La Escuela Técnica N° 8 Jorge Newbery de Villa Luzuriaga es la única institución de aeronáutica de La Matanza. Con más de 1.800 alumnos y 500 profesores, es una de las 15 escuelas de todo el país que cuenta con más de 80 años de trayectoria en la formación de técnicos aeronáuticos. Y en el marco de una nueva exposición abierta a la comunidad, los estudiantes presentaron el primer helicóptero eléctrico del país.
El “Proyecto CICARE” comenzó en 2024 con la donación de una aeronave por parte de un exalumno y luego adaptada por los alumnos, bajo la guía de sus docentes. En diálogo con El1, Nicolás Moreno, docente de la Escuela Técnica N° 8, compartió que el helicóptero se encontraba abandonado en el Aeropuerto Internacional de San Fernando.
“Para Luis, el exalumno que donó la aeronave, era muy importante porque en ella realizó muchas horas de vuelo y fue insignia de su empresa. Cuando dejó de operar, decidió donarla a la escuela porque pensó que era el mejor lugar donde podía estar. La misma gente del aeropuerto y muchos talleres, fueron quienes nos transportaron el helicóptero hasta nuestras instalaciones”, explicó.
Durante todo este año, los alumnos de séptimo año trabajaron en el armado de la aeronave, que incluyó la puesta en valor de los motores y los sistemas eléctricos e instrumentales. Como resultado, desarrollaron un simulador de vuelo para pilotos de helicópteros totalmente eléctrico, el primero en el país.


El futuro de los técnicos y de la aviación
Para Agustín Pugliese, alumno de la Escuela Técnica N° 8, este trabajo representa “el futuro de los técnicos y de la aviación”. “Su motor original era pistonero de dos tiempos y estaba muy deteriorado. No lo podíamos hacer funcionar, entonces se nos ocurrió hacerlo eléctrico. Es totalmente sustentable”, destacó.
A la hora de trabajar en su restauración y adaptación, los estudiantes respetaron los requisitos del helicóptero y contaron con el apoyo constante de la fábrica CICARE, que donó los materiales. “El helicóptero es totalmente eléctrico. Cuenta con luces de navegación, tiene luces, un tacómetro digital para medir las RPM del rotor principal y está energizado con un generador de tierra con el que nos libramos del combustible”, compartió Pugliese.




El helicóptero puede utilizarse todo el tiempo deseado mientras el grupo esté conectado aunque, por el momento, los alumnos hacen puestas en marcha cortas. “Esto ya no es más un simulador para formar pilotos, sino que está pensado para formar técnicos en el presente y en las futuras generaciones. Para el día de mañana, cuando hagamos las pasantías en alguna empresa aeronáutica, no solo iremos con la teoría, también con la práctica”, celebró.
En este contexto, Moreno destacó el acompañamiento de docentes, alumnos, exalumnos, padres y talleres en el desarrollo de los proyectos educativos. “Estamos muy contentos de tener una escuela abierta, con un equipo directivo que nos apoya mucho en este tipo de proyectos, además de todas las industrias y personas a las que fuimos a golpearles las puertas que también nos han ayudado un montón”, manifestó.




Helicóptero eléctrico y una avioneta restaurada: los principales proyectos
Además del helicóptero eléctrico, uno de los principales proyectos presentado por alumnos de la escuela Jorge Newbery fue una avioneta restaurada que formó parte de un secuestro en operativo contra narcotráfico en la ciudad de Rosario.
“Esta aeronave fue usada para delinquir pero, a través de mucha gente que nos ayudó, pudimos solicitarla para la escuela. Volvió a la comunidad como material didáctico y se usa para la formación técnica y profesional. Docentes y estudiantes realizamos el mantenimiento del motor y todo el interior”, celebró Moreno.
En tanto, Marcelo Aquino, jefe del Departamento de Electromecánica de la institución, destacó los proyectos que se realizan en el laboratorio mecanizado. “Aquí fabricamos distintos tipos de piezas mecánicas a partir de un diseño previo. Luego lo programan en las máquinas automáticas y se produce la fabricación. Es un proceso automático que tiene que controlarse, simularse y corregirse para evitar incidentes”, señaló.
Y agregó: “Son herramientas costosas y para nosotros es lo mejor que tenemos en esta especialidad. Las máquinas las tenemos hace poco más de 15 años. Los procesos llevan muchas horas de fabricación y más de 140.000 renglones de programación. Los chicos llegan al producto final pasando por todas las fases de aprendizaje. Ellos manejan la maquinaria y hacen la operación. Es un gran logro de la escuela ofrecer esto a los alumnos”.





