Canasta básica y changuitos vacíos.
La Patagonia Sur vive otra escalada de precios que se siente en cada pasillo del supermercado. Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego vuelven a ocupar el podio de las provincias donde la comida sale más caro que en cualquier otro lugar del país, con cifras que superan los $820.000 por una compra básica mensual, según el Observatorio de Economía de la UNPSJB.
La foto de octubre deja poco margen a la interpretación. Santa Cruz marca $834.177, mientras que Chubut llega a $829.597 y Tierra del Fuego queda en $822.066. La brecha con el promedio nacional se ensancha y confirma que el sur mantiene un ritmo propio, más alto y persistente.
El informe de noviembre del Observatorio suma otro elemento: alimentos y bebidas no alcohólicas suben 15,1% desde mediados de 2024, mientras que bebidas alcohólicas y tabaco aumentan 17,8%. Ambas categorías corren por encima del Índice General de Precios del INDEC y condicionan la mesa familiar.
El “changuito federal”, medido por Analytica, refuerza el diagnóstico. “La Patagonia Sur quedó nuevamente en la cima del ranking”, indica el informe de la consultora dirigida por Roberto Delgado. El movimiento mensual del indicador no deja dudas: los valores son los más altos de todo el país.
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Las Canastas Básicas también muestran una diferencia sostenida. En Río Gallegos, la CBA llegó a $714.683 y la CBT trepó a $1.596.081. En Comodoro Rivadavia–Rada Tilly, la línea de indigencia subió a $709.818 y la de pobreza a $1.582.894. Todas las mediciones superan lo registrado por el INDEC y también los valores de CABA.
Los especialistas señalan dos razones centrales. “Los costos logísticos altos empujan el precio final al consumidor”, detalla el Observatorio, que atribuye el aumento a la distancia, las condiciones climáticas y la baja densidad poblacional. A ese escenario se suma la poca competencia comercial, con menos presión para bajar precios y una dispersión geográfica que limita opciones.
El informe agrega que en algunos rubros se observa “una reversión de la homogeneización de precios que se había visto hacia 2018”, lo que provoca que los valores vuelvan a diferenciarse entre regiones. En Patagonia, esas diferencias siempre se mueven hacia arriba.
El impacto directo se mide en la accesibilidad a la canasta. En Chubut se perdió el equivalente a 0,75 canastas alimentarias desde enero de 2023, mientras que en Santa Cruz la caída equivale a una canasta completa. La pérdida de poder de compra aparece como un síntoma constante y cada vez más profundo.
El empleo suma presión. Para junio de 2025, la región acumulaba 26.000 puestos formales menos, producto de mudanzas hacia la cuenca Neuquina, retiros en otras ciudades y mayor informalidad. El retroceso golpea no sólo a los ingresos, sino también al sistema jubilatorio, que ve caer los aportes.
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En los centros urbanos del sur, la situación ya se percibe en la calle. Comerciantes remarcan que el consumo se retrae y que las familias ajustan la compra diaria. “La gente selecciona más y compara cada precio”, repiten en varios locales.
En los hogares, el ajuste va más allá del supermercado. Muchas familias recortan gastos esenciales para sostener la alimentación, mientras otras buscan segundas fuentes de ingreso ante un escenario que no muestra señales de alivio.
Economistas del Observatorio advierten que el problema no es nuevo, pero sí más profundo. La combinación de costos altos, menor competencia y salarios que pierden poder de compra deja a la región en una posición frágil, difícil de revertir sin cambios de fondo.
La conclusión es contundente. Los precios del sur vuelven a subir, el ingreso no acompaña y la brecha regional se agranda, un círculo que se repite y que pone en jaque la vida cotidiana. Vivir en la Patagonia Sur nunca fue barato. Hoy, cuesta todavía más.
