El 11 de octubre de 2016, Nuria Couto (18) estaba con un amigo en el Parque Irala, en La Boca. Mariano Bonetto (36) se acercó a charlar con ella, sacó una navaja y le clavó 17 puñaladas. Siguió con Natalia Grenbenshicova (15), quien recibió cinco. Ambas jóvenes fallecieron. Los testigos coincidieron que los ataques empezaron de la nada.
Rodrigo Roza (51) llegó a la avenida Figueroa Alcorta, a metros del museo MALBA. Luego de arrojar un ave muerta que guardaba en una mochila, y de gritar frases sobre Dios, el sol y el universo, mató de cuatro cuchilladas a Juan Pablo Roldán (33), un policía de la Federal.
Oscar Gustavo Valdez (29) le robó la pistola a la oficial de la Policía de la Ciudad Maribel Zalazar (35) y la mató. El episodio ocurrió en la estación Retiro de la línea C de subte. «Yo soy el jefe, yo gané, yo gané», se le escuchó gritar al agresor cuando los policías se lo llevaban detenido.
¿Por qué hizo algo así? ¿Por qué una muerte tan siniestra?», le dijo a Clarín Hernán Rodrigo, hermano de Melchor Rodrigo (43). El neurólogo que murió después de ir a cenar a la casa de su paciente, Felipe Pettinato (30). El departamento quedó consumido por el fuego.
El caso de Alfredo Marcenac (18), asesinado por Martín Ríos, conocido como «el tirador serial de Belgrano», o el reciente asesinato de María Vilma das Dores Cascalho da Silva Bosco en plena calle Corrientes son solo algunos ejemplos de una violencia irracional.
«Ese mismo hombre hace dos semanas atrás me propinó un golpe muy fuerte en mi hombro, me quiso dar en la cara pero lo esquivé. La policía me dijo que era psiquiátrico y no podían hacer nada por que estaba en situación de calle», dijo una mujer que prefiere no revelar su identidad sobre el agresor de la turista brasileña.
Mariano Bonetto mató a Natalia Grenbenshicova y Nuria Couto en La Boca y finalmente lo declararon inimputable.En la mayoría de estos crímenes, los asesinos fueron declarados inimputables lo que pone una vez más a la salud mental en el centro de la escena y abre los interrogantes: ¿Qué se está haciendo desde el SAME para tratar de prevenir esta clase de episodios? ¿Qué dice la ley de Salud Mental?
«Las ambulancias psiquiátricas estan trabajando todo el día», dice Daniel Mosca, coordinador del equipo de Factores Humanos del SAME. Dentro de sus respondabilidades está la Telemedicina psiquiátrica.
Los números respaldan su preocupación. Entre diciembre de 2024 y junio de 2025 se registraron en la Ciudad 5.360 auxilios psiquiátricos, con un promedio mensual de 766 atenciones. Ese volumen representa el 5,58% del total de emergencias médicas atendidas por el SAME en ese período (96.567).
«Tenemos mucha demanda», reitera Mosca y explica que cuando entra una llamada a la central telefónica, la primera respuesta la dan los médicos emergentólogos. Si detectan que se trata de un problema psiquiátrico, evalúan el caso y deciden el tipo de intervención.
En algunos casos, derivan la situación al equipo de Factores Humanos, integrado por psicólogos y psiquiatras. “En muchas ocasiones lo que se intenta es resolverlo a través de una videollamada”, señala.
Pero cuando el alerta indica una situación más grave se envía la ambulancia más cercana al lugar del hecho. Si durante la evaluación se determina que es necesaria la presencia de un psiquiatra, recién ahí se convoca a la ambulancia especializada, conocida como zona 12 o la otra unidad del Hospital Alvear. La Ciudad tiene dos y ambas cuentan con chofer y médico psiquiatra.
«La mayoría de las emergencias psiquiátricas se resuelven a través de la telemedicina o de un médico generalista. Hay muy pocos lugares en Argentina y en el mundo donde frente a una emergencia psiquiátrica va a una ambulancia con un médico psiquiatra arriba», indica.
Según Mosca, «muchos tienen que ser atendidos por la telemedicina o por los médicos generales porque dos psiquiatras no darían abasto si tuvieran que atender todas las emergencias psiquiátricas».
Hernán Rodrigo, hermano de Melchor, quien murió en el incendio del departamento Felipe Pettinato. Foto: Guillermo Rodríguez Adami.Además, el coordinador explica que estas ambulancias también intervienen en cumplimientos de órdenes judiciales y traslados de pacientes.
“En muchos casos, los jueces ordenan que un paciente sea evaluado en su domicilio y la ambulancia psiquiátrica realiza esa evaluación”, detalla. Y esto hace que la demanda de las dos unidades sea muy alta.
El debate por una nueva ley
La Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 establece que toda internación debe realizarse con el consentimiento informado del paciente o de su representante legal, lo que en muchos casos limita el accionar de los familiares de la persona afectada.
Sin embargo, este consentimiento es válido solo cuando la persona se encuentra lúcida y comprende su situación. Si durante la internación pierde esa lucidez, el consentimiento queda anulado y la internación pasa a ser involuntaria.
En estos casos, se le da la intervención a un juez. A su vez, la ley exige la firma de dos profesionales de distintas disciplinas, la demostración de un riesgo cierto e inminente y la ausencia de alternativas ambulatorias.
Estas exigencias, pensadas para garantizar derechos, se convirtieron en uno de los principales obstáculos del sistema de salud mental.
Los protocolos y plazos judiciales pueden retrasar decisiones clínicas urgentes y dificultar la intervención en cuadros clínicos graves, lo que alimenta el debate sobre la necesidad de revisar la ley actual.
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