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viernes, noviembre 14, 2025

La Avenida Paulista, el alma brutalista de América Latina

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Brasil es un país demasiado grande como para tener una sola capital. Por eso tiene tres: una oficial, la majestuosa Brasilia, capital ex machina expresamente creada para albergar el corazón del Estado en el centro del territorio; una turística, la siempre fascinante, calurosa y danzante Río de Janeiro; y una económica, la cosmopolita São Paulo, donde late el pulso financiero de una nación que tiene el tamaño de un continente.

Es ilusorio pretender capturar el alma de São Paulo en una sola visita: la ciudad es demasiado grande, demasiado variada, a veces demasiado caótica, como para fijarla en un puñado de instantáneas. Sin embargo, una caminata por la Avenida Paulista —el corazón simbólico y vital de São Paulo, una arteria que define el paisaje de la ciudad más poblada y rica de Brasil, a la vez que narra su evolución a lo largo de más de un siglo— ayuda a descifrar la historia, la ambición y la constante reinvención de la urbe.

El Espigão da Paulista o Espigão Central, que se llama así porque la Avenida Paulista se superpone justo sobre su eje principal, es la zona más alta del centro ampliado de São Paulo. En la selva de torres y autos cuesta entrever cómo era a fines del siglo XIX, cuando los visionarios paulistas que buscaban expandir la ciudad más allá de sus límites tradicionales —como la Praça da República o los Campos Elísios— dieron vida a esta imponente avenida. Fue el ingeniero Joaquim Eugênio de Lima quien, junto al Dr. Clementino de Sousa e Castro, encendió la chispa de este proyecto ambicioso. Inaugurada un 8 de diciembre de 1891, la Avenida Paulista se erigió como un bastión para quienes buscaban un nuevo espacio en la metrópolis en crecimiento.

La Casa das Rosas (Avenida Paulista 37) es hoy día una de las pocas herencias que perduran de aquellos tiempos. Reconvertida en espacio cultural, cuenta la historia de la elegante mansión, y de la propia avenida.

Inicialmente, la Avenida Paulista tenía unos 2.800 metros de largo y 28 metros de ancho, que incluían una calzada principal de tierra compactada, áreas verdes laterales —porque se había proyectado como avenida residencial, con mansiones rodeadas de jardines— y espacio para el tránsito de carruajes y peatones. La idea era ofrecer una vía de circulación amplia y elegante, inspirada en los bulevares de París. Con el tiempo, especialmente a partir de mediados del siglo XX, la avenida fue ensanchándose y transformándose para adaptarse al creciente tránsito vehicular y a su nueva función como eje financiero y comercial de São Paulo. Nueve años después de su inauguración, en 1900, comenzaron a circular los primeros tranvías eléctricos.

Durante aquellas primeras décadas del siglo XX era una zona estrictamente residencial, hogar de las familias más acaudaladas de São Paulo: desde los prósperos hacendados del café hasta los emergentes millonarios del comercio y la industria. Los palacetes, construidos bajo estándares urbanísticos innovadores, mostraban una diversidad de estilos que iban del neoclásico al art-nouveau, pasando por el morisco y el florentino. En 1909 la Avenida Paulista se convirtió en la primera vía pública asfaltada de São Paulo, un avance logrado con material importado de Alemania, que era una novedad incluso para Europa y Estados Unidos.

Hasta mediados de los años 50 la Avenida Paulista siguió siendo residencial. Sin embargo, el dinamismo económico de São Paulo impulsaría una transformación radical. A partir de 1952, una nueva legislación municipal permitió la construcción de edificios institucionales y de servicios. Las décadas de 1960 y 1970 marcarían un cambio sísmico en el paisaje urbano: el surgimiento de los característicos “espigões”, imponentes edificios de oficinas que, con un promedio de 30 pisos, comenzaron a redefinir la silueta de la avenida. Bancos y grandes grupos financieros, antes concentrados en el centro histórico, migraron hacia la Paulista, llevando consigo una nueva ola de restaurantes y cines (no solo sobre la avenida, sino también en sus inmediaciones).

La Avenida Paulista, según Agostinho Batista de Freitas, en 1955, parte de una gran muestra temática en el MASP

La transformación fue tan grande como definitiva. Se ensanchó el espacio para los autos avanzando sobre los terrenos, incluida una parte de la Casa das Rosas, y se crearon los icónicos calçadões, calles peatonales pavimentadas con mosaicos de piedra características del centro histórico y algunas zonas comerciales.

Algunos edificios emblemáticos de este período siguen orgullosamente en pie. El Conjunto Nacional, inaugurado en 1956 y construido sobre el antiguo palacete residencial de Victor Dubugras, fue un pionero en la mezcla de usos, con áreas comerciales, la sede de una importante radio, cines y residencias. También se destaca el Edificio Anchieta, proyectado en 1941, y el Edificio de la FIESP, inaugurado en 1979, que suma un teatro, una galería de arte, espacios de exposiciones interactivas y de presentaciones musicales (muchas de estas propuestas son gratuitas). El Museo de Arte de São Paulo (MASP) acaba de inaugurar un edificio anexo, una noticia que tiene un fuerte impacto en la vida cultural de la ciudad. Desde su creación el museo es un hito de la arquitectura del siglo XX. Fue diseñado por Lina Bo Bardi y terminado en 1968, en presencia de la reina Isabel II. La arquitectura fue polémica: el espacio de exhibición está formado por un solo bloque de concreto con ventanas, suspendido y apoyado sobre dos columnas de hormigón. El contraste con su espléndida colección de arte europeo y brasileño solo aumenta su encanto. Algunos años después de la inauguración del MASP, en 1976, el Conjunto Nacional instaló su icónico reloj luminoso de 2.400 m², visible a 15 km de distancia, un faro en la noche paulista (que se vio afectado por la Ley de Ciudad Limpia. Si bien la estructura se conservó, el cartel publicitario fue retirado porque no estaba protegido al igual que el edificio).

A partir de los años 90 la Avenida Paulista volvió a transformarse. La migración de compañías financieras hacia nuevas zonas liberó espacios y permitió el crecimiento de espacios culturales y comerciales. Esta nueva vocación cultural, sumada a la inauguración de una ciclovía y la apertura de la avenida a los peatones los domingos, la convirtió en un lugar de intensa visita y convivencia.

Hoy, la Avenida Paulista es un destino en sí mismo, con algunos puntos imperdibles para el viajero:

• El MASP, que desde 1979 organiza una Feria de Antigüedades los domingos.

• El SESC Avenida Paulista, reinaugurado en 2018 tras una reforma que consolidó su tradición de actividades integradas de ocio, cultura y deporte.

• La Japan House y el Instituto Moreira Salles, inaugurados en 2017, dedicados a la cultura japonesa y a la fotografía y artes visuales, respectivamente. Sus actividades abarcan desde la fotografía y el cine hast la música y la literatura. El edificio tiene su propia cafetería y biblioteca.

• La Casa das Rosas, un hermoso casarón del período residencial que, tras una cuidadosa restauración, reabrió en octubre de 2023 como museo centrado en las transformaciones urbanas y la memoria del poeta Haroldo de Campos.

• La Escola Estadual Rodrigues Alves y el Instituto Pasteur, dedicados a la educación y la investigación científica.

Diariamente, miles de personas de todas las regiones de la ciudad y de fuera de ella circulan por la avenida, que es también escenario de grandes eventos:

• Las fiestas de Réveillon atraen cada año a millones de personas para dar la bienvenida al Año Nuevo.

• La Parada del Orgullo LGBT de São Paulo, considerada la más grande de Brasil y una de las mayores del mundo.

• La tradicional Corrida de São Silvestre, que cada 31 de diciembre, inicia su recorrido frente al edificio de la TV Gazeta.

• Las manifestaciones sociales y políticas que marcan el pulso de la vida social de la ciudad.

• Ferias de artesanías, los domingos y feriados, además de una feria de antigüedades debajo del MASP.

MASP, el principal museo de arte de San Pablo

Hace casi una década un decreto oficializó la apertura de la avenida como espacio de ocio los domingos y feriados nacionales, bajo el programa “Ruas Abertas”. Entre las 10h y las 19h, la vía se restringe a peatones y ciclistas para que puedan realizarse eventos gratuitos, shows y actividades culturales. Esta medida fomentó la convivencia y la práctica deportiva, subrayada por la ciclovía inaugurada en 2015.

La Avenida Paulista tiene también áreas verdes y recreativas, además de incontables negocios y grandes centros comerciales, pero al mismo tiempo subraya su carácter internacional porque concentra el mayor número de consulados en São Paulo: allí se levantan las representaciones de países como la Argentina, Japón, Italia, Francia y Corea del Sur. Caminarla es viajar por la historia de Sao Paulo: más que una calle, es un destino en sí mismo, un lienzo que traza la vida y la identidad de São Paulo.

Redacción

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