Natalia Hernández, concejal del PTS/FITU (MC) y docente del SUTEBA La Matanza en la provincia de Buenos Aires, señaló: “Venimos a Corrientes, la provincia de Loan, la que expuso ante millones que la trata de personas existe —como denunciamos siempre— y donde hubo enormes movilizaciones contra la responsabilidad estatal y por eso seguimos reclamando justicia. Venimos también desde La Matanza, la localidad donde vivían Brenda, Morena y Lara, víctimas de un triple femicidio. Hay que enfrentar a la ultraderecha que niega la violencia de género, que promueve los discursos de odio como ideología y política de Estado y que nos quiere calladas”. Asimismo, agregó que «traemos la propuesta de votar en los talleres un plan de lucha nacional, para que volvamos a cada localidad a ampliar la organización de nuestra fuerza, contra los femicidios y transfemicidios y las reformas reaccionarias de Milei«. Para finalizar, aseguró que «para dar un fuerte mensaje político también acompañamos la propuesta de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto para que la sede del próximo Encuentro sea en Buenos Aires».
Por su parte, Alejandra Arreguez, referente de Pan y Rosas en Tucumán, remarcó la necesidad de defender cada conquista: “los derechos sexuales y reproductivos hoy están en la mira de los sectores conservadores. Pero esto no es nuevo, en Tucumán lo vivimos con Belén, presa por abortar bajo el gobierno del peronista Manzur, una historia que actualmente volvió a estar en boca de muchas personas gracias a la película de Dolores Fonzi y Camila Plateé”, remarcó.
A su vez, Vanina Mancuso, trabajadora de la fábrica recuperada MadyGraf y miembro de su Comisión de Mujeres, advirtió sobre la reforma laboral que prepara Milei: “Las mujeres nos llevaremos la peor parte. En todo el país, 8 de cada 10 que trabajan en casas particulares están sin derechos; más del 43 % de las que trabajamos, estamos en la informalidad; si la brecha salarial en el trabajo formal es de 27 %, en el informal llega casi al 40 %. En el colectivo LGTBIQ+ la informalidad también crece junto con el peligro de no volver a casa, como le pasó a Tehuel. Las que tenemos trabajos formales somos mayoría en los sectores con los sueldos más bajos, como Salud y Educación». Y sumó: «Hay que enfrentar los discursos que nos ponen a las feministas como enemigas y dicen que nuestros reclamos son antagónicos a la clase trabajadora. Todo lo contrario: muchas trabajadoras son feministas y casi todas las feministas somos trabajadoras».
Su voz, curtida en asambleas obreras, vuelve a poner en el centro lo esencial: sin organización desde abajo no hay derecho que resista.
Para finalizar, Paula Akerfeld, miembro de la Comisión Directiva del SUTEBA Tigre, se refirió a «una propuesta que traemos con mis compañeras y compañeres a este Encuentro que tiene que ver con la necesidad de reflexionar y debatir cómo construir una alternativa política. Muchas activamos en sindicatos, territorios, colegios y universidades, compartimos luchas que nos tienen de un mismo lado pero también enemigos y adversarios a los que enfrentamos juntas en cada lugar. Las mujeres y el colectivo LGTBIQ+ podemos ser protagonistas centrales de la construcción de un un nuevo partido, uno de la clase trabajadora, que sea una fuerza política que enfrente a la derecha y supere la experiencia política del peronismo, partido que no sólo concilia con la derecha con los casos gráficos de Jalil, Jaldo, Massa y todos los que se aprestan a votarle nuevas leyes reaccionarias a Milei o a conciliar con la Embajada de EEUU. Sino también que es un partido que tiene lazos orgánicos con la Iglesia Católica, institución que encabeza el rechazo histórico a las demandas elementales que hemos conquistado con nuestra lucha, como el derecho al aborto».
Para finalizar, concluyó: «Somos la mayoría en los sindicatos recuperados docentes y formamos parte de las listas de oposición a las conducciones sindicales burocráticas. Ocurre lo mismo entre las trabajadoras de la salud. Solo por mencionar algunos ejemplos en este sentido: mi seccional el SUTEBA Tigre, Ademys en la Ciudad de Buenos Aires, ATEN Capital en Neuquén, el CEDEMS de Jujuy, la Junta Interna de ATE Garrahan y la Asociación de Profesionales y Técnicos del Garrahan. Solo con el Frente de Izquierda ya fuimos la coalición política nacional con más mujeres en la cabeza de las listas, con el ejemplo más conocido de mi compañera Myriam en la CABA, defendiendo la independencia política de los y las trabajadoras con un programa anticapitalista. Desde los sindicatos recuperados y oposiciones combativas en docentes y salud, desde fábricas recuperadas como Madygraf que tiene a su comisión de mujeres como uno de sus soportes fundamentales, podemos encabezar también la batalla histórica por construir una nueva fuerza política que tenga las banderas del feminismo bien altas como parte de una serie de propuestas para que la crisis la paguen los grandes empresarios en la perspectiva de que gobernemos las y los laburantes».

