La Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa uno de los momentos más complejos desde el retorno de la democracia, con una presencia fragmentada en el Congreso y con derrotas en distritos que históricamente estaban identificados con el partido centenario.
En la actualidad, la UCR gobierna 5 provincias; Santa Fe (Maximiliano Pullaro), Corrientes (Juan Pablo Valdés), Mendoza (Alfredo Cornejo), Jujuy (Carlos Sadir) y Chaco (Leandro Zdero). Cada gobernador tiene juego propio y en la última elección, Cornejo y Zdero fueron en alianza con La Libertad Avanza mientras que los 3 restantes fueron parte de Provincias Unidas.
En esos comicios, el radicalismo festejó en Corrientes, con el sello de Provincias Unidas, y Mendoza y Chaco, aunque en alianza con La Libertad Avanza, lo que deja abierto el debate sobre las ventajas y desventajas de acordar con el oficialismo.
Sin embargo, en Diputados, el cornejismo se quedó con la marca oficial de la UCR y Pamela Verasay le ganó la pulseada por la presidencia de la bancada a Karina Banfi, quien terminó armando un monobloque.
Pero el dato que genera tensión e incertidumbre es que el radicalismo pasó de tener más de 40 diputados en la época de Juntos por el Cambio, con Mario Negri como jefe del interbloque, a tan sólo 6 legisladores.
El dato es que al inicio de la gestión de Javier Milei, el radicalismo contaba con un bloque de 33, pero las divisiones internas hicieron que el espacio comandado en ese momento por Rodrigo de Loredo se quebrara en cuatro: UCR oficial, Democracia para Siempre, la Liga del Interior y el monobloque Unidos.
Tras las últimas elecciones de octubre y antes del 10 de diciembre, la UCR tenía 12 diputados, pero 5 pasaron a Provincias Unidas y Banfi armó espacio propio.
A eso se suma que los 3 legisladores del bloque Liga del Interior o conocidos popularmente como radicales con peluca pasaron a las filas del oficialismo. Para detener la sangría y no perder poder en la Cámara baja, Verasay selló un acuerdo con el PRO para pelearle la condición de tercera fuerza a Provincias Unidas, ambas fuerzas cuentan con 22 representantes cada una.
En el Senado, donde el radicalismo perdió 3 bancas en octubre y se quedó con 10 legisladores. En esa cámara, la UCR pudo mantener la unidad bajo el comando del correntino Eduardo Vischi, tal como se dio durante los primeros dos años de gobierno libertario.
Un sector del radicalismo está confiado que en la medida de que el kirchnerismo pierda peso en el sistema político va a crecer una variante de centro que puede estar representada por la UCR. Pero advierten que esto será posible en la medida de que haya un crecimiento de la economía y que se recuperen las pymes.
Sin duda que la elección del joven Leonel Chiarella no será una solución mágica de reordenamiento del partido centenario, pero los distintos sectores coincidieron en que es una salida ante la decisión de las figuras del radicalismo que no estaban dispuestas a asumir la responsabilidad de conducir el espacio.

