El cierre de la histórica sucursal de Electro Misiones en la esquina de Bolívar y Colón dejó de ser solo una postal del centro de Posadas. En pocas horas, la imagen del local vacío recorrió medios, redes y grupos de WhatsApp, convirtiéndose en uno de los temas de conversación más repetidos en la ciudad. Pero el impacto de la noticia excede lo local: el caso se vuelve un reflejo de la situación que atraviesan comercios de todo el país en el actual contexto económico.
El jueves 27, cerca de las 20 horas, las luces encendidas del local iluminaban un espacio completamente desocupado. Las góndolas vacías y la presencia de un único empleado visible desde la vereda confirmaban lo que ya comentaban los comerciantes vecinos: la sucursal céntrica de Electro Misiones cerraba definitivamente sus puertas.
Desde la cadena explicaron que este movimiento alcanza solo al punto de venta del microcentro, mientras que las otras dos sucursales continúan funcionando con normalidad. Aun así, el cierre de un local tan emblemático resuena por su simbolismo en una ciudad donde los comercios tradicionales son parte de la identidad urbana.
El caso se inscribe en un marco más amplio. La caída del consumo, la pérdida del poder adquisitivo y el proceso de ajuste económico están golpeando a pequeñas y medianas empresas en toda la Argentina. Misiones no es la excepción: los comerciantes del centro posadeño aseguran que la retracción de ventas se profundizó en los últimos meses, afectando especialmente a rubros vinculados a bienes durables.
La escena del local vacío de Electro Misiones sintetiza ese fenómeno. No es un hecho aislado, sino una pieza más dentro de una tendencia nacional: la reducción del mercado interno y el impacto directo en comercios con larga trayectoria. Cada cierre visible en la ciudad se suma a una sensación creciente de incertidumbre, tanto para empresarios como para consumidores.
Mientras la noticia sigue circulando y generando debate, el caso de Electro Misiones funciona como un recordatorio del momento económico que atraviesa el país. Lo que comenzó como un comentario entre comerciantes hoy se instaló como un síntoma visible del retroceso en el consumo y de los desafíos que enfrenta el sector comercial argentino en su conjunto.
