Pastoral Judicial, todo un trabajo de despliegue alrededor de vidas complejas. Así como se reclama a quienes administran justicia contar con «perspectiva de género», el intento de la Iglesia por humanizar las decisiones judiciales que recaen sobre «personas atravesadas por el consumo» inicia en desnaturalizar la «estigmatización».
La apuesta territorial de los curas es «la opción por la la vida» que no responde a «garantismo» sino a procesos de acompañamiento, cuidado y reinserción de aquellos /as que afrontan conflictos con la ley.
Semanas atrás la Diócesis Merlo – Moreno firmó convenio con la Procuración General de la Provincia de Buenos Aires. Allí estuvo la Federación de Centros Barriales de la Familia Grande del Hogar de Cristo (FGHC), representada por Leonardo Silio. Es una organización sin fines de lucro, que se dedica al desarrollo de centros barriales como respuesta integral a personas en vulnerabilidad social y/o con consumo problemático de drogas. En esa firma de trabajo integrado, articulado, se suscribió un convenio específico que contempla la instalación de una oficina de atención en el Centro Barrial Nuestra Señora de Lourdes, perteneciente a la Parroquia San Martín de Porres, ubicada en el Barrio Manantiales del partido de Moreno.
En diálogo con Desalambrar, el Padre Leo Silio desarrolla lo que se puede hacer al enfrentar el gigantesco flagelo de la drogas que no significa de ninguna manera que la Iglesia a través de los Hogares de Cristo «enfrente o combata al narcotráfico». La inaccesibilidad a centros públicos de recuperación, con un Estado semi presente o ausente, el trabajo pastoral que se inició hace 17 años cuando irrumpe «el paco» continúa, crece y se extiende en todo el país porque es «la Iglesia que soñó Francisco», afirma el Padre Leo.
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