Barcelona
Le Barcarès ha presentado esta mañana en Barcelona la nueva edición de su Village de Noël, un mercado navideño que se ha convertido en uno de los mayores reclamos de la temporada en el sur de Francia y que este año celebra su 26 aniversario. El acto buscaba reforzar su presencia entre el público catalán, que representa ya más de un tercio de los visitantes. El municipio recibe cerca de un millón de personas durante las semanas de actividad del mercado, una cifra muy llamativa para una localidad de poco más de 6.000 habitantes.
El interés del público catalán explica la decisión de organizar la presentación en Barcelona por primera vez. Según los responsables, el objetivo es fortalecer la afluencia de visitantes de proximidad, que cada año acuden al evento aprovechando la corta distancia desde Catalunya.
La edición de este año, que comenzó el pasado sábado y que se alargará hasta el 4 de enero, llega marcada por un cambio importante. El mercado estuvo muy cerca de no celebrarse debido a la saturación que se produjo en pasadas ediciones. El volumen de público generó serias dudas sobre la capacidad del espacio habitual, situado junto al barco-museo Le Lydia. Con todo, el ayuntamiento optó por trasladar el evento a un recinto más amplio, el área del Luna Park, situada a la entrada del municipio. Con esta reubicación se busca mejorar la circulación dentro del recinto y garantizar la seguridad del público.
Una imagen de la edición pasado del mercado
Xavi Jurio / Colaboradores
El nuevo espacio cuenta con 5.000 metros cuadrados y mantiene la estructura habitual del mercado, que funciona cada día desde las 11 de la mañana hasta las dos de la madrugada. La organización ha incorporado recorridos más amplios, accesos diferenciados y un control reforzado de los flujos de entrada y salida. El dispositivo se completa con aparcamientos específicos y un sistema de movilidad diseñado para evitar congestiones en los momentos de máxima afluencia.
Lee también
El mercado estrena también una escenografía renovada. El Museo del Hielo incorpora nuevas esculturas y se han instalado decoraciones de gran formato y efectos lumínicos que unifican el recorrido. El recinto incluye además la ya clásica noria panorámica, una pista de hielo cubierta, cabañas con productos artesanales y un espacio gastronómico donde conviven especialidades francesas y catalanas. Entre la oferta figuran panellets, embutidos, vinos y otros productos con el objeto de reforzar el vínculo cultural entre ambas zonas.



