El Gobierno intenta recuperarse de la victoria con gusto a derrota que significó la media sanción del Presupuesto en la madrugada del jueves y que lastimó el vínculos con sus principales socios electorales: el PRO y gobernadores radicales. Tras sugerir la alternativa casi absurda de vetar su propio proyecto o de incluir cambios para sancionarlo a mediados de febrero, el oficialismo se abraza ahora a la idea de sancionar el texto original con el polémico capítulo 11 en el Senado y sesionar el lunes 29 o martes 30 en la Cámara Baja.
El jefe del bloque del PRO Cristian Ritondo está dispuesto a cumplir con su advertencia y a judicializar la designación de los auditores en representación de la Diputados, que explicitó el acuerdo de LLA con todas las variantes del peronismo, desde el salteño Gustavo Sáenz -con vínculos latentes con su viejo compañero de fórmula presidencial Sergio Massa- y con La Cámpora. «Los constitucionalistas se toman su tiempo«, dicen cerca del líder de los diputados amarillos, uno de los principales impulsores de la alianza con los libertarios en la Provincia.
A Ritondo no lo calmó el reconocimiento de su íntimo amigo en el Gobierno, Diego Santilli. «Le agradezco mucho primero a Cristian porque siempre estuvo plantado en la misma vereda respecto a las reformas que necesita el país. Y segundo a Pro por haber acompañado incólume lo mismo que me tocó acompañar a mí meses atrás. Por el trabajo de esos 11 diputados que pusieron el cuerpo, ese es el camino», declaró el ministro del Interior. Sin embargo, hubo avances y un encuentro entre Ritondo y Martín Menem para descomprimir, dar vuelta la página y trazar una estrategia conjunta.
La desconfianza entre ambos no es nueva, aunque tienen una relación previa a la política. Las intrigas vienen desde el principio de la gestión, cuando Guillermo Francos obturó el desembarco del macrista en la presidencia de la Cámara. La desconfianza creció puertas adentro de la interna que animó los cortocircuitos del Gobierno. Ritondo apostó por Santiago Caputo. El titular de la Cámara es el primer soldado de Karina Milei. Ritondo sufrió el fuego amigo de los delegados de la hermana del Presidente en la Provincia en la última semana, que se aclaró con el dictamen del Presupuesto y revivió en la polémica sesión.
De todos modos, después de espetarle su falta de códigos y que había elegido a los gobernadores del norte como su aliado, Ritondo y Menem hablaron a solas en las últimas horas y achicaron la distancia y permitieron avanzar con la idea de una sesión en la víspera del año nuevo, siempre y cuando, claro, la sesión en el Senado del 26 sea exitosa para el Gobierno.
El equilibrio es frágil. El oficialismo ya tuvo que dilatar el tratamiento de la reforma laboral para febrero.
La caída del capítulo once no solo incluía la derogación de las leyes de discapacidad y financiamiento universitario, un pedido que envió el ministro de Economía Luis Caputo y que se incluyó a último momento y temerariamente en el dictamen. Patricia Bullrich había aconsejado en la mesa política del Gobierno que no se incluyeran ninguno de los dos temas que vetó sin éxito el Presidente. El capítulo de la polémica explicitaba además que el Gobierno pagaría el 1.55 de coparticipación que la Corte ordenó devolverle a la Ciudad, un pedido que Jorge Macri había trasladado a lo más alto de la Casa Rosada.
Para surcir las heridas, el ministro de Economía recibió este viernes al jefe de Gobierno. Macri ponderó el diálogo, la predisposición y la voluntad de ambas partes de seguir trabajando de manera coordinada entre los equipos económicos y se le facturó la responsabilidad de la deuda a la administración de Alberto Fernández.
En el peronismo señalan que Ritondo intenta negociar el desembarco de Martín Maqueyra en el directorio de YPF.
Otros socios electorales del Gobierno quedaron molestos por el señalamiento de algunos de los despachos más importantes del mundo libertario contra sus aliados electorales Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco), a quienes habían mezclado con el voto de aliados más escurridizos como Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Rolando Figueroa (Neuquén), entre otros.
Santilli y Eduardo Lule Menem llamaron a los ejecutivos provinciales aliados y ex JxC que se pintaron de violeta el 26 de octubre para agradecerles el apoyo y se disculparon por los trascendidos.
