Luego de su gira por Estados Unidos, el presidente, Javier Milei, viajó este sábado a La Paz para participar del acto de asunción de Rodrigo Paz Pereira, el nuevo mandatario boliviano que marca el inicio de una etapa política inédita en Bolivia, luego de casi 20 años de gobiernos socialistas.
Acompañado por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el jefe de Estado argentino arribó a la Asamblea Legislativa para presenciar la jura de Paz Pereira, de 58 años, quien resultó electo en la histórica segunda vuelta celebrada en octubre.
La ceremonia contó con la presencia de los presidentes Gabriel Boric (Chile), Daniel Noboa (Ecuador), Yamandú Orsi (Uruguay) y Santiago Peña (Paraguay), además de autoridades europeas y representantes diplomáticos de Estados Unidos.
Durante su discurso, el flamante presidente boliviano agradeció especialmente a Milei por su presencia y evocó el paso de su familia por la Argentina durante los años de exilio. “En Argentina aprendí lo que es la solidaridad”, expresó Paz, lo que generó un aplauso generalizado entre los presentes.
El mandatario argentino, fiel a su estilo, tuvo un breve intercambio con Boric -su par chileno- y se tomó varias selfies con legisladores bolivianos dentro del recinto, en un clima distendido previo al inicio formal de la ceremonia.
La llegada de Paz Pereira al poder abre una nueva etapa política y económica en Bolivia. Su gobierno inicia en medio de una grave crisis financiera, con escasez de dólares y combustibles, alta inflación y un notorio aumento del costo de vida.
En su mensaje inaugural, el presidente prometió impulsar un modelo de “capitalismo para todos”, con créditos accesibles para emprendedores y una reducción de aranceles para la importación de tecnología y vehículos.
En la semana previa a su asunción, el nuevo mandatario realizó una gira por Estados Unidos, donde se reunió con organismos multilaterales y el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, en busca de financiamiento y apoyo energético.
Su entorno definió la visita como el comienzo de una “nueva etapa en la relación bilateral”, marcando distancia de las políticas de las últimas dos décadas.





