Según el más reciente informe del Ministerio de Salud de la Nación, durante 2025 se confirmaron 688 casos de Tos convulsa (también llamada coqueluche) de un total de 5.110 notificaciones sospechosas, lo que configura una incidencia acumulada de 1,45 casos por cada 100.000 habitantes.
En el mismo período, lamentablemente se registraron siete fallecimientos en niños menores de dos años: cuatro de ellos tenían menos de seis meses, uno tenía entre 6 y 11 meses, y los otros dos entre 12 y 23 meses. Ninguno de los menores víctimas contaba con la vacunación completa según el calendario oficial, y en varios de los casos —también sus madres— no había constancia de dosis de refuerzo.
El brote afecta ya a 20 jurisdicciones del país, con una mayor concentración en la región Centro —especialmente la provincia de Buenos Aires—, y en la región Sur, en parte por el foco detectado en Tierra del Fuego.
Según las autoridades sanitarias, la baja cobertura de vacunación —tanto en lactantes, como en niños, adolescentes y embarazadas— está detrás del resurgimiento de la enfermedad: eso deja a muchas personas susceptibles y reduce la inmunidad colectiva. Por eso remarcan la necesidad urgente de completar los esquemas de vacunación establecidos.
Este escenario enciende una alerta en pediatría y salud pública: la tos convulsa es altamente contagiosa, se transmite con facilidad y puede provocar cuadros graves —especialmente en bebés—, como neumonía, convulsiones o dificultades respiratorias. La recomendación general es revisar los carnés de vacunación de los menores, garantizar las dosis correspondientes y aplicar las vacunas recomendadas a embarazadas para proteger a los recién nacidos

