El Arzobispado de Córdoba expresó su preocupación por la reforma del Código de Convivencia Ciudadana impulsada por el Gobierno provincial y pidió que el debate se dé con diálogo, participación y escucha real, ante el inminente tratamiento del proyecto en la Legislatura unicameral.
El planteo fue difundido a través de un documento titulado “Por un Código de Convivencia donde haya lugar para todos”, firmado por la Pastoral Social – Vicaría de los Pobres de la Arquidiócesis de Córdoba, en el que se cuestiona el apuro con el que se impulsa la iniciativa, anunciada oficialmente el viernes pasado.
Cuestionamientos al momento y la forma
Desde la Iglesia advirtieron que el debate se plantea en un contexto de fin de año, cuando gran parte de la sociedad atraviesa el cierre de un período complejo. “El apuro no se corresponde con la gravedad de la problemática”, señalaron, y remarcaron que legislar sobre temas que afectan a miles de personas exige procesos amplios de escucha y consenso.
En ese marco, el documento plantea una serie de interrogantes sobre las alternativas laborales, la capacitación, la reinserción de personas con causas penales y el abordaje integral de adicciones y falta de vivienda. También alertó sobre el riesgo de detenciones arbitrarias o de criminalizar a trabajadores informales “por portación de rostro”.
Subsistencia, exclusión y alternativas
Si bien se reconoce la existencia de excesos, extorsiones y delitos, el Arzobispado subrayó que para muchas personas estas tareas representan su única fuente de subsistencia. En ese marco, planteó una serie de interrogantes sobre las oportunidades laborales, la capacitación, la reinserción social y el abordaje integral de adicciones y falta de vivienda.
También alertó sobre el riesgo de criminalizar la pobreza, al mencionar situaciones de detenciones por “portación de rostro” o sanciones a trabajadores que utilizan motos por no contar con otra alternativa de movilidad.
Un llamado a no “esconder la pobreza”
El viernes, el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi S.J., retomó estos conceptos durante la presentación del libro “Nadie se salva solo”, donde evocó una experiencia vivida junto al fallecido Papa San Juan Pablo II en Santo Domingo, al observar el llamado “muro de la vergüenza”. “No se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado e inclusión”, sostuvo.
Mientras el proyecto continúa su recorrido legislativo y su tratamiento podría postergarse hasta febrero, el pronunciamiento de la Iglesia sumó presión social y política a un debate que sigue abierto.
La Legislatura tratará una reforma del Código de Convivencia con foco en el orden público



