A los 89 años murieron juntas las famosas gemelas Kessler, estrellas del espectáculo

Decidieron partir exactamente como habían vivido: juntas. Alice y Ellen, las gemelas Kessler, eran inseparables y quisieron morir al mismo tiempo, después de elegir con anticipación la fecha para despedirse, recurriendo al suicidio asistido.

Una larga vida de 89 años compartida en el escenario y fuera de él, marcada por una promesa mutua: irse juntas y ser enterradas en la misma urna, junto a los restos de su madre y de su amado perro Yello.

Tras una carrera llena de éxitos (muchos de ellos en Italia), se habían retirado a su casa en Gruenwald, un pequeño municipio a las afueras de Múnich. Fue allí donde la policía bávara las encontró hoy cerca del mediodía, sin poder hacer más que constatar la muerte de ambas y descartar la intervención de terceros.

La Asociación Alemana por una Muerte Digna (DGHS) confirmó al diario Sddeutsche Zeitung que se trató de un suicidio asistido, una opción permitida en Alemania bajo ciertas condiciones: solo para adultos capaces de actuar por su cuenta y bajo su exclusiva responsabilidad (la eutanasia está prohibida).

Habían planificado cada detalle, incluida la fecha. El periódico bávaro Abendzeitung reveló que este lunes mismo recibió una carta en la que cancelaban su suscripción. El texto había sido redactado en computadora por Alice, quien inicialmente indicó como fecha de cancelación el 30 de noviembre.

Luego corrigió a mano: la baja sería «con efecto a partir del 17.11.2025». «Debajo estaba su firma, quizá la última de su vida. Con una línea larga y audaz, vivaz como la existencia de estas gemelas del espectáculo. Una línea definitiva», comentó el editor en jefe Michael Schilling.

Alice y Ellen, las gemelas Kessler, eran inseparables y quisieron morir al mismo tiempo (ANSA).

En esta última decisión asoma algo que marcó toda su vida: el deseo de independencia y de conducir plenamente sus propias elecciones.

Una vida llena de sucesos

Nacidas en Sajonia, cerca de Leipzig, en 1936, abandonaron la RDA a los 16 años para mudarse a Dsseldorf, en Occidente.

«Nuestra carrera habría sido muy distinta si nos hubiéramos quedado en la RDA», dijo alguna vez Ellen Kessler al Sddeutsche Zeitung.

Habían planificado cada detalle de su muerte, incluida la fecha (X).

Desde niñas enfrentaron la violencia doméstica de un padre alcohólico que, aunque las animaba a bailar, golpeaba con frecuencia a su madre. «La violencia en casa era algo cotidiano.

Nos prometimos que eso no nos pasaría a nosotras», contó Ellen a la revista Bunte.

Ambas habían dejado claro que apagarse lentamente, perdiendo autonomía e independencia, no era una opción. Tampoco lo era que una viviera sin la otra. También su abuela había sido gemela y, tras la muerte del marido, convivió con su hermana; «cuando una murió, la otra la siguió poco después», recordaban Alice y Ellen.

Para los alemanes tenían las piernas más bellas de la historia (Wikipedia).

Según la prensa alemana, las dos hermanas decidieron juntas poner fin a su existencia, y dispusieron que sus cenizas fueran guardadas en la misma urna, junto a las de su madre Elsa y su caniche Yello, tal como habían contado el año pasado al diario Bild.

También habían organizado su herencia, decidiendo donar todos sus bienes a Médicos Sin Fronteras: «Ya no tenemos familiares, y si los tenemos no los conocemos. Los elegimos porque arriesgan la vida por los demás, ganaron el Nobel de la Paz y son serios», explicaron en distintas entrevistas recientes.

Apenas en julio pasado habían recibido de Markus S”der la Orden del Mérito Bávaro, una distinción otorgada solo a un grupo muy reducido de personas, que no supera las dos mil.

Donaron toda su fortuna a Médicos Sin Fronteras (X).

Y hace apenas unas semanas volvieron a aparecer en público: el 24 de octubre asistieron a la premiere del espectáculo ARTistART del circo Roncalli en Múnich. Fueron juntas, una vez más, por última vez. Y juntas emprendieron el último viaje.

Agencia ANSA.

GML