El gobierno de Donald Trump presentó un documento de 33 páginas titulado «Estrategia Nacional de Seguridad», en el que expone claramente el objetivo de reforzar la influencia de Estados Unidos en América Latina
Se trata de un documento estratégico en donde detalla los pilares fundamentales de la agenda en la política exterior y afirma que Estados Unidos cambiará su rol global histórico hacia un mayor dominio en Latinoamérica y una enérgica lucha contra la migración.
«Para garantizar que Estados Unidos siga siendo el país más fuerte, rico, poderoso y exitoso del mundo durante las próximas décadas, nuestro país necesita una estrategia coherente y enfocada en cómo interactuar con el mundo. Para lograrlo, todos los estadounidenses necesitan saber exactamente qué intentamos hacer y por qué. Una estrategia es un plan concreto y realista que explica la conexión esencial entre fines y medios: parte de una evaluación precisa de lo que se desea y de las herramientas disponibles, o que pueden crearse de forma realista, para lograr los resultados deseados. Una estrategia debe evaluar, clasificar y priorizar», comienza el texto.
El documento de seguridad nacional, cuyo objetivo es profundizar en la visión de «Estados Unidos Primero» del trumpismo señala una marcada reorientación respecto a los antiguos llamados estadounidenses a centrarse en Asia, aunque aún identifica a China como un competidor principal.
La estrategia también critica duramente a los aliados en Europa y afirma que Estados Unidos defenderá a quienes se oponen a los valores de la Unión Europea, incluyendo la inmigración. Rompiendo con décadas de intentos de ser la única superpotencia, la estrategia afirma que «Estados Unidos rechaza el desafortunado concepto de dominación global para sí mismo». y añade que Estados Unidos también impediría que otras potencias dominaran. Sin embargo, advierte que «esto no significa derrochar sangre y dinero para reducir la influencia de todas las grandes y medianas potencias del mundo».
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«La estrategia exigía un reajustar nuestra presencia militar global para abordar las amenazas urgentes en nuestro hemisferio, alejándola de escenarios cuya importancia relativa para la seguridad nacional estadounidense ha disminuido en las últimas décadas o años», afirma.
El documento hacee foco en América Latina y ubica a Trump como un modernizador de la Doctrina Monroe que se basó en declarar a Latinoamérica como territorio blindado para las potencias rivales que en este caso sería China.
«Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental y proteger nuestro territorio nacional y nuestro acceso a geografías clave en toda la región. Negaremos a competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de poseer o controlar activos estratégicamente vitales en nuestro hemisferio. Haremos valer este «Corolario Trump» de la Doctrina Monroe», remarca.
«Estados Unidos debe reconsiderar su presencia militar en el hemisferio occidental. Esto implica cuatro cosas obvias: Un reajuste de nuestra presencia militar global para abordar las amenazas urgentes en nuestro hemisferio, especialmente las misiones identificadas en esta estrategia, y alejarla de escenarios cuya importancia relativa para la seguridad nacional estadounidense ha disminuido en las últimas décadas o años», enfatiza.
Esto es una clara declaración de la importancia que tendrá la región para su Administración. En ese plan lo que se destaca es la lucha por la migración ilegal que le ha generado tensiones con México y los países centroamericanos.
Estados Unidos reafirmará y aplicará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental y proteger nuestro territorio nacional y nuestro acceso a geografías clave en toda la región. Negaremos a competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de poseer o controlar activos estratégicamente vitales en nuestro hemisferio. Haremos valer este «Corolario Trump» de la Doctrina Monroe
«La era de la migración masiva debe terminar. La seguridad fronteriza es el elemento primordial de la seguridad nacional. Debemos proteger a nuestro país contra las invasiones, no solo contra las migraciones descontroladas, sino también contra las amenazas transfronterizas como el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata de personas», agrega en lo que puede ser una referencia a la escalada con Venezuela por los ataques a supuestos narcos en el mar caribe.
La estrategia que confirma también la idea de perseguir objetivos similares en Europa, en línea con los partidos de extrema derecha. El texto habla de aliados cercanos, la estrategia destaca la necesidad de «cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas».

A su vez, señala la menor participación de Europa en la economía global y responsabiliza al ascenso de China y otras potencias emergentes. «Este declive económico se ve eclipsado por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización. Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos», afirma.
Esto forma parte de las diferencias que tiene actualmente la Casa Blanca con la OTAN respeto de la guerra en Ucrania a la que Trump pretende poner fin pero bajo los términos y condiciones de Rusia.
La era de la migración masiva debe terminar. La seguridad fronteriza es el elemento primordial de la seguridad nacional. Debemos proteger a nuestro país contra las invasiones, no solo contra las migraciones descontroladas, sino también contra las amenazas transfronterizas como el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata de persona
En esa línea, acusa a los europeos de debilidad y afirmó que Estados Unidos debería centrarse en «acabar con la percepción y prevenir la realidad de la OTAN como una alianza en perpetua expansión».
En relación a Medio Oriente, solo plantea los esfuerzos de Estados Unidos por aumentar el suministro de energía en el país y no en el Golfo y anuncia que «la razón histórica de Estados Unidos para centrarse en Medio Oriente Oriente Medio se desvanecerá».
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El documento afirma que la seguridad de Israel es una prioridad para Estados Unidos, pero evita el lenguaje efusivo sobre el Estado judío, utilizado incluso durante la primera administración Trump.
Finalmente, respecto a China, propone a sus aliados construir una región Asia-Pacífico «libre y abierta», y se centra más en el país como competidor económico. Tras mucha especulación sobre si Trump cedería en el tema de Taiwán, la democracia autónoma que Pekín reivindica, la estrategia deja claro que Estados Unidos apoya el statu quo de décadas de antigüedad, pero insta a sus aliados Japón y Corea del Sur a contribuir más para garantizar la defensa de Taiwán frente a China.
Una de las conclusiones generales del documento que es explicar «el propósito de la política exterior es la protección de los intereses nacionales fundamentales; ese es el único enfoque de esta estrategia. Las estrategias estadounidenses desde el final de la Guerra Fría han sido insuficientes: han sido listas interminables de deseos o estados finales deseados; No hemos definido claramente lo que queremos, sino que hemos formulado vagos clichés; y a menudo hemos juzgado mal lo que deberíamos desear».
«Tras el fin de la Guerra Fría, las élites de la política exterior estadounidense se convencieron de que la dominación permanente de Estados Unidos sobre el mundo entero redundaba en beneficio de nuestro país. Sin embargo, los asuntos de otros países solo nos incumben si sus actividades amenazan directamente nuestros intereses. Nuestras élites calcularon erróneamente la disposición de Estados Unidos a asumir eternamente cargas globales que el pueblo estadounidense no veía en el interés nacional», analiza.
En efecto, Trump deja en claro su posición en contra de las ideas del globalismo y el multilaterlaismo y buscar reconfigurar los parámetros de la política exterior que hoy domina el sistema internacional y que busca un Estados Unidos más enfocados en sí mismo y el desarrollo, por ejemplo, de su propia base industrial y en una «robusta política energética».

Por eso, habla de «corrección necesaria» y enfatiza en que «nada de esto era inevitable. La primera administración del presidente Trump demostró que, con el liderazgo adecuado tomando las decisiones correctas, todo lo anterior podría y debería haberse evitado, y mucho más se habría logrado».
«Queremos mantener el inigualable «poder blando» de Estados Unidos, mediante el cual ejercemos una influencia positiva en todo el mundo que promueve nuestros intereses. El «poder blando» que sirve al verdadero interés nacional de Estados Unidos solo es eficaz si creemos en la grandeza y la decencia inherentes a nuestro país», alerta.
Nuestras élites calcularon erróneamente la disposición de Estados Unidos a asumir eternamente cargas globales que el pueblo estadounidense no veía en el interés nacional
En otro tramo, plantea: «¿Qué queremos del mundo y del mundo? Queremos asegurar que el Hemisferio Occidental se mantenga razonablemente estable y bien gobernado para prevenir y desalentar la migración masiva a Estados Unidos; queremos un Hemisferio cuyos gobiernos cooperen con nosotros contra narcoterroristas, cárteles y otras organizaciones criminales transnacionales».
«Queremos un Hemisferio libre de incursiones extranjeras hostiles o de la propiedad de activos clave, y que apoye cadenas de suministro críticas; y queremos asegurar nuestro acceso continuo a ubicaciones estratégicas clave. En otras palabras, afirmaremos y haremos cumplir un «Corolario Trump» de la Doctrina Monroe», advierte.
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Por último, el texto puntualiza que «a política exterior del presidente Trump es pragmática sin ser «pragmática», realista sin ser «realista», basada en principios sin ser «idealista», enérgica sin ser «de línea dura» y moderada sin ser «pacifista». No se basa en una ideología política tradicional. Está motivada sobre todo por lo que funciona para Estados Unidos, o, en dos palabras, «Estados Unidos Primero».
«La fuerza es el mejor disuasivo. Los países u otros actores suficientemente disuadidos de amenazar los intereses estadounidenses no lo harán. Además, la fuerza puede permitirnos alcanzar la paz, ya que las partes que la respetan suelen buscar nuestra ayuda y son receptivas a nuestros esfuerzos para resolver conflictos y mantener la paz. El mundo funciona mejor cuando las naciones priorizan sus intereses. Estados Unidos priorizará sus propios intereses y, en sus relaciones con otras naciones, las alentará a que también prioricen los suyos», concluye.

