Este lunes 10 de noviembre llegará a las librerías El primer disparo. Víctimas invisibles en el Uruguay de la guerrilla, la nueva novela de Ruperto Long. El título condensa en sí mismo el propósito del libro: ir a los orígenes de la violencia política en Uruguay, haciendo foco en el asalto al Club Tiro Suizo, ocurrido en 1963, considerado la primera acción armada de los Tupamaros. Pero también -y sobre todo- rescatar las historias de quienes quedaron al margen de los relatos heroicos o militantes: personas humildes que pagaron con su vida las acciones subversivas.
Long, ingeniero civil, político y escritor, combina en esta obra su vocación por la memoria histórica con una reflexión profunda sobre la fragilidad democrática y las consecuencias del enfrentamiento fratricida. “Este libro -dice a Domingo- tiene un destinatario claro: las futuras generaciones y los jóvenes de hoy. Me preocupa que muchos crean que los Tupamaros se levantaron contra una dictadura, cuando en realidad fue 10 años antes, en plena democracia. Uruguay era entonces un modelo, la famosa Suiza de América”.
Pero el autor también sabe que su libro es para todo público. Cuando ocurrieron los hechos que en él se narran, Long contaba con tan solo 11 años (hoy tiene 72); hechos que, de una manera u otra, marcaron su vida y la de todos los uruguayos.
Se enciende la chispa
Poco antes de la medianoche del 31 de julio de 1963, un grupo armado irrumpió en el Club Tiro Suizo de Nueva Helvecia, Colonia, y sustrajo un numeroso arsenal de armas y municiones. Redujeron rápidamente al personal y huyeron con decenas de armas, aunque -como luego se supo- la mayoría estaban inutilizadas o eran obsoletas. Con el tiempo, aquel robo del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), protagonizado por los jóvenes Raúl Sendic y Eleuterio Fernández Huidobro, fue reconocido como el primer paso de la guerrilla urbana en Uruguay.
El hecho ocurrió en un país que vivía en democracia, aunque con tensiones sociales y económicas que comenzaban a hacerse evidentes. La crisis de los años 60, el aumento del desempleo y la pérdida del poder adquisitivo habían creado un terreno fértil para la radicalización política. Y, en ese contexto, los Tupamaros -inspirados en movimientos como la Revolución Cubana– optaron por las armas para impulsar un cambio en la sociedad. “Se llevaron todo lo que pudieron. Un fusil Martini-Henry, 30 fusiles Mauser, dos carabinas de precisión y cerca de cuatro mil proyectiles de 7 milímetros. Parecía un buen botín, sobre todo para principiantes”, dice Long en su libro.
El autor recrea el suceso con una mirada que combina la reconstrucción histórica y la indagación moral. “Cuando uno lee con cuidado ese primer episodio, observa cosas que van a acompañar todo el proceso. En primer lugar, la improvisación: el chofer fue reclutado esa tarde, no sabía a qué iba, el vehículo rompió una rueda, no tenía auxiliar y terminó volcando. Se llevaron las armas, pero ninguna servía. Eso muestra una falta de organización y una especie de voluntarismo que luego caracterizaría al grupo durante mucho tiempo”, señala.
Pero el hecho tuvo un valor simbólico enorme. Fue, como dice el título del libro, “el primer disparo”, el punto de partida de una secuencia que cambiaría la historia del país.
Long recuerda la visita a Montevideo y Punta del Este del guerrillero más famoso de la Revolución Cubana, quien advirtió que en Uruguay no era necesaria la guerrilla (siendo desoído por lo tupamaros, que lo idolatraban): “El Che Guevara había estado en Montevideo dos años antes -dice el escritor-, y en su discurso advirtió con una claridad notable: ‘Una vez que se hace el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último’. En Uruguay, desgraciadamente, esa advertencia no fue escuchada”.
El autor subraya que en aquel entonces, Uruguay atravesaba un período de estabilidad política y avances institucionales notables. “Era un país con los mejores indicadores sociales y económicos de América Latina. Se habían creado instituciones tecnológicas como el LATU, la Facultad de Humanidades, la Comedia Nacional. Incluso Uruguay votó en contra de la invasión de Estados Unidos a República Dominicana. Era una democracia plena, con independencia real”, dice.
En ese contexto, sostiene Long, El primer disparo busca mostrar no solo la irrupción de la lucha armada, sino sus consecuencias humanas y morales. “Fueron decisiones tomadas por personas que creyeron estar haciendo historia, pero que terminaron destruyendo una democracia ejemplar”, resume.
Víctimas que no se contaron
El subtítulo del libro -Víctimas invisibles en el Uruguay de la guerrilla- remite al eje ético de la narración. Aunque está basada en hechos reales y apoyada en una amplia investigación documental, El primer disparo es una novela, no un ensayo histórico. “Hago un esfuerzo muy grande -aclara Long- por respetar los hechos, por ceñirme a lo comprobable. Pero no es un libro de propaganda ni de revancha; es un intento de darle voz a quienes no la tuvieron”.
Entre esas historias, aparecen personajes reales: una mujer humilde que limpiaba casas para mantener a sus hijos, un peón rural que salía cantando a trabajar el día en que fue asesinado, soldados jóvenes que cumplían su deber y perdieron la vida. “Fueron personas que no figuraban en ningún parte de guerra -dice Long-. Eran las víctimas invisibles, las que pagaron el precio de un enfrentamiento que nunca debió existir”.
El autor también dedica un tramo a quienes, desde dentro del propio movimiento tupamaro, se atrevieron a decir basta. “Hubo gente que tuvo el coraje de reconocer que aquello era una locura y que solo traería más muerte. Luis Alemañy, William Whitelaw, Luis Nieto, entre otros. Eso también merece ser recordado”, destaca.
Ingeniero y narrador
Nacido en 1952, Ruperto Long es ingeniero civil egresado de la Universidad de la República. Fue presidente del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y senador por el Partido Nacional. Desde este año, preside el Centro PEN Uruguay, capítulo local del PEN Club Internacional, entidad conformada por autores e intelectuales que promueve la libertad de expresión y la reflexión democrática.
“Las tres vocaciones -la ingeniería, el servicio público y la escritura- las tengo desde joven”, comenta. Y agrega: “A los 18 años ya escribía en el semanario Opinión Nacionalista, de Wilson Ferreira. Luego fui columnista en El País. Pero hacia el año 2000 sentí la necesidad de escribir algo que trascendiera la coyuntura, que hablara de emociones y memoria”.
Esa inquietud derivó en una prolífica producción literaria que incluye títulos como Hablando claro (1994); Che Bandoneón. Por el cielo que soñamos juntos (2002); No dejaré memorias (2012), Piantao (Balada para Horacio Ferrer – 2013): La niña que miraba los trenes partir (2016) -su obra más difundida, traducida a varios idiomas-; La mujer que volvió del abismo (2018) y El ataque final (2022), sobre el crimen de Cecilia Fontana de Heber.
Con La niña que miraba los trenes partir, Long alcanzó proyección internacional. Entre otras cosas, viajó a todos los países de América donde la obra fue editada. “Fue publicado en América Latina, España, Italia, Israel, Rumania y pronto en Estados Unidos. La mayor satisfacción fue comprobar que la historia emocionaba a personas de culturas muy distintas. Eso demuestra que, en el fondo, todos somos iguales”, comenta.
“Naides es más que naides”
En las páginas de su nuevo libro, Long invita a una mirada sin consignas, basada en la empatía y la responsabilidad cívica. “Destruimos nuestra democracia por no valorar lo que teníamos. Hoy la hemos recuperado: cuidémosla”, señala. La novela abre con una frase que el autor encontró en un mural afuera de una librería en la ciudad de Gante, Bélgica: “Ningún suave inteligente frágil tierno tejido humano debería jamás ser destrozado porque tengamos diferencias” (Tine Van Aerschot). Para Long, esa idea resume su propósito literario y ético. “Es un recordatorio de que la violencia nunca puede ser justificada por una causa, por noble que se crea. Como decía Guillermo Enrique Hudson en La tierra purpúrea: ‘Naides es más que naides’. Si yo ando calzado con un arma, tampoco soy más que otro. Nada me da ese derecho”.
La presentación oficial de la obra será el 27 de noviembre, a las 19:00 horas en el Radisson Montevideo, en el Conference Room del cuarto piso.





