El empresario Cristiano Rattazzi volvió a encender la mecha de la polémica. El pasado jueves, en medio de un debate público sobre la reforma laboral, lanzó declaraciones tan estigmatizantes como funcionales al ajuste: «Les enseñaron que su vida era narcotráfico, robar o un plan, ahora van a tener la posibilidad de trabajar», dijo, en el marco de la conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) refiriéndose a los habitantes del conurbano bonaerense y a la reforma laboral que el gobierno de Milei planea enviar al Congreso en diciembre para discutir en sesiones extraordinarias.
“La reforma laboral es obvio que hay que hacerla”, sostuvo, y señaló que, de aprobarse, «será más fácil rotar gente», en clara alusión a la posibilidad que tendrán los empresarios para despedir a sus trabajadores sin grandes consecuencias.
No es la primera vez que desde el sector empresario se recurre a este tipo de argumentos para defender viejas recetas de flexibilización laboral, pero el nivel de desprecio con el que el expresidente de FIAT se refirió a millones de trabajadores y trabajadoras no deja de indignar, como lo hizo esta semana también la imagen que llegó desde Ledesma, donde los ejecutivos tiraron a una trituradora un muñeco de un obrero para celebrar el fin de la zafra.
El empresario Cristiano Rattazzi volvió a encender la mecha de la polémica. Este jueves, en medio de un debate público sobre la reforma laboral, lanzó declaraciones tan estigmatizantes como funcionales al ajuste: «Les enseñaron que su vida era narcotráfico, robar o un plan, ahora van a tener la posibilidad de trabajar», dijo, en el marco de la conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) refiriéndose a los habitantes del conurbano bonaerense y a la reforma laboral que el gobierno de Milei planea enviar al Congreso en diciembre para discutir en sesiones extraordinarias.
“La reforma laboral es obvio que hay que hacerla”, sostuvo, y señaló que, de aprobarse, «será más fácil rotar gente», en clara alusión a la posibilidad que tendrán los empresarios para despedir a sus trabajadores sin grandes consecuencias.
No es la primera vez que desde el sector empresario se recurre a este tipo de argumentos para defender viejas recetas de flexibilización laboral, pero el nivel de desprecio con el que el expresidente de FIAT se refirió a millones de trabajadores y trabajadoras no deja de indignar, como lo hizo esta semana también la imagen que llegó desde Ledesma, donde los ejecutivos tiraron a una trituradora un muñeco de un obrero para celebrar el fin de la zafra.
El empresario defiende la reforma laboral con el mismo argumento de siempre: hay que modificar leyes que —según él— solo generan informalidad y facilitan la «cultura del plan» en el conurbano. Pero, ¿alguna vez la reducción de derechos laborales generó más empleo? La experiencia local y mundial muestra lo contrario: más flexibilización sólo significa más precarización, peores salarios y menos protección para quienes trabajan.





