Así como hay ambientalistas que sobre exageran, entre los productores una de las posiciones habituales cuando se habla de deforestación es negar la existencia de ese proceso en nuestra región. Se puede (y debe) debatir en cada país una estrategia de desarrollo, que hasta pueda justificar desmontes racionales para no dejar sumidas vastas regiones al atraso económico y social. Pero ocultar esta realidad no parece ser una buena estrategia.
Los desmontes existen y la Fundación Vida Silvestre Argentina está intentando visibilizarlos. Ahora presentó un nuevo “mapa” que muestra que entre 1985 y 2023 el Bosque Atlántico, uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta compartido entre Argentina, Brasil y Paraguay, perdió 6,6 millones de hectáreas, equivalente al 13,9% de su superficie original.
“La superficie perdida es comparable a poco más de 320 veces la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, define la entidad ambientalista, como para intentar sensibilizar a los lectores de su trabajo. Esta es la evolución de los mapas:

El estudio está basado en datos de MapBiomas, una red internacional multiinstitucional integrada por universidades, ONG y empresas tecnológicas que utiliza imágenes satelitales para monitorear los cambios en el uso del suelo. Según Vida Silvestre, basta con mirar este mapa para “confirmar la magnitud de la transformación sufrida por el Bosque Atlántico”, aunque aclara que el mismo documento “también pone en valor los esfuerzos sostenidos que se realizan en la región para revertir la pérdida de bosque nativo”, especialmente por parte de la Argentina.
La porción argentina del Bosque Atlántico se encuentra en la provincia de Misiones, y por eso también es conocido como “selva misionera”. Allí desde 1985 se registró una reducción del 14,9%, con 318 mil hectáreas menos que hace cuatro décadas. Pero, “aun así, Misiones conserva hoy el 52% del Bosque Atlántico que se mantiene en el país, y continúa siendo un sitio clave para la conservación de esta ecorregión trasfronteriza”, destacó la ONG.
Pero es muy crítico el documento con el planteo a nivel regional. “Si bien alguna vez cubrió casi una décima parte de Sudamérica, hoy el Bosque Atlántico es un frágil tesoro reducido a fragmentos dispersos”, define.
De nuevo el consuelo, a continuación: “Aun así, sigue siendo uno de los bosques más diversos y fascinantes del planeta, y requiere un enorme esfuerzo colectivo para asegurar su existencia para las generaciones futuras”, señaló Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, que desarrolla proyectos de restauración en la zona.
Con más de 7% de las especies de plantas del planeta y 5% de los vertebrados conocidos, el Bosque Atlántico es una fuente invaluable de vida y conocimiento científico. En una sola hectárea pueden encontrarse hasta 443 especies de árboles, una cifra que ilustra su extraordinaria complejidad biológica.
“Argentina, y en particular Misiones, están haciendo un esfuerzo significativo para conservar lo que queda del Bosque Atlántico. Pero es momento de redoblar el compromiso y sumar a todos los sectores: productivos, públicos y comunitarios para mantener vivo este legado natural del que dependemos y somos parte”, agregó Jaramillo.
Como se visible en el mapa, Brasil ya había avanzado notablemente sobre su sección de Bosque Atlántico incluso antes de 1985, mientras que el proceso visible en las últimas décadas es la deforestación en la zona este de Paraguay, donde ha avanzado exponencialmente la producción agrícola.





