La 1000 Millas Sport vuelve a posicionarse como uno de los encuentros más prestigiosos del calendario para autos clásicos a nivel internacional. Su magnetismo es difícil de igualar, y quienes la lideran conocen de primera mano los elementos que la distinguen de cualquier otra competencia. Para Fernando Briones, presidente del Club de Automóviles Sport y director general de la prueba, las razones están claramente definidas.
“Creo que principalmente tres cosas: el nivel de los vehículos que participan, no es fácil encontrarlos en cualquier competencia del estilo diría a nivel mundial, la exigencia de la competencia, y por último el alto nivel de profesionalismo de los pilotos argentinos; todo eso combinado con el paisaje de la Patagonia que es inigualable. Una combinación que hace que las 1000 millas sean un evento único”, afirma en diálogo con diario Río Negro.

Briones también destaca el espíritu que sostiene a la carrera: “Es una competencia sumamente entretenida para todo tipo de participantes, tanto para los que van a lucir sus autos más antiguos, los que van por el podio y los que van a disfrutar sin dejar de lado la competencia. Todo eso se da en un clima de camaradería y buena onda. Son tres etapas intensas donde realmente se disfruta de los autos y de los amigos unidos por esta pasión que son los autos sport”.
Autos extraordinarios y nuevas joyas cada año
Para Daniel Claramunt, director ejecutivo del evento, la selección de autos es parte vital de su atractivo. “Siempre hay novedades, porque es el evento donde los coleccionistas esperan todo un año para poder disfrutar su auto que vienen restaurando para la ocasión o estrenar uno nuevo. Como destacados entre tantos, este año se presenta un Mercedes Benz 300 SL Alas de Gaviota de Ecuador y un Hispano Suiza de H6C de 1930”.

El desafío de la regularidad en la geografía patagónica
Claramunt también detalla qué exige realmente competir en la carrera: “Mantener la regularidad perfecta en las 1000 Millas Sport es un desafío enorme. Los equipos deben lidiar con cambios constantes en el terreno y el clima patagónico, desde curvas de montaña hasta tramos de estepa con viento, sin perder el ritmo marcado. El copiloto debe llevar una precisión casi milimétrica en tiempos y distancias, interpretando el roadbook. El piloto, a su vez, debe conducir de forma fluida y sostenida, administrando autos históricos que requieren mucha sensibilidad”.
A esto se suman factores humanos: “El cansancio, la concentración sostenida durante horas y la necesidad de una comunicación perfecta entre piloto y copiloto. Un pequeño error en cualquiera de esos aspectos puede definir la clasificación. En síntesis: la regularidad se logra combinando técnica, coordinación y una enorme capacidad de adaptación a la Patagonia”.

Un evento profundamente integrado a la comunidad
Desde 2019, la organización incorporó un enfoque social que hoy es parte estructural de la competencia. “Desde que comenzamos con la organización integral de las 1000 Millas Sport en 2019, siempre buscamos reforzar el aspecto social del evento. Creemos que ese rol es fundamental y hoy forma parte del ADN de la competencia”, explica Claramunt.
Además del remate a beneficio del Banco de Alimentos, se sumaron acciones junto a diversas entidades: Fundación Challenge, Puentes de Luz en San Martín de los Andes, Fundación Cruzada Patagónica y múltiples comunidades de la región.

Claramunt detalla un avance clave: “Hoy, el 95% del recurso humano y de los proveedores que trabajan para las 1000 Millas Sport provienen de las localidades por donde transcurre el evento”.
Briones complementa: “Este proceso de integración se consolidó gracias al apoyo de las gobernaciones de Río Negro y Neuquén, y de todos los municipios —en especial San Carlos de Bariloche—, así como de las policías provinciales, municipales, tránsito, vialidad nacional y gendarmería. Sin ese acompañamiento institucional, este crecimiento y cercanía con la comunidad no habría sido posible”.
Lo que traerá la edición 2025
La próxima edición buscará ampliar horizontes: “Trabajamos en una propuesta que apunta a renovar la experiencia de los participantes a través de una mayor diversidad de locaciones y paisajes”, adelanta Claramunt.
El objetivo es integrar escenarios inéditos, sectores remotos y puntos no tradicionales, acompañados por una gastronomía que combina excelencia internacional con especialidades regionales.
Briones sostiene que innovar cada año es un compromiso: “Para nosotros cada edición es un hito y un gran desafío a la vez. No es fácil después de tantas ediciones seguir manteniendo el interés y el entusiasmo de los participantes, y es un gran desafío poder seguir innovando”.

El momento más memorable
Para la organización, la edición 2019 marcó un antes y un después: integración absoluta con la comunidad, participación masiva en el parque cerrado del Centro Cívico y una identidad patagónica fortalecida. Claramunt resume: “Ese proceso iniciado en 2019 reforzó el carácter abierto, participativo y cultural del evento”.
Briones, por su parte, recuerda los momentos más emotivos en ruta: los pasos cordilleranos, la llegada al Llao Llao y la presencia de autos históricos de valor incalculable.




