Que el vino hay que entenderlo, que hay que saber, que es difícil. Hay un montón de mitos que conspiran contra la experiencia de beber una buena copa y, cada vez más, también hay profesionales que se dedican a comunicar el vino para que, justamente, más gente pueda disfrutar de esta bebida sin tantos prejuicios. Marisol de la Fuente es una de ellas. Y acaba de convertirse en la primera latinoamericana en ser elegida mejor influencer del vino del mundo.
La semana pasada, la International Wine & Spirit Competition (IWSC), una de las instituciones más reconocidas del sector a nivel mundial que se fundó en 1969, le dio en Londres el premio “Comunicador del vino del año”: es la primera vez desde que se entrega el galardón, hace una década, que lo recibe una persona hispanoparlante.
“Marisol se destaca por su notable alcance y su habilidad para conectar con las audiencias de múltiples maneras. Se comunica con autenticidad y energía, conectando tanto con amantes del vino hispanohablantes como angloparlantes. Es refrescante ver a una comunicadora tan dinámica representando un mercado diferente e incorporando nuevas voces al diálogo global sobre el vino”, destacó el jurado sobre la argentina, que el año pasado había estado entre los cinco finalistas.
“Para mí estos premios son como los Oscars de la industria. Es realmente la competencia más grande porque hay gente de todo el mundo. Entregan premios a productores de vinos y destilados de todo el mundo, en un montón de categorías. Tenés mejor bodega, mejor espumante, mejor red blend… De hecho, esta etiquetita con la sigla IWSC es la que vemos muchas veces en los vinos”, señala. Este año, llamativamente para ella, no hubo ningún vino argentino premiado, “pero sí en años anteriores”.
De la Fuente no esconde la emoción, pero asegura que lo que más la movilizó cuando anunciaron su premio fue ver a Argentina en la pantalla. “La mayoría de los jurados o son ingleses o europeos. Y yo tengo una cuenta en inglés muy chiquita, pero todo lo que hago es en español. Por eso para mí es un honor enorme, más allá de lo personal, darle un espacio a nuestro país donde nunca había estado”, remarca.
Alegría. La sommelier con el británico Mick O’Connell, integrante del jurado que la premió. La sommelier comunica en múltiples espacios a través de su cuenta @solsommelier. Tiene un canal de YouTube, un podcast (Vivimos) y está en todas las redes sociales: sólo en Instagram, tiene una comunidad de más de 170.000 seguidores. Y todo el contenido lo genera ella.
“Yo laburo un montón, y hago todo sola. Es también un mimo: hubo alguien de afuera, que no tiene nada que ver con la industria local, que lo vio y dijo ‘Che, lo que hace está persona está bueno’”, dice a Clarín.
Y lo que ella busca hacer, agrega, es “explicar de manera sencilla cosas que son complejas, como puede ser qué es una maceración carbónica a explicar por qué un vino de la Patagonia es distinto a un vino de Salta”.
Para lograrlo, a su propia personalidad se suma una sólida formación que incluye, además de haberse recibido en la Escuela Argentina de Sommeliers, un título de periodista, otro de licenciada en comunicación, un master en marketing y una actualización permanente en herramientas digitales y audiovisuales.
De la Fuente es periodista, licenciada en Comunicación y experta en Marketing. “Me ayuda a entender qué está pasando en los nuevos medios y las nuevas formas de comunicar, ver cómo unir esos mensajes y entender a la audiencia. Más que un show off personal, busco preguntarme en qué estoy ayudando al otro con esto que le estoy contando. Cómo un dato que le doy lo puede ayudar a que cuando vaya al supermercado, pueda elegir mejor qué vino va a comprar”, asegura.
Además de su pasión por el vino, Marisol tiene hoy un puesto global en el área del marketing de una empresa de primerísima línea. Esa convivencia entre sus dos profesiones le permite, afirma, tener mayor independencia a la hora de hacer su trabajo: casi nunca recomienda productos y que si lo hace, “es porque estoy segura de lo que estoy recomendando. La credibilidad para mí es clave. Porque si yo dejo de ser creíble y recomiendo cualquier pavada, estoy rompiendo mi marca personal”.
Con más de 25 años de trabajo en el mundo de la comunicación, el marketing y las relaciones públicas, el del vino la capturó en unas vacaciones en Mendoza con su marido. Fueron a hacer una degustación en una bodega, como todos los turistas, pero cuando la guía empezó a preguntar qué notas encontraban en los vinos, ella podía identificar algunas que para el resto pasaban desapercibidas.
Ahí se dio cuenta de que podía tener condiciones: cuando volvió a Buenos Aires quiso estudiar Enología (carrera que entonces sólo se podía cursar en Mendoza), y terminó anotándose en sommellerie. Se graduó en 2016 y empezó a hacer servicios para bodegas en ferias y eventos, después de su horario en la oficina. “Pero no quería trabajar en hotelería o en un restaurante, y me puse a pensar cómo podía mezclar las dos cosas, el vino y la comunicación. Así empecé”, recuerda.
Arrancó con una cuenta en Instagram en 2018, luego siguió con su sitio web, se fue sumando a más plataformas y a programas (actualmente es columnista en las radios Continental y Pop y en el canal de streaming Love/ST), empezó a dictar cursos, y el año pasado lanzó su libro «El vino sin vueltas».
Uno de sus consejos para los consumidores es que se animen a ir y preguntar en una vinoteca. Este premio, dice, es un impulso para seguir profundizando este camino, y de hecho le posibilitará dar una charla en abril en Italia en Vinitaly, una de las ferias más importantes de la industria.
—Con todo este recorrido, si tuvieras que resumir tres consejos básicos para el consumidor, ¿cuáles serían?
–Primero, que sea fiel a lo que le gusta, que no se deje influenciar. No porque todos toman tinto, hay que tomar tinto: si te gusta blanco, tomá blanco o si te gusta dulce, tomá dulce. Lo más importante es que disfrutes. El segundo, no tomes siempre lo mismo: andá a ferias y degustaciones para empezar a probar y conocer más, eso te va a ayudar a entrenar el paladar, y preguntá porque quienes están en estos eventos son gente que sabe y te pueden explicar qué estás tomando. Y el tercero, no hay que que guiarse por el precio porque lo importante no es eso ni cuánto pesa la botella, sino lo que está adentro. Leé la etiqueta y la contraeetiqueta para entender y no tengas miedo de ir a una vinoteca y preguntarle a alguien que sepa, está el mito de que es más caro pero no es así. Elegir un producto por el precio puede ser una decisión segura, pero te estás perdiendo un montón de opciones que incluso pueden ser iguales o mejores a un precio más económico.
AS






