Por Daniela Marino*
Existe una interrelación entre la neurociencia, la inteligencia artificial (IA) y el derecho a pesar de que aquí estamos hablando de tres disciplinas diferentes como la medicina, la tecnología y el derecho. Es por esto que el desarrollo de nuestra capacidad cognitiva hoy se enfrenta a un tremendo desafío, en este caso el factor externo llamado Inteligencia Artificial (IA), que todo el tiempo interactúa con nosotros inclusive sin que nos demos cuenta.
Ahora habría que preguntarse: ¿Cómo impactaría en nuestro cerebro, desarrollo cognitivo, presente y futuro, para la evolución o la involución?, y ¿qué hay de cierto o no en cuanto a la IA?


La neurociencia es la rama de la medicina que se encarga de que podamos entender nuestro proceso cognitivo, sistema nervioso, la forma de aprender, de pensar, de sentir y nuestras conductas. En síntesis, todo lo que implica el proceso cognitivo. Esto se relaciona con la evolución biológica de nuestro cerebro pero, realmente, es muy difícil que pueda ser superado por una IA, porque tiene una evolución de millones de años.
De hecho, nuestro cerebro es el sistema más complejo del universo. Tiene 86.000 millones de neuronas y cada neurona puede tener hasta 10.000 conexiones sinápticas. Como resultado, podemos tener hasta 100 billones de conexiones sinápticas.
Nosotros usamos todo nuestro cerebro, pero lo que conocemos en cuanto a sus funciones es entre un diez y un 20 por ciento, por eso yo hablo de nuestra propia “caja negra”. Estamos hablando de un aproximado de capas de 200 millones de años cada una entre el cerebro reptiliano, que es el de la supervivencia, el primitivo. El sistema olímpico es el que nos trajo emociones y memoria cuando se desarrollaron los mamíferos, y el neocórtex es lo que nos identifica como seres humanos a través del lenguaje, el aprendizaje, el pensamiento crítico y las emociones.
La Inteligencia Artificial que nos atraviesa
Hoy tenemos la Inteligencia Artificial que nos atraviesa y no está basada en la biología, sino en códigos, y esa es una diferencia conceptual muy importante. Debido a su avance exponencial, y por todos los factores de nuestra vida en los que interactúa, genera que nos volvamos a hacer preguntas importantes. Por ejemplo, ¿la IA nos permite ser más creativos?, ¿genera dependencia?, ¿somos más libres porque ganamos tiempo y ahorramos energía?. Por otro lado, ¿limita nuestro pensamiento crítico e infiere en las decisiones que tomamos?
Como cualquier tecnología, bien utilizada es maravillosa. No obstante, el problema fundamental es quién controla esto. Ocurre que no estamos preparados ni psíquica ni emocionalmente para entender la capacidad real de hasta dónde puede llegar la IA. Nos sobrepasó en cuanto a las políticas que deben ser tomadas por un Estado. Y ahora todo es muy complejo porque son políticas que deben ser tomadas a nivel global.
*Secretaria del Juzgado en lo Civil y Comercial N° 9 departamental judicial de La Matanza.





