencias, dos Hyrox y el entrenamiento que hago día a día es para poder llegar de la mejor manera a las competencias”, explicó.
Foto: Gentileza.
Rodrigo entrena todos los días y completar una sesión le lleva alrededor de dos horas. El híbrido consiste en alternar carreras (running) con una serie de ejercicios funcionales que por lo general son esquí ergómetro (SkiErg), empuje de trineo (sled push), arrastre de trineo (sled pull), burpees, remo en ergómetro (rower), farmer’s carry (traslado con pesas tipo kettlebell), lunges con peso y wall balls (lanzamientos de balón medicinal contra la pared y hacia arriba). Todo un desafío.
“Una vez que dejé el fútbol no encontré esa sensación que sentía cuando jugaba al fútbol: el competir, la adrenalina antes de salir a jugar un partido, lo que se vivía en los días previos y todo eso. Y con este entrenamiento lo que encontré fue eso además del ambiente que se genera en el gimnasio, que no tiene nada que ver con un vestuario de fútbol pero vos llegás, compartís un mate, charlás, te preparás y te ponés objetivos que en este caso son para llegar a una competencia y todo eso sí es muy similar al fútbol. Y eso fue lo que más me llamó la atención del híbrido”, contó.
Y Rojo se aprontó de muy buena manera junto a su compañero Brian Díaz, con quien viajó —además de una extensa delegación uruguaya— al Hyrox São Paulo, certamen en el que ganaron la categoría 35-39 años con un tiempo de 1 hora, 1 minuto y 24 segundos. “En las competencias en Uruguay veníamos haciendo 55 minutos por ahí pero fue terrible tiempo. Llegamos al objetivo y la idea ahora es seguir mejorando porque nos entendemos muy bien”, remarcó.
En São Paulo hubo algo que llamó la atención de la gente que viajó junto a Rodrigo: la transformación que tuvo en los días previos. “Me decían que me había transformado por completo. ‘Estabas diferente’, me tiraban. Y yo me acordaba de esos partidos importantes, de Copa Libertadores por ejemplo, o los clásicos, que los vivía con una adrenalina enorme en los días previos. Y es algo que necesitaba volver a vivir y con el híbrido lo encontré, por eso estoy tan enfocado, metido y con muchas ganas de seguir mejorando y creciendo”, confesó.
Foto: Martín Neira.
Rodrigo Rojo se retiró del fútbol en silencio
Con 31 años Rodrigo Rojo se retiró del fútbol. “Fue un retiro en silencio. Pasé raya y nunca lo transmití en redes ni nada de eso. no subí la típica foto y el texto ‘gracias por todo’. No me nació hacerlo, pero estaba seguro de la decisión que tomaba en ese momento y hasta el día de hoy no me arrepiento. Fue en el momento justo”, recordó.
Sobre qué lo llevó a tomar esa decisión, el exlateral izquierdo contó: “Después de mi salida de Peñarol fui a Defensor Sporting y tuve la mala suerte de descender con un cuadro que era para salir campeón. Luego tuve chances de volver a Paraguay, se cayó a último momento y Progreso me abrió las puertas, pero estaba peleando el descenso y yo ya no estaba disfrutando como antes. Entonces terminó el campeonato y le dije a Fabián Canobbio (por entonces presidente) que quería irme de la mejor manera y no por la puerta de atrás como se dice a veces. Además ya estaba arrancando en mi emprendimiento (la empresa de seguridad) y quería enfocarme en eso”.
Pero antes hubo un momento de extrema felicidad: jugar en el club de sus amores: “Peñarol fue todo. Fue en el mejor momento de mi carrera y lo que sentí jugando ahí es algo inexplicable. De chico iba al estadio con mi familia y cuando me sentaba en la tribuna soñaba con estar adentro de la cancha algún día porque desde que tengo uso de razón sabía que quería ser jugador de fútbol y por suerte pude cumplir ese sueño, pero el sentir eso que sentía con mi familia desde chiquito, cuando estaba sentado en la tribuna, y después vivirlo dentro de la cancha, es algo que no se puede explicar con palabras».
Respecto a su pasaje por el club aurinegro, Rodrigo describió tres momentos inolvidables: «Uno fue el entrar con mis hijas al Campeón del Siglo. Es algo impagable. algo que no te lo puedo explicar. Después, el partido de Copa Libertadores contra Atlético Tucumán. Estadio lleno. Estaba toda mi familia en la tribuna, mi hija, mi señora, mis padres, todos mis amigos que son todos Peñarol. Una banda de gente. Y yo hago el gol en el minuto 80 para ganar 3 a 1. Se caía el estadio. Y el otro cuando le ganamos a Flamengo en el Maracaná 1-0. todavía tengo imágenes de ese partido».
«En Peñarol fue todo positivo. Lo que sentí en el club es algo que no te lo puedo explicar con palabras. Fue de los mejores momentos que viví en mi carrera como futbolista», recordó Rodrigo Rojo antes de cerrar diciendo cuál fue el peor momento que le tocó vivir en ese pasaje por el equipo de sus amores: «Lo peor fue el último tiempo en Peñarol. Se me estaba por terminar el contrato pero venía jugando y rindiendo bien. Y sin saber lo que pasó, dejaron de tenerme en cuenta en los últimos partidos, se me venía la renovación, hubo cambio de técnico, vino Diego Forlán y obviamente pasó lo que pasa con todo futbolista que no juega y más en la última etapa de tu contrato: es difícil que te renueven. Entonces me la veía venir. Cada club y cada entrenador tienen su forma de pensar y trabajar y eso se respeta, pero en mi caso, y hablo por lo que me tocó vivir a mí, el tema lo hubiese manejado de otra manera. Pero el fútbol es así. De todas maneras, salvo eso, mi pasaje por Peñarol fue muy positivo: fui campeón Uruguayo, de la Supercopa y cumplí un sueño que tenía desde chico. Más no puedo pedir».





