El nuevo Congreso dejó de ser un territorio hostil para Javier Milei, un ámbito de amenaza latente de juicio político -sí, hasta eso sobrevoló en estos dos años-, con comisión que lo investigó por $LIBRA, con mayorías duras que hasta le insistieron con dos tercios a sus vetos a financiar Universidades, Emergencia Pediátrica, Discapacidad.
La ratificación de que las cosas han cambiado con la nueva conformación de las Cámaras quedó patente con Milei sentado muy orondo en un palco -junto a la hermanísima- en modo celebratorio este miércoles, viendo engordar a su (ex) raquítico bloque hasta la primera minoría, desplazando al peronismo-K. Nada menos que 95 diputados, contantes y sonantes.
La foto se completó días atrás con un Senado inédito desde 1983, por el derrumbe del peronismo que pasó de 34 a 26 legisladores. La Libertad Avanza sumó 13 senadores y alcanzó las 20 bancas.
En Diputados se renovó la mitad de la Cámara, 127 legisladores. En el scrum en el barro en que se convirtió buena parte de la política, el clima triunfalista de LLA se reflejó también en expresiones reprobatorias y silbidos desde los palcos -colmados por el oficialismo- a los diputados K o de la izquierda que juraban con consignas ligadas a los derechos humanos o laborales. Los libertarios dejaron de ser los acorralados. Ahora son muchos, y se notó.
Un momento de la jura de los diputados electos, con Javier Milei y Karina Milei en el palco. Foto Federico López ClaroSin embargo, todavía están lejos del quórum, el número mágico de 129 sentados en sus bancas para arrancar una sesión y eventualmente, conformar mayoría para sancionar un proyecto de ley.
Los bloques polarizantes -LLA y el peronismo- reúnen el 73% de la Cámara.
Las otras fuerzas, que han sido mayormente vapuleadas en las elecciones del 26 de octubre, se han reagrupado como han podido para mantener peso y preminencia (se traduce en autoridades, y lugares en las comisiones).
Como Provincias Unidas, de los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y otros. O el segundo armado de los gobernadores capitaneado por Gustavo Sáenz (Salta).
Aún disminuidos, golpeados electoralmente en octubre, seguirían siendo los árbitros del recinto.
Los 95 diputados de LLA representan una enorme oportunidad para el Gobierno. Podría descontarse que sumará como aliados a los 12 que quedan del PRO, y acaso a los 6 de la castigada UCR oficial (varios radicales, empezando por el saliente presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau, ya engrosan Provincias Unidas).
Así, con el PRO, la UCR oficial y si sumara a los provinciales dialoguistas de Innovación Federal, el número para el mileísmo crece en magia: 120 voluntades, a 9 del quórum. Tiene aun para pesar en bloques afines y de ex aliados.
Pero, como sea, esto se logra con negociación y consensos.
Cuando Macri llegó al gobierno en 2015, Cambiemos tenía 87 diputados. Pero supo articular y congeniar intereses con el massismo (por entonces con amplio interbloque propio) y el bloque Justicialista que respondía a los gobernadores no K. Fueron dos años -2016 y 2017- positivos para Macri en términos parlamentarios.
En las elecciones de medio término de 2017 Cambiemos extendió la pintura amarilla a buena parte del mapa nacional. Parecía marchar a una hegemonía imparable. El interbloque creció a 108 diputados. Pero sobrevino la crisis financiera, el gobierno corrió a buscar auxilio del FMI e inició el camino declinante que llevó a la reinstalación del cuarto gobierno K en 2019.
El Congreso siempre es sensible y generalmente un correlato de la marcha general de los gobiernos, y sobre todo de la economía. En tiempos en que las lealtades son más líquidas que nunca.
En sus dos primeros años de mandato, Milei enfrentó amenazas desde el Congreso, y tuvo grandes sinsabores. Pero también, “la política” en el sentido más amplio (aliados PRO y radicales, gobernadores peronistas, fuerzas provinciales, etc.) le dieron las herramientas para gobernar: dispuso a sus anchas de los recursos con un Presupuesto desactualizado, prorrogado inéditamente por dos períodos; la Ley Bases; el DNU 70 (que el Senado rechazó, pero no llegó al recinto de Diputados).
En la nueva etapa, el oficialismo tiene el desafío de legislar, ya no de bloquear -a la defensiva- los avances opositores. En Extraordinarias empieza ese camino con el Presupuesto y luego con una reforma laboral cuyo texto todavía no se conoce.
En cuanto a la conformación de Diputados luego de la preparatoria de este miércoles, hay quienes anticipan más movimientos.
El politólogo Pablo Salinas señala que con dos bloques tan grandes como LLA y Unión por la Patria, que concentran el 73% de las bancas, “no es estratégico quedar en bloques chicos para ningún diputado a la hora de pensar en el reparto de comisiones. Entonces comenzamos a ver una tendencia a agrupamientos mayores de diputados/as”.
Y señala que los próximos días podrían dejar “una cantidad mucho más reducida de bancadas que la que hubo en los primeros dos años de gobierno de Milei”.

