La Dirección de Defensa del Ambiente y Delitos Rurales de la policía provincial incrementó su personal de 25 a 126 efectivos en un año, con 11 bases desplegadas, para combatir infracciones y delitos que amenazan la biodiversidad. La invasión del ciervo axis y la convivencia con la fauna autóctona, los nuevos desafíos, admiten.
Domingo 2 de noviembre de 2025. La protección del ambiente misionero se convirtió en una prioridad de Estado que se traduce en una fuerza policial especializada y en expansión, según explicitó el director de Defensa del Ambiente y Delitos Rurales de la policía de Misiones, Maximiliano Jaques, al hablar sobre el crecimiento exponencial y la estrategia para enfrentar los ilícitos que atentan contra el patrimonio natural.
“De 25 efectivos pasamos a tener 126, con once bases distribuidas en todo el territorio de la provincia”, explicó Jaques, en lo que define como una respuesta directa a las políticas de gobierno orientadas a la conservación. Esta red de bases se concentra especialmente en el norte y centro de Misiones, donde se encuentra la mayor porción de selva y, por ende, la mayor frecuencia de operativos. “Ahí es también donde se dan con mayor frecuencia los delitos internacionales, los delitos federales”, añadió en una entrevista con Plural, programa periodístico de Canal 4 Posadas.
En esta provincia que alberga el 52 por ciento de la biodiversidad del país, el trabajo de resguardo se centra en dos esferas: las infracciones provinciales y los delitos federales. Los más comunes son el apeo ilegal de madera nativa y los delitos contra la fauna. Mientras que las talas no autorizadas o la caza furtiva local son abordadas como infracciones, el tráfico de animales silvestres, por su escala y rutas internacionales hacia Brasil y Paraguay, se encuadra como delito federal, y requieren una labor mancomunada con otras fuerzas de seguridad.
“Seguimos haciendo hincapié en los patrullajes preventivos y en la represión de la caza furtiva”, aseguró Jaques, y distinguió entre la caza cultural, deportiva y comercial, esta última often vinculada al tráfico.
Frente a la complejidad de los delitos ambientales, la capacitación es continua. Jaques destacada la colaboración con el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables, investigadores del CONICET y organizaciones como la Wildlife Conservation Society (WCS). “Es capacitarse, capacitarse todo el tiempo”, afirmó, para estar al tanto de nuevos modus operandi y rutas de tráfico.
Este entrenamiento permanente permite abordar desafíos emergentes, incluso como la llegada de los cievos axis a la provincia, una especie exótica de origen asiático que amenaza a la biodiversidad local. Se introdujo en otros provincias con fines cinegéticos y se terminaron expandiendo a otras zonas, como Misiones, donde se la considera como plaga, al igual que en otras provincias.
“Los primeros avistamientos que tenemos en la provincia datan de aproximadamente 2016”, señaló Jaques. “Durante la pandemia el fenómeno se disparó”. Según el último censo del Ministerio de Ecología, la población en Misiones no superaría los cien ejemplares, concentrados principalmente en la zona sur, en localidades como Apóstoles, San José y Fachinal, con algunos avistamientos incluso en la capital misionera.
El riesgo que representa este animal es múltiple ya que, en primer lugar, desplazan al animal autóctono, «en este caso nuestras corzuelas, nuestros venaditos autóctonos. Además, al moverse en grupos numerosos, deterioran el suelo y la vegetación”, explicó. Jaques advirtió que no existen barreras naturales que los contengan, ya que pueden sortear obstáculos de hasta dos metros y recorrer largas distancias, incluso cruzando cursos de agua.
Para lograr una posible solución, trabajan desde una mesa interdisciplinaria que incluye a los ministerios de Gobierno y de Ecología y Recursos Naturales Renovables, del Senasa e investigadores. Si bien la habilitación de la caza es una de las posibilidades planteada por clubes de cazadores, Jaques fue enfático en aclarar que “es una decisión que corresponde exclusivamente al Ministerio de Ecología” y que aún no se ha tomado ninguna resolución. De todas maneras, cualquier tipo de caceríaa etsá prohibida en Misiones.
Respecto a las comunidades de carpinchos (tambi{en conocidos como capibaras, como los nombran en Brasil) cerca de zonas urbanas como Posadas, Jaques relativizó la idea de que constituyan un problema. “Yo creo que el problema somos nosotros, el ser humano en sí”, reflexionó.
“Vivimos en una provincia con enorme riqueza natural (…) Creo que debemos trabajar también en la convivencia”, afirmó, y destacó el crecimiento de la conciencia ciudadana. Como prueba, señaló que actualmente reciben alrededor de diez llamados diarios al 911 por animales silvestres en domicilios, incluso serpientes, que antes la gente solía matar y ahora solicita su rescate y reubicación.
“Cada año aumentan los llamados”, concluyó Jaques, para admitir que hay un cambio cultural que valora y busca proteger la excepcional biodiversidad que define a Misiones.
Maximiliano Jaques en Plural

—¿Cuáles son los delitos ambientales más frecuentes hoy en Misiones?
—Bueno, tenemos que hablar más que de delitos de infracciones. Los más comunes que tenemos habitualmente son tanto en lo que respecta a la fauna como al apeo ilegal de madera nativa. Sí, son infracciones, y son en las que más trabajamos y nos enfocamos en la provincia de Misiones. También existen los delitos, pero esos ya son de índole federal, como las causas de tráfico de animales silvestres, por ejemplo.
—¿Y el robo de madera? ¿Dónde se encuadra?
—El robo de madera es judicializable, sí. Es judicial. Generalmente encontramos infracciones más que robos, pero si hablamos de robo, de sustracción de madera de algún propietario —ya sea del Estado, por ejemplo, de los parques— o de un privado, ahí ya estamos ante un delito, que sería el robo de madera nativa.
—Nosotros, los periodistas, siempre que hablábamos de delitos ambientales, nos centrábamos casi en tres instancias: la caza —que hoy está totalmente prohibida en la provincia, todo tipo de caza—, el apeo ilegal y el tráfico de fauna. ¿Siguen siendo importantes esas tres prácticas misioneras? ¿Hay nuevos delitos, nuevas infracciones?
—Como mencionaste, son tres ejes importantes del trabajo cotidiano que venimos realizando. Siguen siendo así. Seguimos haciendo hincapié en los patrullajes preventivos y en la represión de la caza furtiva. Tenemos diferentes tipos de caza: cultural, deportiva y comercial. En lo que se refiere a caza furtiva, cuando ya hablamos de delito federal, nos referimos al tráfico de fauna silvestre. En esos casos tenemos que remitirnos a los países vecinos —Brasil y Paraguay—, porque ahí ya hay una ruta internacional vinculada a estos casos. La Policía de la Provincia de Misiones se enfoca particularmente en lo que sucede dentro de la provincia, en las infracciones, y trabajamos de forma mancomunada con otras fuerzas federales para poder llegar a los delitos federales, como el tráfico de fauna silvestre, por ejemplo.
—¿Por qué la Policía termina creando esta repartición, esta área, dentro de su estructura?
—Porque nosotros, en Misiones, tenemos el 52% de la biodiversidad de la Argentina. Es de suma importancia la creación de esta dirección, que es bastante nueva y que tuvo un crecimiento exponencial este año: de 25 efectivos pasamos a tener 126, con once bases distribuidas en todo el territorio de la provincia. Esto responde también a las políticas de gobierno, a los lineamientos que apuntan a la conservación de la fauna y la vida silvestre de nuestra provincia. Trabajamos directamente desde el Ministerio de Gobierno, de forma articulada con el Ministerio de Ecología, y permanentemente coordinamos con ONG, instituciones, investigadores y distintos actores que trabajan en los temas ambientales de la agenda diaria de Misiones.
—¿Y esas once bases que mencionás, están ubicadas en alguna zona geográfica en particular o cubren toda la provincia?
—Cubrimos toda la provincia: sur, centro y norte. Pero especialmente están distribuidas en la zona media y norte, donde tenemos la mayor cantidad de selva, ahí está la mayor parte de nuestra selva y donde los operativos son más frecuentes. También en el norte donde se dan con mayor frecuencia los delitos internacionales, los delitos federales. Por eso es fundamental tener una fuerte presencia allí, además de los parques nacionales, provinciales y municipales que tenemos, en total, 114 parques y reservas en Misiones de distintos órdenes: nacionales, provinciales, municipales y también reservas privadas. Y la mayoría se concentra en la zona norte.
—¿Cómo se capacitan ustedes, los de Delitos Ambientales, dentro de la Policía?
—Nos capacitamos en todo lo que refiere a flora y fauna con el Ministerio de Ecología y también con diferentes instituciones especializadas. Recibimos invitaciones de investigadores del CONICET, por ejemplo, o de diferentes tipos de organizaciones como la WCS (Wildlife Conservation Society), que firmó un convenio con el Ministerio de Gobierno el año pasado. Y, bueno, permanentemente nosotros vamos capacitándonos en cuanto al tráfico de animales silvestres, en cuanto a lo que se necesita en la provincia para articular con las fuerzas federales, conocer modus operandi nuevos de cazadores o de movimientos y rutas de tráfico de fauna silvestre. Entonces, es capacitarse, capacitarse todo el tiempo, pero también evaluar y reunirse para ver qué se necesita en la provincia para mejorar. Como decíamos fuera de cámara, por ejemplo, se está trabajando en resoluciones nuevas del Ministerio de Ecología respecto al ingreso de carne o subproductos del ciervo axis a Misiones. Es un tema nuevo, materia de legislación reciente. Para eso se realizan diferentes mesas de interconsulta para tratar de que esas resoluciones tengan un efecto positivo y realmente se puedan ejecutar y fiscalizar.
—Maximiliano, ese es uno de los temas por los que te convocamos. El ciervito axis, este ciervito exótico. Vamos desde el principio: ¿por qué están esos ciervos acá en Misiones si no son de Misiones? ¿Y qué se va a hacer?
—Bueno, como mencionaste, son asiáticos, especie exótica. En muchas provincias ya son considerados animales invasores, incluso plaga declarada por los poderes legislativos provinciales. Sobre todo en la región Mesopotámica. Se introdujeron con fines deportivos, de caza, y con el tiempo se fueron propagando desde la zona sur y media del país hasta llegar a Misiones. Los primeros avistamientos que tenemos en la provincia datan de aproximadamente 2016.
—Hace unos nueve o diez años. Y sí, después durante la pandemia el fenómeno se disparó, se multiplicaron los registros. ¿Y eso es un problema?
—Sí, es un problema. Es un problema que hay que controlarlo. Hay provincias que lo tienen más desarrollado, porque, como mencioné, vienen desde el sur, atraviesan la Mesopotamia, y algunas jurisdicciones ya tienen un trabajo más avanzado en cuanto al manejo, contención y control de la distribución de este animal exótico.
—Están acá en Posadas, o por lo menos en el sur de la provincia, también en zonas de pastizales, de campos. ¿Se extienden por toda Misiones o se quedaron acá?
—Se está trabajando en un censo provincial, articulado entre el Ministerio de Gobierno y el Ministerio de Ecología, que es el que encabeza estas reuniones. Y se estima que la mayor población está en la zona sur de la provincia, donde efectivamente se los ha visto en grupos o tropas, especialmente en Apóstoles, San José y Fachinal. En la zona norte, en cambio, no se han registrado avistamientos en manadas ni en grandes cantidades.
—¿Qué se va a hacer con ellos?
—Se está trabajando justamente en una mesa interdisciplinaria que incluye a todos los sectores: no solamente el Ministerio de Ecología y el de Gobierno, sino también investigadores, instituciones como el SENASA, y otros actores. Durante este año hubo varias reuniones, pero todavía no se llegó a una conclusión definitiva sobre cuál va a ser el método de control más adecuado para esta especie.
—¿Se habilitará a la población a salir a la caza?
—Y… es una de las posibilidades, pero no podría adelantarme ni decir algo que no me compete a mí, sino que es una decisión que corresponde exclusivamente al Ministerio de Ecología. Está planteado, sí, pero aún no se tomó ningún tipo de resolución. Es uno de los planteos que el Club de Cazadores presentó y promovió.
—El año pasado salieron los cazadores a buscar el permiso para salir a cazarlos.
—Exactamente, y por eso digo que está contemplado, pero eso no quiere decir que se vaya a concretar.
—Maximiliano, ¿por qué hay que trabajar con los axis? ¿Por qué no dejarlos simplemente? ¿Cuál es el riesgo que constituyen o que representan acá en esta zona?
—Bueno, el riesgo que representan estos animales —cuando se propagan en tropas— es que desplazan al animal autóctono, en este caso nuestras corzuelas, nuestros venaditos autóctonos. Además, al moverse en grupos numerosos, deterioran el suelo y la vegetación de las zonas donde transitan. Por eso es de suma importancia controlar su natalidad y su distribución.
—Decías que se hizo un censo. ¿Tienen idea de qué población hablamos?
—El último censo que difundió el Ministerio de Ecología indicaba que no superaban los 100 ejemplares en toda la provincia.
—¿Y ellos se desplazan, por ejemplo, a los países vecinos, o están contenidos acá? ¿El río es una barrera o pueden pasar?
—Nosotros tenemos también frontera seca, sobre todo en el norte. Y sí, hay casos. No hay una barrera natural que los detenga: el agua no es un impedimento. Estos animales pueden transitar 20, 30 o 40 kilómetros tranquilamente. Son muy versátiles, tienen mucha habilidad y dinamismo, y pueden sortear obstáculos de hasta dos metros. Así que contener esa población no es algo simple; hay que pensar muy bien cómo se va a trabajar, porque además no tienen un depredador natural en la provincia.
—Claro, su depredador natural está lejos, como el yaguareté.
—Exactamente, y difícilmente el yaguareté entre en la zona de selva donde se mueve el ciervo axis.
—¿Hay alguna zona en particular donde estén concentrados, de las que mencionabas en el sur? ¿O están totalmente dispersos?
—Están dispersos, no se ven tropas muy numerosas. En el censo se tuvo en cuenta la información que aportaron distintas dependencias policiales, además de un censo vecinal y barrial. Se fueron subiendo los datos a un programa donde se registraban los diferentes avistamientos en la provincia, y eso dio un total aproximado de 100 ejemplares. No tenemos la certeza absoluta del número, pero es una estimación razonable.
—»El capibara» (el carpincho), ¿es un problema o es de la zona? Porque también empezaron a aparecer muy cerca de Posadas, algo que era más típico de Corrientes. ¿Esto puede traer algún tipo de problema o, al ser regional, está habilitado a circular?
—Yo creo que el problema somos nosotros, el ser humano en sí. Tenemos que tener en cuenta que vivimos en la provincia de Misiones, una provincia con enorme riqueza natural. Yo vivo acá en la zona capital y los vecinos se sorprenden a veces al ver no solo carpinchos, sino también monos, coatíes, corzuelas o incluso pumas. Tenemos una fauna riquísima y muy variada. Creo que debemos trabajar también en la convivencia con los carpinchos y con todos los animales silvestres. Mientras la población esté controlada, vamos por buen camino. La convivencia con la fauna silvestre es primordial. Y este trabajo de concientización —como la invitación de ustedes, por ejemplo— ayuda a que la gente sepa que puede llamar al 911 si encuentra un animal silvestre. La policía asiste y rescata, evitando daños o riesgos. Eso demuestra que está creciendo la conciencia ciudadana. Cada año aumentan los llamados: hoy recibimos aproximadamente diez por día por distintos animales silvestres en domicilios o patios. Incluso por serpientes, que antes la gente solía matar; ahora llaman para que nosotros las rescatemos y reubiquemos. Hay una conciencia cada vez más fuerte respecto a cómo actuar cuando aparece un animal silvestre en casa.





