El Día Mundial de la Diabetes (DMD) fue creado en 1991 por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de la Diabetes en respuesta al aumento de la preocupación por la creciente amenaza para la salud que representaba esta enfermedad.
El Día Mundial de la Diabetes se convirtió en un día oficial de las Naciones Unidas en 2006 con la aprobación de la Resolución 61/225 de las Naciones Unidas. Se celebra cada año el 14 de noviembre, aniversario del nacimiento de Sir Frederick Banting, quien descubrió la insulina junto con Charles Best en 1922.
Diabetes, alimentación saludable y calidad de vida
Así, cada 14 de noviembre el Colegio de Nutricionistas bonaerense señalan que representa una oportunidad clave para recordar el poder que tiene la alimentación en la mejora de la calidad de vida de quienes viven con esa patología.
La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre debido a una deficiencia en la producción o en la acción de la insulina. Su incidencia está en aumento a nivel mundial, impulsada principalmente por el sedentarismo, el sobrepeso, el estrés y los malos hábitos alimentarios. La amplia mayoría de los casos son de diabetes tipo 2 y puede prevenirse o incluso revertirse con un estilo de vida saludable y una nutrición basada en plantas (NBP). En tanto, en la diabetes tipo 1 el páncreas no produce insulina, por lo tanto, la glucosa no puede ingresar a las células. Generalmente comienza antes de los 30 años y su tratamiento requiere seguir un plan de alimentación adecuado y la aplicación de inyecciones de insulina todos los días.


“La alimentación cumple un rol central en este proceso. No se trata de ‘hacer dieta’, sino de aprender a comer de forma equilibrada, consciente y sostenible en el tiempo”, explicó la licenciada en Nutrición (MP 5276), Victoria Núñez, matriculada en el Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires.
Una alimentación saludable para prevenir o controlar la diabetes incluye el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas magras y grasas de buena calidad, limitando los alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y bebidas azucaradas. Es importante comprender cómo influyen los alimentos en la glucemia, aprender a leer etiquetas, organizar las comidas y adoptar rutinas que incluyan el movimiento son pasos esenciales para empoderar a las personas y ayudarlas a tomar decisiones más saludables.
Alimentación equilibrada, la clave
En ese sentido, Núñez señaló: “Como nutricionistas tenemos un papel fundamental en el abordaje de la diabetes. Acompañamos al paciente no solo en la planificación de su alimentación, sino también en la construcción de hábitos duraderos y realistas, considerando su entorno, su cultura alimentaria y sus emociones. La educación nutricional personalizada puede transformar la relación con la comida y mejorar los resultados del tratamiento”.


La diabetes no solo afecta los niveles de azúcar en sangre, sino también la salud cardiovascular, renal y ocular, entre otras. Por eso, una alimentación equilibrada no solo busca controlar la glucosa, sino también proteger el corazón y reducir el riesgo de complicaciones.
“La prevención comienza en la mesa y se sostiene en el tiempo. Cada elección cuenta. Priorizar alimentos frescos y no tanto de paquete, moverse más y realizar controles con profesionales de la salud idóneos en el tema, son acciones simples que pueden salvar vidas”, destacó la nutricionista.
“La educación, el acompañamiento profesional y la conciencia colectiva son las herramientas más poderosas para construir un futuro más saludable”, concluyó.





