El nutricionista Sergio Britos advirtió que el consumo de alimentos ultraprocesados en la infancia en Argentina “triplica lo recomendable” y puede tener consecuencias graves como obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Estos productos, definidos por su combinación de ingredientes industriales azúcares agregados, sodio, grasas saturadas y aditivos, se alejan drásticamente de las opciones frescas, con perfiles nutricionales de baja calidad.
De acuerdo con datos citados por Britos, en la dieta infantil argentina los ultraprocesados pueden aportar más del 30 % del consumo calórico, mientras que las guías alimentarias aconsejan que constituyan menos del 10 % del total.
El especialista también alertó sobre la estructura de la alimentación cotidiana: escasa diversidad, exceso de panificados, carnes rojas y alimentos refinados, con poca presencia de frutas, verduras, lácteos y legumbres. Tan sólo el 12 % de los niños evaluados tienen una dieta de “buena calidad”.
Además, señaló que la razón por la que muchas familias optan por ultraprocesados está vinculada a su menor costo relativo: una dieta saludable requiere entre un 36 % y 37 % más de dinero que la canasta básica de alimentos.
Por último, Britos subrayó que medidas como el etiquetado frontal de alimentos pueden ayudar pero sólo si van acompañadas de educación alimentaria y políticas efectivas.



