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Llegó la primera computadora cuántica universitaria y buscan que el país se suba a la gran promesa tecnológica

Como una ola que avanza desde el horizonte, la computación cuántica viene creciendo hace décadas y todo indica que lo seguirá haciendo en los próximos años. Algunos creen que cuando llegue a la orilla la ola será tan grande que cambiará para siempre la forma en que producimos y vivimos en sociedad.

La Argentina cuenta con grupos de investigación valiosos, capaces de aprovechar esa promesa, sobre todo económica. Están por todo el país. En ese marco, una decena de universidades, departamentos universitarios y centros de investigación nacionales firmaron un acuerdo que busca potenciar la investigación y la formación de recursos humanos preparados para surfear la ola.

La computación cuántica tiene una lógica completamente distinta de la tradicional. Trabaja con las partículas del electrón y con la mecánica cuántica, una física que sigue reglas radicalmente diferentes a la convencional.

De avanzar, no solo será más veloz, sino que además permitirá resolver problemas que hasta ahora son imposibles. Tendría impacto en áreas como la investigación farmacéutica, el desarrollo de nuevos materiales, la gestión financiera, la criptografía, la mitigación del cambio climático y la industria bélica, entre otras.

El acuerdo firmado por las universidades nacionales consiste en unir fuerzas para ofrecer una oferta académica y de investigación en computación cuántica de calidad para todos los estudiantes que cursan carreras afines (como física, informática o ciencias de la computación) en todas las casas de estudio del país.

La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.

En este contexto, compraron la primera computadora cuántica para uso académico -que ya funciona en la Universidad de Hurlingham- y contrataron capacidad cuántica en una nube de Amazon. Además, armarán cursos de grado y maestrías especializadas en la materia.

El acuerdo fue firmado por el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, equipos de las universidades nacionales de La Plata, Córdoba, San Martín, Hurlingham, Noroeste de la Provincia, San Antonio de Areco, Río Negro, del Centro de la Provincia, Arturo Jauretche, Quilmes, el Instituto de Investigación en Ciencias de la Computación (ICC, UBA/CONICET), la Comisión de Investigaciones Científicas y la Asociación Física Argentina, entre otras instituciones.

La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.

Ariel Bendersky, profesor del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y experto en computación cuántica, le explicó a Clarín que el acuerdo está abierto, y se pueden sumar los centros de investigación que trabajan con esta tecnología que aún no lo han hecho.

Ciencia básica

En total hay 31 grupos que investigan computación cuántica en la Argentina. La mayoría se enfoca en investigación básica. Por una parte, están los “teóricos”, que son los que se dedican al software que llevarán estas máquinas, que usan algoritmos con una lógica totalmente distinta.

Y por otro lado están los “experimentales”, que trabajan con lo que será el hardware de estos dispositivos. Están desde los que investigan temas como “trampas de iones” (logran tomar un átomo y trabajar con él para hacer computación cuántica), hasta los que trabajan con fotones (la partícula mínima de luz), entre otros.

La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.

Todos están en contactos con laboratorios internacionales. Hay que entender que la computadora cuántica es el producto de esta serie de experimentos que se van haciendo en el mundo. Es ciencia básica, que luego se traslada a ciencia aplicada.

Hay limitaciones, claro. Por ahora, para funcionar las computadoras cuánticas necesitan cables superconductores, enfriados a 273,15 grados bajo cero. Y aun así, presentan errores, que en la jerga se conoce como “ruido”.

Los expertos estiman que en unos 10 años la tecnología estará lo suficientemente madura. Pero mientras tanto se van dando pasos importantes hacia esa meta, y los argentinos son una voz de relevancia en el campo.

Ahora, ¿cómo es que en la Universidad de Hurlingham tiene un equipo así? No, lo que hizo esa universidad fue comprar un modelo educativo de computadora cuántica, que es el primero que llega a las universidades del país.

Esta computadora cuántica educativa, de la marca china SpinQ, tiene la ventaja de que funciona a temperatura ambiente. Usa tecnología de resonancia magnética nuclear a través del cual se logra trabajar con tres qubits (la unidad de medida de la computación cuántica).

La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.

Suena a poco, pero esos tres quibits son suficientes para que los estudiantes e investigadores puedan probar los algoritmos cuánticos y hacer las simulaciones. El valor de esta computadora es básicamente educativo.

Pero además de la computadora de SpinQ, la Universidad de Hurlingham también contrató el servicio de computación cuántica en la nube más avanzado, que es el que ofrece la empresa estadounidense Amazon. Se llama Amazon Braket.

El servicio conecta a los investigadores argentinos con las pocas computadoras cuánticas reales que ya existen en el mundo y que desarrollan las empresas de punta del sector. La “suscripción” permite hacer simulaciones de los algoritmos cuánticos dentro de entornos mucho más avanzados.

“Lo que buscamos es ofrecerles a los estudiantes de todas las carreras vinculadas a la computación cuántica, que están entre las que más ingresantes tienen en los últimos años, herramientas para que puedan hacer testeos de los algoritmos”, le dijo a Clarín Juan Pedrosa, secretario de Investigación de la Universidad Nacional de Hurlingham.

La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.La primera computadora cuántica universitaria funciona en la Universidad de Hurlingham.

“Estimamos que va a haber mucho trabajo sobre esto en el futuro. Se vienen muchos años de testeos en la industria a nivel mundial, y queremos que nuestros estudiantes estén ahí haciendo estos tests. La computación cuántica es un tren que puede pasar o no, pero si pasa queremos estar preparados para subirnos y formar así a los recursos humanos para esta industria tan prometedora”, agregó.

Pedrosa explicó que, además del acceso a la computadora cuántica y a la nube, lo que buscan con el acuerdo entre universidades es armar cursos de grado sobre computación cuántica -que puedan ser acreditadas por todas las universidades- y desarrollar un programa de posgrados en tecnologías cuánticas que incluye una maestría.

La computadora cuántica educativa de SpinQ costó unos 50.000 dólares, mientras que la suscripción a Amazon Braket se cobra de acuerdo al uso. Desde la Universidad de Hurlingham estiman que si lo usan mucho costará unos 100 dólares por mes.

Bendersky pondera la iniciativa. Cree que la Argentina hoy tiene aspectos negativos y positivos con respecto a la computación cuántica. “La ciencia aplicada se monta sobre la ciencia básica y la están desfinanciando. Tenemos salarios 40% por debajo de lo que dice la ley, que ya pasó cinco veces por el Congreso. En ese sentido estamos muy mal”, dice.

“En lo que estamos muy bien, y tarda mucho más tiempo en destruirse, es que tenemos un sistema universitario muy sólido, con gente muy buena, con científicos que son reconocidos en todo el mundo. Muchos de ellos trabajando en el mundo”, agregó.

Bendersky explica que la computadora que compró la Universidad de Hurlingham será muy útil, porque programar en computación cuántica es muy diferente a la programación tradicional. “Hay que tener al menos media carrera de grado para poder programar esos algoritmos, se necesita mucha ciencia básica”, concluyó.


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