
La Argentina empieza a sumarse a una tendencia mundial: los jardines nativos y el uso de plantas autóctonas combinadas con tramos de césped y piedras son un recurso cada vez más valorado por los paisajistas.
Así lo describe desde Neuquén Javier Raffo, quien recorre a diario jardines en el área del Alto Valle y desde la capital provincial hasta El Chocón y sabe lo inspirador que resulta caminar por el monte y la estepa y contemplar ese deslumbrante mix de puro diseño natural: los tonos grises de las piedras y los de las plantas que viran de tonos verdes a ocres, rojizos o blancos según pasan los meses sin que el viento, la sequía, la nevada o el sol abrasador del verano altera esa armonía. Pero en esta zona del norte de la Patagonia, hay otro factor adicional que refuerza la utilización de las nativas: “La recuperación de zonas petroleras”, dice el paisajista.

“Con las plantas nativas se busca bajar el consumo del recurso hídrico y también cuidar los sustratos. Se pueden generar jardines secos, es decir con cobertura de piedras y detalles con plantas autóctonas. También se pueden combinar muy bien con tramos de pasto”, dice el paisajista.
¿Y cuáles son su favoritas? Javier responde que suele diseñar paisajes con la grindelia, la zampa, el senecio y el olivillo. Explica después que funcionan bien con poca agua, que están acostumbradas a eso, pero que crecen mejor con más riego.
”Estas plantas se adaptan bien a jardines tradicionales y soportan sequías de hasta dos semanas en verano. Prefieren suelos nutridos, pero también se adaptan a suelos calcáreos o arenosos”, señala el paisajista.
El coirón, que tan bien luce y tantos adeptos tiene con sus matas y sus vainas al viento en la estepa patagónica, necesita muy poca agua y prefiere suelos aireados y arenosos, como los de un médano, explica Javier.

El paisajista destaca también que las autóctonas se combinan muy bien en forma natural. “Si te ponés a mirar, por ahí te encontrás un coirón abajo de una zampa, o una zampa entre una jarilla, o los chañares brea con muchas flores con cactus abajo”, dice Javier.
Y agrega: “Las piedras del valle también tienen un gran valor ornamental. Hay piedras bocha, grandes y chicas, hay piedras de la barda verdes, blancas, grises, rojizas, en diferentes tamaños y en diferentes formas. Todo esto también nos sirve para hacer un jardín con un toque nativo”, afirma el paisajista.
Contacto: @viveroraffo



