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lunes, noviembre 10, 2025

Chimamanda Ngozi Adichie en Sharjah: «Siento que mis ancestros me enviaron a contar historias»

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Chimamanda Ngozi Adichie ingresa al Intellectual Hall de la Feria del Libro de Sharjah entre aplausos y miradas de devoción. La escritora nigeriana que vive en Estados Unidos desde hace varias décadas fue una de las invitadas para presentar su libro más reciente, Unos cuantos sueños (en Argentina publicada por Penguin Random House), que cuenta la historia de cuatro mujeres africanas inmigrantes en Estados Unidos durante la pandemia, donde aborda el amor, la pérdida, la identidad y el machismo. “Abracemos con un fuerte aplauso”, arenga el periodista local Abdulkarim Hanif que estará encargado de entrevistarla y una audiencia heterogénea tanto en nacionalidades como género así lo hace.

Durante poco más de una hora, ya entrada la noche en Sharjah donde la actividad de la feria se extiende todos los días hasta las 23 horas, la escritora hablará de su última novela, sobre feminismo y moda, sobre las ideas que occidente se ha hecho sobre África a lo largo de los siglos, del largo período sin escribir debido a una depresión, del impacto que le causó la pérdida de su madre y su padre en un corto período de tiempo y sobre por qué cree, en un giro chamánico, que fueron sus ancestros los que le legaron el don de la escritura.

“Uno no escribe pensando que será la voz de una generación”, comenta con humildad en un tono pausado que mantendrá durante todo el encuentro. Se la nota agradable, bien predispuesta a desarmar ante una audiencia diversa preconceptos sobre África, como la constante asociación de este continente con la pobreza.

Tres de los personajes de su última novela son nigerianas adineradas. “Siempre se asocia la riqueza africana con la corrupción. Existe esta idea de cómo debería ser un africano de verdad y es una idea muy limitada y, en mi opinión, es producto de un pensamiento muy superficial, que no quiere esforzarse por comprender la complejidad del tema. Existe una visión muy limitada de la riqueza africana”, reflexiona la escritora.

El don que le legaron sus antepasados

Ngozi Adichie nació en Nigeria, hija de padres académicos, comenzó a estudiar medicina en su país, pero rápidamente se dio cuenta que quería escribir. Se mudó a Estados Unidos donde estudió en distintas universidades de prestigio – como Yale y Johns Hopkins- Comunicación, Ciencias políticas, escritura creativa y estudios africanos. Sin embargo, su don para escribir novelas la adjudica a una conexión con sus antepasados.

“Hasta hace unos años, simplemente asumía que lo único que había que hacer era encontrar lo que te apasionaba, pero me he dado cuenta de que no todo el mundo tiene la fortuna de reconocer su pasión. De hecho, no todo el mundo tiene la fortuna de tener esa pasión. Y creo que lo que conlleva es no solo un sentimiento de gratitud por esa buena fortuna, sino también una especie de responsabilidad de usar ese don”, afirma.

“Porque considero mi escritura como algo que me fue dado – continúa- pero que luego tuve que decidir usar. Es decir, si hubiera nacido hace 100 años creo que habría sido de esas personas que servían a los dioses y diosas. En otras palabras, siento que mis ancestros me enviaron a contar historias, porque yo no lo logré. Ellos me lo dieron”.

La escritora atravesó un período de casi una década sin escribir. Doce años pasaron entre su novela Americanah, publicada en 2013, y su más reciente trabajo. “Tuve una sequía creativa que se prolongó demasiado y me hizo sentir muy triste y deprimido. Pero también creo que es algo inherente al proceso creativo”, recuerda durante su paso por la Feria del Libro de Sharjah.

En ese período, para sobrellevar la ausencia de escritura de ficción, leyó sobre otros creadores que, al igual que ella, habían atravesado una sequía de trabajo. “Fue reconfortante saber que esto sucede en todas las disciplinas artísticas”, comenta. “Pero hubo años en los que no pude escribir ficción. Escribí muchas cosas, pero no podía escribir ficción. Y escribir ficción requiere mucho trabajo. Creo que mi propósito en la vida es escribir ficción, por eso, fue horrible. Estaba muy triste y pasé mucho tiempo intentando disimular mi tristeza, pero era imposible”, admite con su nueva novela reposando en una mesa en un costado suyo y muchos otros ejemplares en las manos de su audiencia, que esperarán hasta casi las 11 de la noche para que la escritora les firme un ejemplar.

La Feria del Libro de Sharjah convoca cada año a más de 2 millones de personas.La Feria del Libro de Sharjah convoca cada año a más de 2 millones de personas.

Luego del bache creativo devino el duelo: sus padres murieron durante la pandemia de Covid-20 en un corto plazo y de manera inesperada. Para Ngozi Adichie fue un golpe que no vio venir que se sumó a, como lo llama ella, su “sequía creativa”. “Parecía una novela malísima”, comenta sobre su historia de vida, increíble pero real. “A menudo he dicho que si tuviera un alumno que escribiera una historia así, donde el padre muere y luego, unos meses después, el día del cumpleaños del padre, muere la madre, le diría al alumno que la historia es demasiado exagerada. Nadie la creería”.

Sin embargo, fue la muerte de su madre la que la devolvió a la ficción. “Creo firmemente que el espíritu de mi madre me ayudó. Siento con mucha fuerza que cuando alguien nos deja físicamente, algo permanece. Creo que ella me ayudó porque después de casi diez años sin escribir ficción, de repente pude volver a hacerlo. Los personajes habían estado en mi cabeza, las ideas habían estado dando vueltas, pero no había podido plasmarlas. De repente estaba escribiendo y escribí este libro relativamente rápido, considerando que mi última novela me llevó cinco años”, revela.

La escritora es muy cauta en no caer en los giros románticos obvios con los que podría leerse su historia de vida. “Soy una escritora muy lenta y creo que mi madre me ayudó. No es que crea que escribir pueda o deba ser terapéutico. No hizo que el dolor desapareciera, pero hizo que los días pasaran. Estoy muy agradecida por eso y también porque este no es un libro sobre el duelo en absoluto. Es decir, lo escribí en un estado de duelo, pero a veces, mientras escribía, me detenía y simplemente me reía. Y estaba muy agradecida por eso”, plantea.

La charla continúa sobre devenires feministas y cómo puede serlo y al mismo tiempo ser una fashionista que lleva prendas nigerianas para, de alguna manera, hacer que su voz acerque al público a su continente. También habrá tiempo para mencionar la reciente elección del alcalde de Nueva York, el político demócrata, ultraprogresista, musulmán y fuertemente criticado por Donald Trump, Zohran Mamdani. Ngozi Adichie reveló que siguió atenta la elección pese a que no vive en esa ciudad y el público respondió con gritos de festejo al mencionar al joven político.

Redacción

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