Desde el primer encuentro entre Liam James Payne (1993-2024) y Kate Cassidy (26), apareció un matiz extraño: ella, influencer con vida propia en Florida; él, ex miembro de One Direction, con un hijo y una carrera que lo había expuesto al mundo entero. Según una fuente cercana a Cassidy, “Liam estaba en un estado diferente cuando Kate se encontraba cerca”.
Ella confesó que había sentido cariño por él “desde los diez años”. Lo hizo en una entrevista en la que compartió que su amor no fue espontáneo, sino casi predeterminado. El vínculo arrancó en octubre de 2022, con rumores tras una fiesta de Halloween, y se cristalizó en público en diciembre de ese año. Tal visibilidad, sin embargo, no contaba todo: el detrás de escena apenas comenzaba. En esta nota, todo lo que no sabías sobre Liam & Kate en palabras de su entorno íntimo.

Una relación con rasgos fuera de lo común y una dinámica «compleja»
Liam y Kate construyeron un vínculo con rasgos poco convencionales. No se trataba solo de un romance de celebridades: la influencer describió a Payne como su “mejor amigo” y su “ángel”, expresiones que denotan una intimidad casi mística. Tras su muerte, Cassidy escribió que lo amó “incondicional y completamente” y prometió seguir amándolo por el resto de su vida. En múltiples entrevistas dejó claro que él la extrañaba cuando ella salía y que corría para verla volver, una dinámica que hablaba de un lazo basado en la vulnerabilidad y cierta simbiosis.
Hace poco un amigo íntimo de Cassidy declaró que ella “sabe lo que ella y Liam tenían, y que fue muy, muy bueno”, y señaló que las especulaciones públicas posteriores a la tragedia no le hicieron mella al amor y al respeto de esa relación.
El dramático adiós comenzó a advertirse incluso antes de su fatal desenlace. Durante el viaje a Buenos Aires, la pareja vivió jornadas que combinaron giras, trámites y descanso, pero también instantes íntimos: la mañana que Cassidy voló de regreso a Florida compartieron un desayuno que ella calificó como “increíble” y luego dieron juntos un paseo a caballo.

Según su relato, la despedida se prolongó muchísimo: hablaron sin parar, ella le dijo cuánto lo amaba y él le advirtió, en tono casi profético, que estaba “actuando como si fuera la última vez” que lo vería. Él la instó incluso a quedarse más tiempo, pero ella partió: lo hizo para cuidar a su perra Nala -aseguró- y porque sentía que su estadía se estaba prolongando demasiado.
Días después, el 16 de octubre de 2024, Liam Payne cayó desde el balcón del tercer piso del Hotel Casa Sur en Palermo, Buenos Aires, y murió a los 31 años. Su deceso fue calificado como un accidente trágico. Mientras la autopsia reveló politraumatismos y los estudios toxicológicos señalaron la presencia de sustancias como cocaína, antidepresivos y alcohol, del caso sólo queda que la justicia determine la responsabilidad de los dos imputados, Braian Paiz y Ezequiel Pereyra, en relación con la entrega onerosa de estupefacientes.
La naturaleza de la relación de Payne y Cassidy no era superficial: cuando ella se refirió a él como su “amor incondicional” parecía que no se trataba sólo de una frase vacía. Después de su muerte posteó en Instagram que lo amaría por siempre, y afirmó que su entrega fue total, sin reservas. Un amigo de ella aseguró que lo que tenían era muy real, que no era una aventura pasajera, sino un proyecto de vida.

El duelo de Cassidy fue público y profundo. En un video publicado cerca del primer aniversario de la muerte de Payne confesó sentirse “extremadamente insensible”, que alguien podría “abofetearme y no lo sentiría”. Una amiga cercana contó que ella vivió un aislamiento marcado tras la tragedia, canceló muchas reuniones y dejó de sonreír: para su entorno, “definitivamente no estaba bien”. Además, desestimó con dureza los rumores que hablaban de encuentros de Payne con otros hombres o situaciones escandalosas antes de su caída: según la misma amiga, esos chismes no cambian “el amor y el respeto” que ella sentía por él.

En sus declaraciones más recientes, Cassidy llegó a mostrar señales de avance emocional. Sus cercanos aseguran que “está mejorando”, que incluso ya empezó a salir con amigos y que entiende que seguir adelante es lo que él hubiera querido. Al mismo tiempo, confesó que no está lista para rehacer su vida amorosa, pero que “no descarta” volver a tener citas, en función de un proceso personal de reconstrucción. Pero esa no es la única versión respecto a cómo funcionaba su relación puertas adentro.

La versión que muchos no quieren escuchar: de la faceta «aprovechadora» de Cassidy a la compulsión al sexting de Liam
Así como hay amigos que santifican la relación, hay quienes sostienen que existía una dinámica completamente distinta. Un allegado a la pareja que conocía profundamente cómo era la relación de ambos, hizo saber ante GENTE que se sentía “tan solo” que “muchas veces buscaba vínculos virtuales fugaces”. Se refiere más precisamente a experiencias en páginas de scorts, detalle que quedó a la vista en los episodios acontecidos en Buenos Aires, donde llamó a dos acompañantes con las que intimó en la suite 310 de Casa Sur.
Sus prácticas o sus elecciones no están en discusión ni puestas en juicio -cuenta la misma fuente-, sino que “exhiben un poco el vacío de Liam y exponen que la relación con Kate no era lo que se dice ‘perfecta’”. En relación a la reciprocidad entre la pareja, ese mismo amigo suma un detalle que habla de la vulnerabilidad que de alguna manera habría “aprovechado Cassidy”.

“Ella siempre le pedía dinero, casi como si le cobrara o tuviera una mensualidad”, reveló ante GENTE dando a entender que más que ser alguien que lo equilibrara en su delicada situación de adicción a las drogas, era una compañía que “parecía ponerle precio a todo”. Siempre en diálogo con este medio, la persona que compartió varios momentos íntimos con la pareja subrayó que “todos se aprovechaban de él, incluso su novia”.
Por último, en relación a las elecciones íntimas de Payne, coincide con el testimonio de Braian Paiz, el camarero que compartió dos jornadas con el músico. Recordemos que en diálogo con GENTE, Paiz, uno de los dos imputados -que se definió como “un amigo para pasar el momento”- sostuvo que el artista “me contó que cuando se drogaba se sentía bisexual” y reveló que, además de “compartir droga”, en los encuentros que mantuvieron “me insistió, pero me respetó. No fui a ningún acercamiento íntimo”.

“Payne era una persona libre y abierta mentalmente que disfrutaba y hacía lo que quería”, cuenta la citada fuente. Ciertamente, en su época en la que estaba en pareja con la escritora Maya Henry –en plena pandemia–, Payne experimentó el sexting con el sexo opuesto. El mismo insider cuenta que para la mujer “cuidar a Liam era agotador”, y que los dos años que pasaron juntos la mujer no pudo lidiar con el hecho de que el músico jamás tuviera apoyo para el consumo de drogas. Estos detalles coinciden con lo que la escritora contara meses atrás: “Sabía que había fragmentos de sí mismo con los que estaba luchando, partes de su identidad que no se encontraba listo para enfrentar por completo, incluso dentro de nuestra relación”.
Fotos: Fotonoticias, redes y Archivo Atlántida






