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martes, noviembre 4, 2025

La buena elección del Frente de Izquierda Unidad es un punto de apoyo para enfrentar los nuevos ataques de Milei y el imperialismo yanqui

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Milei acaba de ganar las elecciones con un 40% a nivel nacional, con el apoyo y la extorsión de EEUU a millones de argentinos, diciendo que lo votaran o se venía la catástrofe. El dato: fue la elección con menos participación (68%) desde la vuelta de la democracia. La combinación entre un voto ideológicamente más de derecha (que históricamente votaba al Pro) y el miedo a volver a una situación de inflación alta e inestabilidad que dejó el gobierno anterior jugó a favor de “darle otra oportunidad” a un gobierno que venía muy golpeado.

Sin embargo, como señalan varios analistas, no es un “cheque en blanco” para avanzar en mayores ataques. Sin ir más lejos, el gobierno de Macri ganó las elecciones de medio término en 2017 y a los dos meses recibió una enorme movilización en las calles que le puso un freno a la reforma previsional y laboral. Y al año siguiente, el movimiento de mujeres y diversidades conquistó un derecho histórico: el aborto legal. De todas formas, el gobierno está envalentonado y prepara un plan de reformas para fin de año.

Pero el triunfo del gobierno también lo explica el rol de la «oposición peronista». Su campaña electoral estuvo basada en solo decir «poner un freno a Milei» y criticar a la izquierda. Si googleas el programa de Fuerza Patria no vas a encontrar más que frases contra Milei, pero una suerte de “después vemos” ante temas claves como la deuda con el FMI, las jubilaciones o la precarización laboral. ¿Qué iba a hacer el peronismo hasta 2027? La experiencia de los últimos dos años decepcionó a mucha gente: no se los vió en las calles, fueron clave para que Milei pueda pasar cada una de sus leyes, incluso votando en el Senado por unanimidad leyes como el blanqueo (beneficia a los narcos) y “antimafia” que fortalece la política represiva de Bullrich. El 10% de sus diputados se pusieron la peluca, mientras que los sindicatos y centros de estudiantes, que conducen y que podrían haber frenado los planes de ajuste de Milei, se jugaron a desmovilizar y generar confianza en el Congreso.

Porque a pesar de haber recibido una derrota parlamentaria con el rechazo a los vetos y la insistencia en aprobar las leyes de financiamiento educativo, la emergencia en el Garrahan y el aumento del presupuesto en discapacidad, el gobierno de Milei sigue sin aplicar la ley de financiamiento educativo. La estrategia que implementaron el CIN, el frente gremial docente y no docente, y todos los centros de estudiantes que dirige el peronismo y los radicales, de confiar y dejar todo en manos del parlamento, y esperar exactamente un año para volver a movilizar (2O del 2024 al 2O del 2025), fracasó. Nuestros docentes y no docentes siguen cobrando un salario de pobreza, muchos teniendo que dejar las universidades públicas, lo cual sigue atacando de lleno el derecho a una universidad gratuita y de calidad.

Sus conducciones sindicales y estudiantiles no solo bloquean toda posibilidad de una respuesta unificada frente al ajuste, sino que directamente boicotearon las luchas. La CGT dejó pasar el ajuste del Garrahan y el CIN aplicó el mismo ajuste dentro de las universidades, recortando horarios, cerrando cátedras y agachando la cabeza ante Milei. Así, las burocracias peronistas cargan con una enorme responsabilidad en el avance de la derecha y en la desmoralización de millones que podrían haber enfrentado el ajuste desde abajo.

Mención especial para la política de Patria Grande (cuyo referente nacional es Juan Grabois), que primero amagó a ir por fuera del peronismo y, cuando consiguió mejores lugares en las listas, desde su perfil más progresista se dedicó a preservar una alianza conservadora y con el objetivo de pelear el voto contra la izquierda. Ya habíamos visto el antecedente de bardear a la “foto trotska”, es decir, a quienes pusimos el cuerpo en cada represión, para luego ir a presentar su libro a la CGT, esos que traicionan todos los días a los trabajadores y no los ves nunca. Ni hablar de su “reconciliación” con Massa, a quien le dedicó un agradecimiento en el acto de cierre de campaña de Fuerza Patria. A Juan le enoja más el gran resultado de la izquierda, por lo cual se pasea por los canales tratando de bajarle el precio a Myriam Bregman, que el efusivo abrazo del gobernador peronista Osvaldo Jaldo con Milei, quien encabezó la lista común con el kirchnerismo en Tucumán.

En un clima donde muchos buscan imponer la desmoralización y la resignación, nuestra pelea es exactamente la contraria: empezar a organizar la fuerza para enfrentar los ataques que vienen, reactivar los espacios de autoorganización que pusimos en pie en las universidades, para debatir y romper los límites que imponen las las burocracias estudiantiles, sean peronistas, franjistas. Mientras damos estas batallas inmediatas, queremos abrir un debate más de conjunto: la necesidad histórica de construir una partido de trabajadores, sin burócratas ni patrones, que supere la experiencia del peronismo en decadencia y plantee una alternativa política a los mismos de siempre, esos que proponen esperar al 2027 para votar algún nuevo mal menor y administrar un país en ruinas.

La gran elección del Frente de Izquierda Unidad, haciendo una elección histórica en CABA con Myriam Bregman casi llegando al 10%, metiendo dos diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires con Nicolás del Caño y Romina del Plá, y sacando un 10% en Jujuy con Alejandro Vilca (que encabezará una bancada de 5 diputados provinciales aunque no logró renovar su banca nacional) muestra no solo un reconocimiento a quienes estuvimos siempre del mismo lado y enfrentamos al gobierno desde el primer día, sino también un fuerte polo de izquierda que a nivel nacional reunió 900 mil votos.

La campaña del FITU tuvo un fuerte eje en denunciar la injerencia del imperialismo Yankee, realizando un cierre de campaña en esa embajada y planteando en los medios y en las redes sociales que “no vamos a ser una estrella más en la bandera yankee”. También, tenemos el orgullo de haber denunciado desde un primer momento, incluso en el debate presidencial del 2023 con Myriam Bregman, el genocidio al pueblo palestino por parte del estado sionista de Israel (ese que tanto le gusta venerar a Milei) y denunciando el silencio cómplice de la oposición peronista y los grandes medios siendo un eje de la campaña.

La pelea contra los feminicidios y la violencia machista fue también otra lucha importante, no solo contra la ultraderecha misoginia que fomenta desde el propio estado discursos contra las mujeres y las diversidades sexuales, sino contra el propio sector del peronismo que se dice progresista y se la pasó diciendo que la culpa la teníamos las mujeres que nos habíamos pasado tres pueblos. Si algo claro quedó, es que nos faltan varios pueblos más para pasarnos y terminar con el escalofriante dato de un feminicidio cada 28 horas.

De pie contra los ataques de la derecha con aval de los gobernadores: debatamos y organicémonos

En distintos países, una nueva generación se enfrenta a gobiernos de derecha y viejas castas políticas. Desde las revueltas en Nepal hasta las huelgas juveniles en Alemania, España e Italia, donde estudiantes y trabajadores se unieron para frenar la guerra y los ajustes, se expresa un nuevo ánimo internacional. Esa misma generación que se moviliza por Palestina, por el clima o por sus derechos laborales,y contra los ajustes ordenados por el FMI o para aumentar los presupuestos militares como en Europa, está empezando a cuestionar todo el sistema.

La huelga general en Italia contra el genocidio al pueblo Palestino, con la consigna de “Bloqueamos todo”, iniciada por trabajadores que se negaban a enviar armas a israel y con un rol activo del movimiento estudiantil, logró imponerle a la burocracia de la CGT italiana un paro nacional con dos millones de personas movilizadas en todos los principales puntos del país, poniendo nuevamente en el centro el poder que tenemos cuando nos unimos trabajadores y estudiantes.

Desde abajo y democráticamente, tenemos el desafío, frente a los nuevos ataques que prepara Milei como la reforma laboral, la entrega de los recursos naturales al extractivismo y el alineamiento con el imperialismo yanqui, construir un plan de lucha nacional, uniendo a trabajadores, estudiantes y todos los sectores populares que no se resignan. ¿Qué impide que docentes, no docentes, estudiantes, trabajadores precarizados, vecinos, movimientos sociales, que están alrededor de las universidades, por ejemplo del conurbano bonaerense, tengan instancias de debate en común para preparar las movilizaciones contra la reforma laboral? Empezando por los sindicatos y centros de estudiantes recuperados por la izquierda. De esa forma, podríamos unir una fuerza enorme desde abajo para imponerles a las burocracias sindicales y estudiantes que convoquen a la lucha. Posiblemente, algunos lo hagan para descomprimir, pero si logramos crear espacios de autoorganización tendremos la fuerza para imponer que salgan de sus cómodos lugares y demostrarle a los estudiantes y trabajadores quienes son los verdaderamente consecuentes en enfrentar al gobierno y todo su plan exclavista. Este rol ya lo jugó la izquierda durante los dos primeros años de Milei, lo cual tuvo un gran reconocimiento en las últimas elecciones.

Durante el último periodo vimos una serie de luchas que muestran otro camino: las tomas de facultades en defensa de la universidad pública y las marchas federales, la resistencia de los docentes y estatales frente a los recortes, y las obreras como la de Georgalos y Secco. De esas experiencias hay que sacar una conclusión: solo la organización independiente del gobierno, las patronales y las burocracias puede abrir una perspectiva real de resistencia. Necesitamos poner en pie una alternativa política anticapitalista y antiimperialista, que enfrente cada ataque del gobierno y construya un proyecto político propio, socialista y de izquierda.

Frente a un gobierno que prepara una reforma laboral, la entrega de los recursos naturales y un alineamiento total con el imperialismo yanqui, no hay lugar para la resignación. Los casi un millón de votos del Frente de Izquierda Unidad muestran que hay una fuerza que no se rinde. Desde la Red Nacional de Agrupaciones En Clave Roja llamamos a que esa fuerza se transforme en organización en cada universidad, terciario y escuela. Pongámonos de pie, discutamos, organicémonos, y mostremos que la juventud tiene con qué enfrentar a Milei y pelear por una salida propia, socialista y de izquierda.

Redacción

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