Especialistas destacaron que mantener los esquemas de vacunación completos reduce internaciones, complicaciones y eventos graves en adultos mayores. Con el aumento mundial de la esperanza de vida, las vacunas se consolidan como una herramienta central para un envejecimiento saludable, según nuevas investigaciones y expertos consultados.
La vacunación dejó de ser un recurso asociado exclusivamente a la infancia: hoy es una de las herramientas más efectivas para promover un envejecimiento saludable y reducir complicaciones potencialmente fatales en personas mayores. Especialistas consultados remarcan que mantener al día los esquemas de vacunación permite evitar internaciones, deterioro funcional y eventos cardiovasculares que pueden aparecer tras infecciones respiratorias.
Una población cada vez más longeva
La humanidad vive más que nunca. Según proyecciones internacionales, para 2050 las personas mayores de 60 años superarán por primera vez a los niños menores de cinco. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la longevidad no se distribuye de manera equitativa: factores sociales y económicos influyen en la cantidad y calidad de años vividos.
En línea con esta realidad, el acceso a las vacunas esenciales es uno de los ejes de la Década del Envejecimiento Saludable (2020-2030), que busca reducir inequidades y promover una vejez más plena.
Una herramienta decisiva para la calidad de vida
“La vacunación ha demostrado en el último siglo y medio la importancia que tiene como un modificador en la expectativa y calidad de vida”, sostuvo Inés Morend, especialista en medicina interna y en nueva longevidad, en diálogo con C5N.
La médica explicó que recibir las vacunas en los momentos de mayor vulnerabilidad inmunológica —los primeros cinco años de vida y después de los 50— permite generar anticuerpos frente a enfermedades que deterioran la calidad de vida. “Nos asegura que, si tomamos contacto con esas enfermedades, no perderemos funcionalidad ni chances de sobrevida”, agregó.
Vacunación para preservar la funcionalidad
El doctor Matías Manzotti, presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG), advirtió en Infobae que vacunarse en la vejez es fundamental “para prevenir enfermedades infecciosas, pero también para preservar la funcionalidad y la robustez”, clave para mantener una buena autonomía.
De manera coincidente, la infectóloga y geriatra del Hospital Italiano, Miriam Rozenek, explicó a C5N: “La vacunación es prevención en los niños, en los adultos y en los adultos mayores. En cada etapa hay vacunas específicas que ayudan a evitar complicaciones graves, hospitalizaciones y hasta la muerte”.
La especialista subrayó que aún es necesario revertir la idea de que las vacunas son exclusivas de la infancia.
El riesgo oculto de las infecciones respiratorias
Las infecciones respiratorias representan una amenaza significativa para los adultos mayores, más allá de su letalidad inmediata. Según Morend, estos cuadros pueden desencadenar un deterioro global del organismo. Con el paso de los años, el sistema de defensa de las mucosas respiratorias se debilita, lo que favorece cuadros más graves.
“Disminuye la saturación de oxígeno y se genera sufrimiento celular. El cuerpo prioriza el oxígeno hacia órganos nobles como el corazón, pulmones y cerebro, y se lo resta al músculo y al aparato digestivo. Por eso muchas personas mayores quedan más débiles o frágiles después de una infección respiratoria”, detalló.
Evidencia científica que lo respalda
Una revisión de 155 estudios científicos, publicada recientemente en el Journal of the American Heart Association, confirmó que infecciones como influenza y COVID-19 multiplican entre tres y cinco veces el riesgo de infarto o ACV en las semanas posteriores.
Los investigadores concluyeron que aumentar las tasas de vacunación contra la gripe, la COVID-19 y el herpes zóster podría reducir significativamente estos eventos. Otra investigación reveló que quienes recibieron la vacuna antigripal tuvieron un 34% menos de eventos cardiovasculares graves respecto de quienes no se vacunaron.
Promover una nueva longevidad
Para los especialistas, el desafío de las próximas décadas será acompañar a una población cada vez más longeva con políticas que garanticen acceso equitativo a vacunas y educación sanitaria. La evidencia es contundente: vacunarse salva vidas, preserva la autonomía y mejora la calidad de vida en todas las etapas.



