Elina Costantini atravesó horas de profundo dolor. La modelo y empresaria, esposa del magnate Eduardo Costantini, contó en sus redes sociales la muerte de su carpincha, un animal al que definía como su gran amiga y que se había convertido en uno de los símbolos de su vida en Nordelta. La noticia conmovió a sus más de 269 mil seguidores en Instagram, quienes rápidamente llenaron sus historias de mensajes de apoyo.
En una serie de posteos, Elina compartió una foto del animal, donde se la veía ya visiblemente afectada en su salud. Junto a esa imagen, escribió un mensaje tan breve como contundente: “¡Nena te voy a extrañar tanto! Qué injusticia tu partida”, fueron las primeras palabras con las que anunció la triste noticia.

Luego, la mamá de Kahlo Milagro Costantini amplió su despedida con un texto más largo, en el que dejó en claro el vínculo especial que mantenía con la carpincha. “Hoy se fue mi carpincha amiga. La cuidé, la abracé con el alma y luché por ella hasta el último instante”, expresó, dejando entrever que había acompañado de cerca el deterioro de su salud y que hizo todo lo posible por salvarla.
Elina habló también del lazo emocional que la unía con el animal y que iba mucho más allá de la simple convivencia. “No era un animal, era un ser noble que me eligió y me regaló una amistad pura, silenciosa y hermosa”, escribió, resaltando la sensibilidad y la calma que encontraba en su presencia.
Finalmente, cerró su mensaje con una reflexión íntima sobre lo que esa relación significó en su vida: “Me duele el corazón, pero sé que su bondad queda viva en mí. Gracias por haber existido, amiga mía”, concluyó, acompañando el texto con emojis de corazón y dejando en claro que la pérdida la atravesaba profundamente.
Elina Costantini, fiel defensora de los carpinchos
La despedida de Elina no sorprendió a quienes siguen su día a día. Desde hace tiempo, la socialité se muestra como una férrea defensora de los carpinchos, una especie que convive con los vecinos de Nordelta y que generó debate público en los últimos años. Ella eligió siempre el lado de los animales y usó su visibilidad para pedir respeto hacia ellos.
En un posteo reciente, que cobró nueva fuerza tras conocerse la muerte de su “nena”, ella había compartido varias fotos de carpinchos con un texto cargado de poesía: “Ellos no conocen el odio… solo la paz. No conocen la soberbia… solo el respeto. Son fuerza que no lastima, amor que no exige, paz que nunca se quiebra. En sus ojos habita un espejo de lo sagrado, un reflejo de los seres más puro que hay en la tierra”, escribió entonces.

Ese mensaje, que en su momento funcionó como una defensa explícita de la especie, hoy se leyó casi como un manifiesto personal. Para Elina, los carpinchos no son simplemente parte del paisaje del barrio privado donde vive, sino compañeros de vida, portadores de una energía que la conectan con la naturaleza y con una forma distinta de entender el vínculo entre humanos y animales.
La muerte de su carpincha amiga abrió una nueva conversación en redes sobre el cuidado de la fauna autóctona y el rol de las personas que conviven con ella. Mientras tanto, Elina eligió despedirla con palabras llenas de amor y gratitud, convencida de que, como escribió, la bondad del animal seguirá viva en su recuerdo.

