El reciente estreno de 50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa volvió a abrir algunos de los recuerdos más dolorosos para los padres del joven asesinado en Villa Gesell. En el primer episodio, Graciela Sosa revive ante cámara la última conversación que tuvo con su hijo antes de que viajara con sus amigos a la mencionada ciudad balnearia, un momento íntimo que quedó grabado en su memoria.
“Me dijo que quería irse de vacaciones con los amigos, que sería lo último que iba a hacer porque después cada uno iba a seguir su camino (luego del colegio)”, recuerda Graciela en la serie. Con la voz quebrada, detalla que su hijo estaba convencido de que ese viaje significaba cerrar una etapa y dar comienzo a otra. Fernando y su grupo acababan de terminar el colegio y querían disfrutar unos días juntos antes de separarse para comenzar la vida universitaria.

La madre también comparte cómo fue autorizar ese viaje, que Fernando deseaba profundamente. En el documental relata: “Me dijo que quería irse de vacaciones con los amigos, que sería el último que hacía. Y yo le decía: ‘¿Y por qué último?’. ‘Y porque ya cada uno eligió una carrera, cada uno ya tiene novia y cada uno va a seguir su camino, su trayecto, a pesar de que siempre seremos amigos’, me decía. Fue ahí también la decisión de darle la oportunidad a mi hijo de que vaya de vacaciones”.
Ese viaje que debía ser una despedida simbólica del colegio terminó transformándose en una tragedia. Fernando, de 18 años, murió tras una brutal golpiza a la salida del boliche Le Brique. En la docuserie, su madre vuelve sobre el instante en que recibió la noticia: “Cuando recibimos la noticia fue algo muy difícil para nosotros. Ninguna madre esperaría una noticia así, tan fuerte. Ir a Villa Gesell, a reconocer el cuerpo de Fer…”.
Lo que sigue es uno de los testimonios más conmovedores del documental. “En el momento que llegué a ese lugar, entrar a reconocer a mi hijo fue lo más fuerte para mí”, afirma. Y agrega un recuerdo que resume la dimensión del dolor: “Recuerdo que un señor me dijo ‘no lo toque, señora’, y yo tenía esas ganas de abrazarlo porque sabía que era la última vez que lo iba a abrazar. Le di un beso en la frente, nada más”.
Qué se sabe de los 8 detenidos por el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa
A cinco años del asesinato de Fernando Báez Sosa, los ocho jóvenes condenados continúan privados de su libertad, aunque cada uno atraviesa una realidad distinta dentro del penal que le tocó para cumplir su condena.

- Ciro Pertossi, sentenciado a prisión perpetua, permanece alojado en un pabellón separado del de Thomsen. Conserva una rutina estable que incluye salidas al patio y encuentros periódicos con su familia.
- Luciano Pertossi, también con pena perpetua, tiene 23 años y se encuentra en una celda apartada del resto por decisión del servicio penitenciario. En su entorno negaron la versión de un intento de suicidio.
- Enzo Comelli continúa cumpliendo perpetua y suele sumarse a las actividades grupales del penal, especialmente las recreativas que organiza el área de tratamiento.
- Matías Benicelli, otro de los cinco condenados a perpetua, asiste a los talleres educativos que se dictan en la alcaidía como parte del programa de reinserción.
- Blas Cinalli, uno de los tres partícipes secundarios condenados a 15 años, mantiene una rutina similar a la del resto: participa de clases, ejercicios físicos y actividades de esparcimiento.
- Ayrton Viollaz, que también recibió 15 años de pena, forma parte de los grupos de estudio y recreación dentro del penal.
- Lucas Pertossi, el mayor de todos, con 26 años, cumple una condena de 15 años y se encuentra estudiando abogacía desde la cárcel. Según contó su padre en una entrevista, también realiza talleres de huerta y cocina para mantenerse activo.
- Máximo Thomsen, hoy de 25 años, continúa detenido en la Alcaidía N.º 3 de Melchor Romero, donde recientemente fue separado del resto de los rugbiers tras una pelea con otro interno. Aun así, sigue participando de los talleres educativos y de derechos dentro del penal.





