A través de un mail al cuerpo docente el rectorado anunció su plan de ajuste para el próximo año. Sin más información ni comunicación pormenorizada al conjunto de la comunidad, la gestión que encabeza Martin Kauffman se hace eco del “no hay plata”, y prepara ataques a espaldas de los estudiantes que nos pusimos al frente de la defensa de la universidad.
“Reducir las contrataciones a la mínima expresión” es el mandato ante el incumplimiento de la ley de financiamiento universitario por parte de Milei y su gobierno, anunciado como una “herramienta”, la gravedad de este plan de recortes implica más restricciones a las cursadas que ya cuentan con cupos mínimos para abrirse, cupos límite de inscriptos, y apertura en horario único en carreras de tres turnos, lo que expulsa a quienes tienen que trabajar además de estudiar, o sea a la mayoría.
En la carta usa algunos eufemismos clásicos del lenguaje empresarial adaptado al mandato neoliberal, como que la institución funciona “gracias a la colaboración de la comunidad”, lo que quiere decir que se sostiene gracias a la contratación precaria de docentes. Apoyándose en esa estructura de precarización que se mantuvo con todos los gobiernos es que hoy pueden proyectar ajustar docentes deshechables acorde al mandato libertariano de achicar el gasto. La “optimización de recursos” es el título que usan para despedir docentes, no abrir materias, y por lo tanto limitar la posibilidad de estudiar según los tiempos definidos por los cronogramas de carrera a miles de estudiantes.
En todo 2024 los rectores agrupados en el CIN alertaron sobre la situación crítica de todas las universidades, incluso planteando que peligraba el segundo cuatrimestre. Esto desencadenó una reacción espontánea en miles de estudiantes en todo el país, lo que hizo que las federaciones, centros de estudiantes y gremios tengan que plegarse obligadamente a la lucha. Luego de un importante proceso de lucha que tuvo como pico una marcha federal de un millón de personas y que generó un daño muy importante al gobierno ajustador, se logró que el Congreso vote la ley de financiamiento universitario que ahora Milei y Torrendell se niegan a aplicar. Nada de esto se habría dado sin lucha, ¿Por qué entonces los rectores pasaron de alertar a los estudiantes sobre la crisis del sistema educativo a administrar el ajuste de Milei de la manera menos ruidosa posible?
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La explicación es simple: porque nunca quisieron llevar esta pelea hasta el final. Los rectores confiaron en una estrategia de lobby parlamentario y negociación institucional que fue completamente desbordada por la fuerza social que se expresó en las calles. Su pasividad actual demuestra que su preocupación principal no es garantizar el derecho a estudiar y trabajar, sino administrar la crisis sin confrontar con Milei.
El mail del rectorado confirma esto con claridad: lejos de llamar a la comunidad a organizarse para defender el financiamiento y exigir la aplicación inmediata de la ley votada, pide “colaboración” para aceptar una reorganización que implica recortes, despidos y mayor precarización. Presentan como “equilibrio” lo que en realidad es una adaptación al ajuste libertariano, y como “responsabilidad institucional” lo que en realidad es dejar pasar un ataque histórico a la educación pública.
Porque si hay algo que demostró la experiencia reciente es que cuando la comunidad universitaria se moviliza, no hay ajuste que sea inevitable. El camino no es aceptar el “no hay plata”: es volver a poner en pie una fuerza que diga claramente sí hay futuro, si peleamos por él.
El camino de la resignación (peronista)
La universidad en estos dos años de gobierno se vio fuertemente movilizada, pese a las conducciones sindicales y estudiantiles de federaciones y centros de estudiantes que intentaron enfriar la lucha. En el caso de la UNTREF nuestro centro de estudiantes, que conduce La Cámpora – Unión Universitaria, adoptó también la línea de negociación institucional de los rectores, dejando a los estudiantes sin asambleas dónde organizarse, o vaciandolas de participación con llamados en fines de semana cuando ni siquiera hay clases. Este caso es aún peor, ya que la misma agrupación y las mismas personas de La Cámpora son parte de la representación estudiantil votada en el Consejo Superior, el órgano de gobierno de la universidad. Es decir, no sólo no plantean ninguna instancia para organizar la lucha por la defensa estudiantil como conducción del CEUNTREF, sino que son cómplices silenciosos de los recortes y ajustes de Martín Kaufmann en el Consejo.
El ajuste histórico a la universidad no es una cuestión coyuntural, es parte del plan del gran empresariado que encabeza Milei, ahora alineado directamente a las decisiones de Trump y EEUU, que en sus planteos de máxima para el país se encuentra la privatización de todo lo público que sigue en pie, la legalización del trabajo semiesclavo con la reforma laboral, el saqueo de bienes comunes naturales, la reestructuración del país en una sociedad en la que sobramos decenas de millones.
La resignación a este ajuste sólo lleva a degradar la educación universitaria, presionar a la mercantilización, excluir a los estudiantes que también son trabajadores, al punto que en la UNTREF ni se habla de becas de inclusión y continuidad para les estudiantes que lo necesiten ¿hasta cuando planean los rectores peronistas y radicales autoajustarse si año tras año el recorte en el gasto para educación es menor? ¿Hasta dejar a nuestra universidad de reconocimiento internacional como una estructura vacía? El camino de la resignación que nos propone el peronismo en todas sus variantes no es opción, el Garrahan en su gran triunfo nos deja en claro que el camino es la lucha, la organización desde abajo y de forma democrática, para que todos y todas los estudiantes podamos definir qué plan de lucha seguir.
Adjuntamos el mail del rectorado:
Estimadas y estimados docentes:
Como ustedes saben, el sistema universitario atraviesa tiempos difíciles y controvertidos. La progresiva caída real del presupuesto universitario, sumada a la desaparición casi total de los ingresos por recursos propios, nos obliga a reducir los gastos en las distintas áreas. Así fue que en estos últimos dos años reorganizamos las de posgrado, investigación, extensión y bienestar estudiantil, reduciendo al mínimo indispensable los gastos de funcionamiento de la Universidad.
Sabemos que nuestra institución se construyó y consolidó con su perfil público y dinámico gracias a la colaboración y la creatividad de cada uno de los que la integra (docentes, nodocentes, graduados y estudiantes). Tenemos que seguir velando por sostener nuestro perfil y los ideales con los que llevamos adelante esta construcción colectiva.
Teniendo en cuenta que en los últimos dos años no se actualizó el presupuesto, que más allá de que el Congreso aprobó la ley de financiamiento universitario ésta no ha sido implementada y que el presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso – que probablemente sea aprobado en diciembre próximo- no responde a las necesidades del sistema universitario, nos vemos en la obligación de seguir trabajando en la optimización de los recursos en todas las áreas de Universidad.
En este marco, resulta imprescindible también el análisis pormenorizado de cada carrera con la responsabilidad institucional que eso supone. Abrir en cada cuatrimestre solamente las asignaturas correspondientes, garantizar que cada docente cumpla con su dedicación para tratar de cubrir la oferta académica y, de esta manera, reducir las contrataciones a la mínima expresión son algunas de las herramientas con las que contamos para lograr este equilibrio.
Por supuesto que vamos a tomar en cuenta las particularidades de cada carrera y que no vamos a abandonar los principios básicos con los que hemos construido esta Universidad como lo son la excelencia académica y la integración social y con la comunidad.
Frente a esta situación, nuestro objetivo es no perjudicar a ningún trabajador de la UNTREF. Es por eso que pedimos la colaboración de cada uno de ustedes porque de esta forma estamos convencidos de que podremos lograrlo.
Quedando, como siempre, abiertos al diálogo, los saludamos muy cordialmente.
Rectorado
