Mientras el gobierno vuelve a la carga con una reforma laboral, un ataque directo contra los trabajadores, la educación pública, la ciencia y las jubilaciones, las y los estudiantes de la UNSAM no podemos mantenernos al margen. Este año dejó una conclusión: es momento de organizarnos, de intervenir colectivamente y de discutir qué universidad y qué país queremos.
Desde En Clave Roja estuvimos con vos en cada una de las peleas que recorrieron la universidad: Defendiendo la educación pública junto a nuestros docentes, acompañamos a quienes investigan y sostienen la producción científica, y nos ligamos a las luchas de los trabajadores de la zona. Estuvimos con los despedidos de Secco, con las y los trabajadores del Garrahan, con lxs de Georgalos y los trabajadores que luchan y nos marcan un camino.
Pero este recorrido también nos mostró algo que no podemos ignorar: los límites del modelo de universidad que nos quieren imponer. Centros de estudiantes pasivizados o subordinados a la gestión, conducciones que le temen a la organización desde abajo, y autoridades que presentan a la UNSAM como una “isla”, desconectada de la crisis que golpea al país. Esa ficción de aislamiento es funcional al ajuste y a la ofensiva reaccionaria: si la crisis “está afuera”, entonces no habría nada que discutir dentro.
Este número de Metamorfosis se propone, justamente dar ese debate:
Las notas que siguen en estas páginas no son neutras: forman un mapa, un diagnóstico político y una invitación a actuar.
La primera nota, sobre la reelección del rector Carlos Greco, desmonta la imagen de armonía que quiso exhibirse en la Asamblea Universitaria. Lo que se presenta como “continuidad” es, en realidad, un proyecto agotado que administra el ajuste y restringe la democracia interna. La UNSAM del prestigio “hacia arriba” y el cierre “hacia abajo” es la foto de un modelo progresista que ya no puede ocultar sus límites:
La segunda nota, dedicada al SACAU, muestra cómo la reforma de los planes de estudio (presentada como modernización) es parte de una reconfiguración regresiva del sistema universitario: recorte de contenidos, tecnificación, títulos más débiles y el avance de una universidad funcional a un mercado laboral precarizado. Nada de esto podría entenderse sin la crisis social más amplia que atraviesa al país.
La tercera nota, sobre la tercerización en UNSAM, es quizás la más brutal: el laboratorio silencioso de la reforma laboral ya existe dentro de nuestra propia universidad. Jornadas extendidas, control permanente, falta de derechos elementales y salarios miserables. Todo lo que Milei quiere legalizar a nivel nacional ya funciona como regla cotidiana para quienes mantienen la UNSAM en pie.
Las notas de análisis nacional, como la dedicada al peronismo y a la reforma laboral, ubican el lugar de la juventud en un contexto donde se intenta imponer un nuevo sentido común disciplinario: resignarse, adaptar la vida a la precariedad, aceptar que “no hay alternativa”. Frente a eso, este número plantea lo contrario: sí hay alternativas, pero nacen desde abajo, desde las luchas obreras, desde la organización estudiantil y desde la izquierda consecuente.
La crónica de MadyGraf, escrita desde adentro y en un registro literario conmovedor, muestra que la autoorganización no es una consigna abstracta: es una práctica viva, hecha por mujeres que la sostienen, por obreros que transforman una pelea anunciada en una victoria histórica. Es el reverso luminoso del ajuste.
La sección literaria, finalmente, recuerda que la política también es sensibilidad, palabra, respiración, memoria y deseo. La organización no se construye solo con consignas; también con cultura, con vínculos y con un modo de mirar el mundo.
La alianza que puede cambiarlo todo
Los trabajadores de Secco lo demostraron con claridad: meses de cortes, medidas de distinto tipo y una gran solidaridad lograron la reincorporación de despedidos. “Luchar sirve”, dijo Ariel Moreno. Y tiene razón.
Los trabajadores del Garrahan mostraron lo mismo cuando conquistaron un 61% de aumento enfrentando la pasividad de las burocracias sindicales. Frente a los ataques, la fuerza colectiva sí puede torcer el brazo de los gobiernos y las empresas.
Ese es el camino que este número de la revista intenta recuperar: una lectura política que no se quede en el diagnóstico, sino que ilumine la potencia de la organización desde abajo.
Por eso este editorial es un llamado claro: Sumate a En Clave Roja.
Construyamos juntos una fuerza estudiantil que pelee por la unidad con los trabajadores, enfrente el ajuste, recupere los centros de estudiantes y vuelva a poner la discusión política en manos de quienes estudian, trabajan y sostienen la UNSAM todos los días.
En un momento donde el gobierno intenta avanzar, y donde la propia universidad intenta refugiarse en una neutralidad que no existe, nuestra respuesta no puede ser el silencio ni la resignación.
Este número de Metamorfosis es una invitación a eso.

