La Red Eclesial de Comunicadores Católicos (Reclac), entidad adscrita al Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), ha sesionado en Bogotá del 21 al 23 de noviembre. Se trata de su segundo encuentro, esta vez bajo el lema “Peregrinos en clave de esperanza”.
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Participan 35 comunicadores y periodistas, de todas las vocaciones: obispos, sacerdotes, laicos, religiosas, de 16 países de América Latina, en representación de Episcopados y organismos eclesiales asociados como la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y Cáritas Latinoamérica.
A ellos también se han unido redes terriotoriales y temáticas como Signis América Latina, Conferencia Eclesial de la Amazonía, redes eclesiales como la Panamazónica (Repam), acuífero Guaraní y gran Chaco (Regchag) y de migrantes (Clamor).
Desarmar la palabra
Daniel Blanco, coordinador del Consejo del Centro para la Comunicación del Celam, ha expresado su agradecimiento con los comunicadores presentes, recordando el último mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, refrendado luego por el Papa León XIV, “sigan siendo una brújula para la misión comunicativa”.
Este llamado “invita principalmente a que seamos comunicadores de esperanza” en el contexto del Año Jubilar y todo el tiempo. El prelado llamó también a desarmar “las palabras” en momentos cuando la violencia pretende imponerse.
“Debemos cambiar ese estilo y comunicar esperanza, buscando un auténtico bien común” y mirando al otro “como hermano y no como enemigo”, agregó.
La tarea está en “comunicar para cuidar los corazones”, porque la Iglesia está llamada a una comunicación para sanar heridas, acompañar a pueblos en guerra, migrantes, niños y pobres; sobre todo debe servir para “difundir la cultura del cuidado, construir puentes, contar historias llenas de esperanza y servir a Dios y a los hermanos”.
Compromiso comunicacional
Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, de manera virtual ha enviado un mensaje a los comunicadores católicos, “me siento feliz de verlos reunidos”.
El sacerdote ha calificado este encuentro como un signo de esperanza que trae “comunional, sinodal, fraternal”, capaz de fortalecer redes de fe, misión y cultura.
Les ha pedido seguir siendo “misioneros de esperanza” en un contexto marcado por la inteligencia artificial y nuevos lenguajes digitales, señalando que “la técnica cambia, pero lo esencial es la persona”.
Planteó tres acciones: formación creativa, expresión comunitaria y misión en la cultura, para que “puedan asumir este encuentro como un compromiso comunional”.


