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domingo, noviembre 9, 2025

La Noche de los Museos: con una creación efímera de Marta Minujín se celebró una nueva edición del gran evento de la cultura

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La edición número 21 de La Noche de los Museos volvió a transformar Buenos Aires en una gran galería a cielo abierto. Desde las 19 hasta las 2, más de 300 espacios culturales abrieron sus puertas y convocaron a miles de personas que salieron a recorrer la ciudad bajo una misma consigna: dejarse sorprender.

El punto de partida fue el Centro Cultural Recoleta, donde Marta Minujín inauguró su última creación monumental: La Torre de Pisa de Spaghettis. La artista, acompañada por el jefe de Gobierno Jorge Macri, tomó un megáfono y dio inicio a la jornada con su estilo inconfundible. “Quiero agradecer al público que tiene Buenos Aires, a todo el país, que sé que le gusta el arte… porque si hoy inaugurase esta torre y no hubiese nadie, estaríamos llorando”, dijo ante una multitud que se extendía por más de tres cuadras.

La torre, de casi 20 metros de altura, estaba recubierta con 14 mil paquetes de spaghetti Matarazzo. Las personas ingresaban por una pasarela y en la punta de la obra los esperaba una pantalla que reproducía una película en la que la torre de Pisa italiana despegaba y aterrizaba en el Recoleta.

Al salir, chicas disfrazadas con la icónica cabellera rubia de Marta, al grito de «¡arte!, ¡arte!, ¡arte!», entregaban paquetes de medio kilo de spaghetti, que llevaban la cara de Marta, a los visitantes, mientras los operarios que habían participado en el armado comenzaban a desarmar, uno por uno, los envoltorios de fideos que recubrían la estructura.

La Torre de Pisa de Spaghettis, la obra de Marta Minujín que abrió La Noche de los Museos 2025. Foto Martín Bonetto.La Torre de Pisa de Spaghettis, la obra de Marta Minujín que abrió La Noche de los Museos 2025. Foto Martín Bonetto.

Los argentinos apoyan la cultura, que es un placer, es gratis, y es algo que te hace pensar, conocés la historia, conocés la música”, continuó Minujín, con entusiasmo. “Acá van a escuchar toda la música italiana, que va del canto gregoriano, pasando por Vivaldi, ópera, y llega a Buenos Aires y se transforma en tango, en bongó, en samba, por eso somos nosotros. Estoy feliz de hacerla acá, en este ámbito maravilloso, que es histórico, y espero que la disfruten”, explicó.

Y como si anticipara su próxima creación dejó caer una pista: “La próxima obra será la Catedral del Pensamiento Vacío, una catedral para todas las religiones, donde la gente podrá venir, escuchar música y proyectar para el futuro, porque una persona sin proyectos no puede vivir. Aunque sea imposible, hay que pensar.»

La obra condensó todo lo que define a Minujín: el exceso, la participación y la idea de que el arte puede, y debe, comerse, tocarse, compartirse. Ya lo había hecho con El Obelisco de pan dulce (1979), en la Feria de las Naciones de Buenos; El Partenón de los libros prohibidos (1983), levantado en la Plaza San Martín con más de cien mil ejemplares censurados durante distintas dictaduras; y con el Lobo Marino de alfajores (2013), frente el Museo Mar, de Mar del Plata, una escultura construida con 80 mil alfajores Havanna que luego fueron repartidos entre los visitantes. En cada una de esas obras, Minujín convirtió el arte en una fiesta colectiva, efímera y profundamente popular.

Entre quienes esperaron horas para entrar a esta obra inmersiva estuvo Alejandra Zavasky, una de las primeras en recorrer la torre. “Ay, me encantó, me pareció súper original. Me encantó la idea de algo así como un monumento tan importante hecho con los fideos, con los paquetes de spaghetti. Me pareció genial. Recién empiezo mi recorrido, ahora quiero seguir recorriendo la Noche de los Museos”, dijo.

Unas filas más atrás, dos primas, ambas llamadas Aurora Carral, esperaban desde las cinco de la tarde. “Cuando lo vi, lo primero que me acordé fue cuando estuve frente a la torre de Pisa en Italia. ¡Y dije ay, se cayó! Fantástico. Nos encantan todos los trabajos de Marta Minujín”, contaron entre risas. “Vinimos temprano, queremos recorrer todo, pero la prioridad era esto y ser parte”, aseguró.

“Vine por Marta, porque siempre logra que el arte sea divertido”, dijo Lucía, una estudiante de Bellas Artes que esperó más de una hora para ingresar al Recoleta. “Nunca pensé que iba a caminar adentro de una torre de pastas”, agregó entre risas Pablo, quien fue con sus hijos.

Los visitantes dentro de la obra de Minujín. Foto Martín Bonetto.Los visitantes dentro de la obra de Minujín. Foto Martín Bonetto.

Un poco más la norte, en el barrio de Palermo, la actividad se concentró en el MALBA, donde las filas se extendían por avenida Figueroa Alcorta y el murmullo de la multitud anticipaba lo que se vivía adentro: una verdadera fiesta del arte contemporáneo. Más de 1.400 personas ingresaron en la primera hora para recorrer las muestras, entre las que se podían ver Tercer ojo, de la Colección Costantini, con más de 150 obras de grandes referentes latinoamericanos; Mi mundo privado, de Ulises Beisso; y Pop Brasil: vanguardia y nueva figuración, 1960s-70s.

Pero la obra más fotografiada fue la “Calavera 05” del dúo artístico Mondongo, integrado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha. La pieza, de dos metros de alto y ancho, está realizada íntegramente en plastilina sobre madera y forma parte de la colección personal de Eduardo F. Costantini. En ella, miles de microescenas rinden homenaje a artistas de distintas épocas y estilos, generando un efecto hipnótico.

La obra de plastilina que fue la principal atracción del MALBA. Foto: Martín Bonetto.La obra de plastilina que fue la principal atracción del MALBA. Foto: Martín Bonetto.

No tengo palabras para describirlo, es realmente preciosa”, dijo emocionada Liliana Sastre, mientras salía del museo con el celular lleno de fotos. “Hay que mirarla en detalle, lleva tiempo. Por eso tanta gente, no es para pasarla de largo”, agregó.

Entre los visitantes también estaban Graciela Perrone y su marido Alberto, que llegaron desde Boedo: “Es la primera vez que venimos al MALBA y fue una sorpresa. Me gusta el arte, pero esta muestra me pareció distinta”, contó él. Ella coincidió: “La Noche de los Museos te da la oportunidad de conocer espacios que uno siempre posterga. Y lo mejor: es gratis y para todos.»

Dos debuts

Por primera vez, el Museo del Mate se sumó a La Noche de los Museos y se convirtió en una de las sorpresas del circuito. Desde temprano, una larga fila de visitantes se formó en la puerta, donde se exhibe una colección única de más de 2.700 mates de peltre, alpaca, porcelana, cuero, madera y calabaza. La muestra, heredada de Alberto Plaza, comenzó en 1979 y forma parte de una colección total que supera los 10.000 ejemplares, junto con antiguas latas de yerba, pavas, bombillas y azucareras que completan el recorrido.

“Soy fanática del mate, me parece algo muy propio de nuestra identidad. Cuando supe que el museo estaba en el itinerario, dije ‘tenemos que venir’”, contó Victoria Navia, quien llegó con su amiga Marta Mauro. “El mate es ese momento para desconectarse de la vorágine de la ciudad y reconectarse con lo propio”, agregó.

Los visitantes pudieron acceder a más de 300 espacios de manera gratuita. Foto: Martín Bonetto.Los visitantes pudieron acceder a más de 300 espacios de manera gratuita. Foto: Martín Bonetto.

También por primera vez, la Casa de la Cultura, una joya arquitectónica situada en Avenida de Mayo, abrió sus puertas para este evento y su subsuelo se convirtió en uno de los grandes atractivos con “El despacho del director”, una recreación del antiguo despacho del diario La Prensa.

Entre los visitantes estaba Ellen Rabelo, proveniente de Brasil. “La muestra me parece muy linda, elegí venir porque es un lugar nuevo y estaba cerrado hace poco. Me interesa conocer esa parte de la historia de Buenos Aires. El despacho del director es como volver en el tiempo”, contó fascinada.

También se acercó Florencia Otero, de Tandil, que visitó la muestra por primera vez. “Todo lo audiovisual mostrando lo fundacional del diario La Prensa es muy interesante. Habla de nuestra historia, de nuestra identidad”, destacó. Y sobre el espacio principal agregó: “El despacho del director es increíble, te transporta a otro momento histórico.»

Pasadas las 21.30, el movimiento de gente seguía siendo intenso en distintos puntos de la Ciudad, donde a partir de las 18 -y hasta las 3- se podían viajar gratis en 29 líneas de colectivos, el e-Bus -que extendió su recorrido habitual hasta la Usina del Arte- y las Ecobici.

El subte también funcionaba sin costo desde las 18 hasta el cierre del servicio, mientras que las líneas B y D extendieron su horario hasta las 2.

AA

Redacción

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