La imagen del barco en el interior del puerto de Barcelona con los motores encendidos y soltando humo puede pasar a la historia en los próximos años. No será de un día para otro, aunque la autoridad portuaria aspira a que en el 2030, dentro de cinco años, el 65% de las escalas de cruceros y portacontenedores se conecten a los grandes enchufes que se están instalando.
El sistema llamado OPS (Onshore Power Supply) permite conectar la embarcación a la red eléctrica y mantener el funcionamiento interior con el motor apagado, sin estar quemando combustible. Los dos primeros de Barcelona y de todo el Mediterráneo se encuentran en fase de pruebas desde hace un año y medio. Uno de ellos se encuentra en la terminal de contenedores BEST para embarcaciones de carga y otro en la de Grimaldi para ferrys. Desde su puesta en marcha se cuentan unas 200 escalas. El plan del puerto de Barcelona pasa por crecer exponencialmente a medida que se vayan instalando más y se vaya desplegando la infraestructura asociada lo largo y ancho de los muelles, llegando a abastecer el 75% de las escalas en el 2040 y el 90% en el 2050.
Para ello es necesario todavía afrontar importantes obras y mejoras de las instalaciones que permitan alimentar los buques y especialmente los cruceros, con toda la gente que hay allí dentro. “No es una obra menor, es como si se conectara de golpe una ciudad de 3.000 personas al sistema eléctrico”, destaca Héctor Calls, director de sostenibilidad ambiental del Port de Barcelona.
Los enchufes de las embarcaciones son una de las medidas más vistosas de un plan de transición energética mucho más amplio con más de 150 actuaciones que movilizan inversiones por valor de más de 1.700 millones de euros. De ellos, 780 son públicos y 920 corresponden al sector privado, en un ejemplo más de colaboración público-privada. La mayor de las inversiones públicas es la construcción de los nuevos accesos ferroviarios, que deben sacar un importante número de camiones de las carreteras y de los muelles.
Las cubiertas de los edificios portuarios se llenarán de placas fotovoltaicas para ser más autosuficientes
Es precisamente en el lado terrestre del puerto donde también se quiere actuar de manera importante, elevando al 50% la electrificación de la actividad y maximizando la independencia energética para evitar la volatilidad de los costes de los últimos años. “Si queremos ser más resilientes hemos de ser más autónomos, y para eso la mejor solución es producir energía”, destaca Calls.
El proyecto pasa por ampliar en el 2030 de 17 a 100 MWp la energía fotovoltaica producida en las cubiertas de edificios portuarios, aprovechando además que la legislación vigente ahora sí que permite aprovechar el autoconsumo en todo el recinto portuario y que la electricidad producida en una punta del gigantesco recinto se pueda aprovechar en la otra. La incorporación de baterías de almacenamiento ayudará a ello.
Además de la descarbonización de la actividad portuaria y un consumo más sostenible, también forma parte del plan de acción la búsqueda de nuevas tecnologías emergentes aún con mucho recorrido por explorar como el biometano y los combustibles sintéticos. El hidrógeno es la otra tecnología en la que hay muchas expectativas puestas, más aún coincidiendo con la oportunidad que supone el gasoducto H2Med.
El conjunto de actuaciones puestas en marcha del plan “marca la planificación portuaria de los próximos años y transformará el modelo energético, generando nuevas áreas de negocio”, según el presidente del puerto, José Alberto Carbonell, que presentó este martes la planificación prevista. La aspiración es reducir en el 2030 un 50% las emisiones de CO2 respecto al 2017, el equivalente a las emisiones anuales de 240.000 coches. De cara al 2040 el objetivo se fija en una reducción del 85% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El camino final se fija en el 2050, para cuando se espera que el puerto pueda ser considerado neutro en emisiones.



