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miércoles, noviembre 19, 2025

“Ninguno era raro, todos eran raros”: la mirada de Martín Caparrós sobre Buenos Aires

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Caparrós: «No hay que caer en la trampa del sainete de Milei»

Martín Caparrós nació en Buenos Aires en 1957 y nunca dejó la ciudad. La Ciudad ahora es un nombre propio, el seudónimo de ese lugar inmenso en el que él vio la primera luz. Ha viajado por todo el mundo y ha escrito más libros que nadie, de periodismo, de literatura, de su país, del extranjero, que para él es el país de al lado, o acaso, a veces, su propio país, como lo es España, donde ahora reside. Vecino de Torrelodones, a treinta kilómetros de la ciudad ruidosa a la que, de vez cuando, viaja con frecuencia, después de darle de comer a los pájaros…

El escritor argentino Martín Caparrós es entrevistado por Juan cruz Ruiz, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025.  Foto Cézaro De LucaEl escritor argentino Martín Caparrós es entrevistado por Juan cruz Ruiz, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De Luca

Este último libro suyo, BUE (Random House), que apocopa el nombre de la capital de su ciudad natal, es un impresionante cuadro de su recuerdo y de la imaginación y la realidad que lo acompañan en Madrid (donde lo escribió) como si en la acera contigua estuviera la casa bonaerense de su nacimiento…

Desde hace dos años el ELA que se le declaró lo mantiene más cerca del ordenador que del viaje. Pero la energía de su escritura, la pasión de su conversación, la alegría con la que responde o recuerda lo escribe lo mantienen como el Caparrós que ha hecho de todo, y que lo sigue haciendo. Él mismo es una ciudad, un mundo, y aquí habla como si lo escribiera.

–Este libro es Buenos Aires. En Madrid lo escribiste. ¿Cómo se juntó el argentino con el sonido español?

–Escribí sobre lo que de algún modo no está. ¿Podemos decir que escribir sobre lo que está se llama periodismo y escribir sobre lo que no está se llama literatura? ¿Podemos hacer ese tipo de definición barata? Esto sería lo que fue quedando después de tantos años de andar por ahí, de verlo, de vivirlo, y ahora de escribirlo…

–¿Cómo han sido tus reencuentros con Buenos Aires?

–En general me han gustado… En doce años, quince o veinte viajes… Me ha gustado más cuando no iba para algo preciso… Tengo una tendencia a transformar mis idas a Buenos Aires en un turismo por mi pasado… Cuando tengo cosas concretas que hacer, me da mucho gusto poder hacerlas ahí, estar allí en tiempo presente… Porque si no corro el riesgo de estar allí en tiempo pasado. Me gustó mucho cuando me nombraron ciudadano ilustre de Buenos Aires, cuando ya no vivo allí, así que fue como una especie de voto de confianza fuerte… Esta última vez, además, me dieron el doctorado de la Universidad de Buenos Aires. Fue emocionante porque tuve una fuerte relación con esa universidad. Me gusta ir cuando voy a hacer algo, aunque sea en la cancha de Boca. Eso es estar en el presente y no en la melancolía.

–Este libro es Buenos Aires. ¿Cómo sentiste que ha cambiado la ciudad?

–Creo que está como polarizada en todos sus extremos. Buenos Aires siempre fue una ciudad bastante desigual, pero su camino hacia la desigualdad se fue empinando más y más en los últimos tiempos. Cuando yo era pequeño, Buenos Aires era una ciudad mucho más compacta que ahora. Ahora se veía clarísimo cómo había una zona del centro y de las partes ricas donde encontrabas todo tipo de despliegues, muchísima gente, restaurantes caros, coches… Pedí a mi hijo que me diera algunas vueltas por otros lugares y nos fuimos a zonas un poquito menos céntricas… La verdad es que lo que se veía era muy triste, muchos comercios cerrados, mucha gente en la calle, mucha pobreza…

Hoy aparece en España mi novela BUE, que salió en Argentina y otros países la semana pasada.
Este martes 11 la presentamos con mi querido Rodrigo Fresán en la Fundación Telefónica, @EspacioFTef calle Fuencarral 3, a las 19.
Si andan por Callao, allí los espero! pic.twitter.com/z2tLS5aMVI

— Martín Caparrós (@martin_caparros) November 6, 2025

–Y volviste a tu lugar en el bosque, en Madrid.

–Fui un poco preocupado porque no estoy bien de salud, obviamente. Así que tenía algo de miedo por si no iba a poder aguantar ese traqueteo. Al llegar ya me olvidé de esas preocupaciones. En Buenos Aires me encontré con mucha gente que fue muy cariñosa conmigo, y pasé muy rápido los ocho días que estuvimos allí… Cuando volví a Madrid tenía el alivio de no estar ya en el centro de la tormenta. Pero con alguna frecuencia me da nostalgia, de eso, de ver a la gente que quiero, de estar en paisajes que son muy fuertes para mí… Y eso es un poco lo que la novela trata de reconstruir.

–Ese viaje tiene, en el lado de allá, que diría Cortázar, un nombre propio, Milei. Y en el lado de acá está el quilombo español.

–Yo creo que el sainete, muy a menudo, está puesto en la escena argentina para ocultar el drama. Cuando hablamos de Milei, hablamos de un señor que baila en un estrado o dice tonterías. No hablamos de los cientos de miles de personas que perdieron su trabajo en este año y medio, de las decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que tuvieron que cerrar, de los jubilados, de los hospitales que ya no tienen recursos. Todo eso no lo contamos cuando hablamos de Milei, de su hermana, de sus problemas con los amigos… Nos quedamos en un relato tontamente costumbrista, cuando en realidad lo que está pasando es mucho más fuerte que eso. Ellos ofrecen ese espectáculo como pago por nuestro silencio, por nuestra mirada desviada. Yo vengo diciendo que cuando Milei hace alguna tontería, como las que hace tan a menudo, nuestros medios deberían decir en dos líneas: “Milei estuvo ayer cantando en tal lugar”… No habría que caer en la trampa del sainete de Milei.

–Cuando regresas a España, ¿qué sensación te produce recalar de nuevo en un país que, en cierto modo, desde hace muchos años es el tuyo también?

–Sí, totalmente, desde casi siempre, digamos, desde que empecé a escuchar el acento de mi abuelo y de mi padre, desde que empecé a hablar, España es también mi sitio. Veo un país ahora aquí sacudido por cuestiones que me parecen muy menores. Muchas veces me toca ver los programas políticos españoles… En síntesis, se reducen a dos grandes vertientes en las que hay insultos entre partidos y en torno a los jueces… Si uno ve la televisión y buena parte de los medios, se puede creer que eso es todo lo que sucede aquí. Y suceden tantas cosas interesantes, dolorosas o sumamente alentadoras. Vivimos en el país occidental con menor tasa de asesinatos por persona. No es poco en un mundo preocupado por la inseguridad. Solo Japón y alguno más tiene menos violencia que España. Y, sin embargo, tú aquí acudes a los medios y parece que estuviéramos acuchillándonos los unos a los otros. Me parece que deberíamos aprender a disfrutar un poco más.

El escritor argentino Martín Caparrós y su mujer Marta Nebot, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025.  Foto Cézaro De LucaEl escritor argentino Martín Caparrós y su mujer Marta Nebot, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De Luca

–Fuiste de muchos sitios, en la Argentina y en el mundo. Fuiste también de Barcelona. Ahora mismo Madrid es tu lugar.

–Yo no vivo en Madrid, sino en una especie de páramo a unos 30 kilómetros del centro. Y no vengo tanto a Madrid, una vez por semana o a veces menos. Lo comparo sin querer con mis árboles y mis pajaritos, y la verdad es que tengo ganas de volverme con mis árboles y con mis pajaritos. Es increíble porque soy una persona radicalmente urbana, pero no sé por qué he aprendido a gozar de aquella calma mucho más que de esta intensidad.

–¿Qué te dice la calma de los pájaros?

–El placer de pensar o de ocuparme de cosas que no importan. Yo tengo un comedero de pajaritos ahí del otro lado de mi escritorio. Tengo una ventana y de la otra parte de la ventana tengo un comedero donde vienen a comer. Me paso un rato largo mirando y yo creo que lo que me da más placer es saber que de todo eso no va a salir nada. Ni voy a escribir de eso, ni se me va a ocurrir ninguna idea. No voy a pensar nada, no voy a hacer ninguna de esas estúpidas cosas con las que siempre traté de rentabilizar mi vida… Así que poder hacer algo que es absolutamente gratuito me da mucho gusto.

–¿Cómo nació la primera expresión de este libro, la que más se repite, Azar acecha…? Luego es un leitmotiv.

–Azar acecha es una frase cortita que en algún momento tomó tanto peso en el libro que dije, bueno, lo voy a titular así. Yo venía pensando que se iba a llamar Bue, por Buenos Aires. Pero en un momento dije, no, se va a llamar Azar Acecha, me gusta cómo suena, me gusta lo que dice. Y le dije a Miguel Aguilar, mi editor, “me parece que lo quiero poner Azar Acecha”. Y me dice Miguel: “¿cómo? Azar Acecha. Y me dice, ah, sí, Azar Acecha, con todo su acento de Madrid, azzzar azzzecha”. Yo oí eso y no me gustó nada, la verdad. Tú y yo, los tres aquí [el fotógrafo, el redactor], podemos decir Azar Acecha en nuestros acentos argentino y canario y está todo bien. Pero en español no. Pero bueno, eso es un detalle tonto… Yo creo, en fin, que siempre me importó mucho la música de lo que escribo, solo que a veces la he disimulado más, digamos, dentro de bloques más macizos de prosa. En este caso decidí hacer algo más visible, digamos. Pero para mí la música siempre es básica en lo que uno escribe. A veces me sorprende que haya muy buenos escritores que no oyen la música de lo que escriben. Son muy buenos escritores por otras razones, pero que no tienen ese ritmo en la cabeza. Y hay otros que sí y se nota mucho.

–Hubo, pues, un momento en que tú fuiste a buscar la música. ¿De dónde viene esa música que tiene el libro?

–Yo creo que siempre estuvo… Empecé leyendo mucha poesía. Quería ser poeta cuando era un joven adolescente y escribía poemas torturados… Me acuerdo de que escribí un poemita a los 18 años… Desde entonces tenía esa idea de la música.

El escritor argentino Martín Caparrós conversa con Andrés Pérez Perruca y Rodrigo Fresán, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De LucaEl escritor argentino Martín Caparrós conversa con Andrés Pérez Perruca y Rodrigo Fresán, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De Luca

–Siempre te vi bien acompañado de maestros. Te has encontrado con ellos a lo largo de tu vida, aunque ellos ya no estuvieran.

–Sí. Yo creo que en este libro aparecen dos que no sé si habían estado tan visibles en libros anteriores. Hay uno que es John Berger, que para mí fue muy importante… Cuando lo leí hace 45 años o por ahí fue una revelación absoluta. Creo que siempre ha seguido estando ahí por lo de escribir de una manera fragmentaria. Eso para mí es Berger y siempre lo he tenido muy presente, aunque nunca hablé mucho de él. Hay otro del que sí he hablado más, que es Perec… Es la observación de lo cotidiano y el intento de transformar lo banal en literatura. Perec es maravilloso para eso, desde los momentos en que lo hace más explícitamente, como en las miradas sobre un lugar parisino, hasta sus grandes libros… El que sí impregna este libro es John Dos Passos, el escritor que más me interesa del siglo XX norteamericano. Fue un poco víctima de una confabulación de sus examigos, como Hemingway o Faulkner, quien en algún momento se dio cuenta de que él era mucho mejor que ellos y decidió cancelarlo 50 o 60 años antes de que se dijera esa palabra. Dos Pasos tiene, sobre todo en su trilogía USA, este intento de contar espacios a través de personajes, de situaciones, de distintos préstamos que él toma del lugar que lo rodea. Si hay alguien a quien este libro rinde homenaje ese es John Dos Passos.

–¿Y los argentinos?

–¿Los argentinos? Borges. Bueno, está siempre, no hay manera de sacárselo de encima… Me pasó algo tremendo con Borges, tremendo. He pasado los últimos 10 años citando, por lo menos una vez por semana, una frase de Borges que me parece muy apropiada a lo que estamos viviendo y a cómo lo estamos viviendo, que es, le tocaron, como a todos los hombres, tiempos difíciles en que vivir. Así que mucho la escribí y la gasté. Hace 10 días, una semana, descubrí que estaba citando mal. Que Borges no había dicho tiempos difíciles, sino malos tiempos en que vivir. Como una especie de vergüenza horrible. Borges siempre está. En cuanto al ritmo, para mí Juan Gelman siempre está… Tengo que pensar qué me pasa con Cortázar. Debo releerlo. Hace tiempo que no lo hago y tengo ganas de ver qué me parece ahora.

–¿Y Tomas Eloy Martínez? Siempre te relaciono con Tomas Eloy, trabajaste con él, fuiste muy próximo.

–Tomas Eloy para mí fue, además, un maestro en acción. Yo aprendí con él escuchándolo y no sólo leyéndolo. Fuimos muy amigos y me enseñó muchas cosas. En este libro no lo veo tanto, pero sigue siendo uno de los que siempre mantengo dentro de mi plantel docente. El libro es también un cuadro y por tanto tiene una forma y la forma mantiene el libro siempre con un sentido, como si estuviera en un barco de vela que tú agarras fuertemente.

El escritor argentino Martín Caparrós presentó su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De LucaEl escritor argentino Martín Caparrós presentó su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De Luca

–¿Te preocupó la forma? ¿Te la pensaste o te fue saliendo?

–No, me preocupó y la retrabajé mucho porque quería ver cómo hacer algo que no había hecho antes. Es esta cosa extremadamente fragmentaria de personajes que aparecen y desaparecen, de momentos en los que no está tan claro quién está diciendo qué o quién está haciendo qué. Así que sí, es una forma que trabajé mucho. De hecho, en un momento tenía la tentación de hacer un libro interactivo. Porque me parecía que todo esto podía mezclarse más azarosamente en un libro interactivo, que uno fuera pinchando aquí y allá, saliendo para allá o para acá. Al final, amigos que lo han intentado me dijeron que eso no funcionaba, que era muy difícil, y me sacaron las ganas. Pero sí, lo pensé mucho en términos de forma porque esta es una apuesta formal que tenía que intentar manejar, que no la tenía muy clara.

–El libro está lleno de gente.

–Sí, entrar en La Ciudad es entrar en la gente… Argentinos. Lo escribí fuera, pero es muy argentino… Cada vez que me imaginaba un personaje lo refería a personas que había podido cruzarme, o me los inventaba, pero eran siempre invenciones argentinas… Son inventos basados en gentes que hay por ahí…

–Es una ciudad y es un libro y también es un monstruo…

–Sí, un poquito…

–Está compuesta de niños, de viejos, de gritos, de bares… Y es un cuadro… ¿Qué cuadro sería?

–Lo primero que se me ocurre es atraer a Brüeguel a la metáfora… Este tipo de cuadro donde hay muchos personajes, levemente diabólicos, deformes unos y otros no, cada uno atendiendo a su juego en un gran lienzo tríptico que lo contiene todo… Me gustaría pensar que si fuera un cuadro sería ese estilo de cuadro…

–¿Y si fuera un viejo, una persona, un niño? ¿A qué se parecería esta Ciudad con mayúscula que has creado?

–¿Sabes que no consigo relacionarla con un viejo o con un niño? Porque me parece que lo definitorio de una ciudad, y de esta en particular, es ser absolutamente múltiple… Así que no veo que pudiera sintetizarla en una persona sola. Justamente una ciudad es todo lo contrario a eso. Es como una multiplicidad casi aterradora… Yo ya no vivo en la ciudad… Ahora estuve un rato abajo mirando, porque llegué temprano [en la calle, la Gran Vía de Madrid]… Me fui con mi silla y empecé a mirar gente y estaba como sorprendido e impresionado de la cantidad de personas que pasaban por delante… Ninguno era raro, todos eran raros… Eso es lo que más me impacta de la ciudad, la multiplicidad extrema, que ahí se mezcle absolutamente todo.

El escritor argentino Martín Caparrós es entrevistado por Juan cruz Ruiz, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De LucaEl escritor argentino Martín Caparrós es entrevistado por Juan cruz Ruiz, antes de presentar su libro BUE en Madrid, el 11 de noviembre de 2025. Foto Cézaro De Luca

–El libro es un paseo propio e inolvidable para el lector de Buenos Aires… ¿Tú has hecho ese paseo mentalmente?

–Yo he caminado mucho por Buenos Aires… Ahora ya no puedo caminar, que era mi más intensa relación con la ciudad, caminar. Llegar a lugares que no conocía… Conozco la ciudad, la conozco mucho, y está llena de lugares en los que no he estado nunca… Me gustaba perderme por ahí, y ahora ya no lo puedo hacer. De modo que ahora hay dos ciudades para mi. Una es toda esa parte que conozco demasiado y otra que es la que ahora me sorprende, de la que me digo: “Mirá, esto también es Buenos Aires…” En el libro he tratado de que aparecieran bastante unos y otros lugares, no sólo un pequeño sector…

–En la cubierta de esta edición tu amigo el escritor Daniel Guebel dice: “Martín Caparrós es nuestro Balzac. Nadie como él ha hecho tanto ni ha llegado tan lejos, tan cerca de lo que quiso ser”. Un admirador tuyo me dijo que eres más James Joyce recorriendo La Ciudad…

–Dejando de lado el disparate, probablemente mi libro debe mucho más, en la forma, en la literatura que busca, a James Joyce que a Balzac, seguro. Vale la pena encontrar formas que cuenten mejor lo que uno escribe, lo que uno busca para contar cómo ve una ciudad y el mundo.

BUE, de Martín Caparrós (Random House).

Redacción

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