Hay firmas que no necesitan presentaciones porque su lenguaje forma parte del imaginario colectivo, una de ellas es Kartell, que no solo ha moldeado el diseño moderno, lo ha hecho vibrar en plástico a todo color. Desde su fundación en 1949, esta emblemática casa italiana ha demostrado que el diseño industrial puede —y debe— ser bello, accesible, innovador y profundamente humano. Hoy, en Noviglio, a las afueras de Milán, descubrimos que la historia de Kartell no es solo la de una empresa, sino la de una familia y de una revolución cultural.
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