El caso estalló primero en los teléfonos antes que en los despachos oficiales. En Gramado, un pequeño paraje de la provincia de Misiones, la imagen de una nena de 12 años embarazada empezó a circular por redes sociales hasta convertirse en tema de conversación provincial. Recién entonces la situación llegó a oídos de las autoridades.
“La nena está bien y manifiesta que quiere tener a su bebé”, aseguró la directora del Área de Niñez y Familia de Bernardo de Irigoyen, Romina Cunha, una de las funcionarias que tomó intervención ni bien se supo lo ocurrido. La frase, sin embargo, convivió desde el inicio con otra preocupación: el embarazo se dio en una niña, en un contexto de vulnerabilidad y con sospechas de abuso sexual.
Cunha relató que se enteró del caso como cualquier vecino. “Tuve conocimiento a través de las redes sociales, así como todas las autoridades de la localidad, porque esto se viralizó de una forma increíble por toda la provincia”, contó al streaming Arriba Misiones.
Según explicó, la madre de la menor —que se había mudado recientemente desde Andresito al paraje Gramado— pidió ayuda a una organización para construir su casa. Fue en ese marco solidario que se advirtió que la niña cursaba un embarazo de 14 semanas.

Hasta ese momento, nadie del hospital, ni de la Comisaría de la Mujer, ni del Poder Judicial tenía registro de lo que estaba pasando. “El hospital no tenía registro de esta situación, ni la Comisaría de la Mujer, ni el Poder Judicial. Todos nos enteramos a través de las redes sociales”, puntualizó Cunha, marcando una falla grave en la detección temprana.
Tras la difusión del caso el lunes, el martes se activó la red sanitaria. “Ayer se le hicieron los análisis, ecografía, vacunas, se le dio ácido fólico y demás. Ella se encuentra bien de salud y manifestó que quiere tener a su bebé”, detalló la funcionaria. Desde lo médico, la niña fue evaluada y comenzó a recibir controles, pero las preguntas de fondo apenas empezaban a formularse.
La directora también describió el entorno familiar de la chica: “La hermana de 15 años ya es mamá y está en concubinato. Su madre tiene 31 años y también fue madre muy joven. Es una familia que ve esto como algo natural, cultural diría yo”.
El patrón de maternidad temprana se repite y aparece como parte de una cultura donde los embarazos adolescentes —e incluso infantiles— no son percibidos como un problema, sino como parte del paisaje.
Aun así, hay un dato central que todavía falta esclarecer: quién es el padre del bebé. “No mencionan quién es el padre de la criatura, eso ya la Justicia se hará cargo de investigarlo”, indicó Cunha. Con el correr de las horas, crecieron las sospechas de abuso sexual, y el caso se judicializó con la intervención del Juzgado de Familia y un equipo forense.

Cunha también derribó una de las versiones que circularon en redes, que apuntaba a un supuesto compañero de escuela: “La nena no está escolarizada, abandonó sexto grado y este año no fue a ninguna escuela. Ya se nombró a otra persona más grande, entonces la idea del compañero hay que descartarla”. La desescolarización, sumada a la falta de controles sanitarios, ayuda a entender cómo se llegó a este punto sin que ningún organismo detectara la situación antes.
Uno de los elementos que más inquietó a la funcionaria fue la manera en que la nena y su familia percibían lo que estaba ocurriendo. “La nena no es muy consciente de la situación. Para ella es algo natural. Manifestaron que estaban contentas por la ayuda económica que iban a recibir, mientras que yo estaba preocupada porque es una nena de 12 años embarazada y desconocemos qué fue lo que pasó”, subrayó.
En su análisis, Cunha dejó en claro que el caso de Gramado no es una excepción sino la punta de un problema estructural. “Es muy común en esta región encontrar adolescentes embarazadas o niñas con bebés en brazos. Por eso siempre sugiero que se trabaje con la Educación Sexual Integral (ESI), especialmente en las escuelas rurales, porque es fundamental que los chicos tengan información y herramientas”, señaló.
La funcionaria insistió en que la falta de educación sexual y la naturalización de la maternidad precoz se combinan con contextos de alta vulnerabilidad y posibles abusos. “Se habla de educación sexual en los diseños curriculares, pero son pocos los docentes que realmente lo aplican con el enfoque necesario. Es algo que debería ser transversal y obligatorio”, afirmó, apuntando a una deuda concreta entre las políticas públicas y la realidad de los pueblos del interior.
Mientras la investigación judicial intenta reconstruir qué pasó, quién fue el responsable y si existieron otros hechos previos, el municipio coordina la asistencia sanitaria y social a la niña. “Desde el área de Niñez vamos a acompañarla en todo su embarazo, si es que así lo decide”, concluyó Cunha.





