Esta sabe ser la expresión en familia, cuando hay un nuevo integrante, por lo general un niño tierno y dulce, que se lleva las miradas, fotos y aplausos de todos. «¡Es el rey de la casa!» Y en la del Bosque de La Plata, donde está la casa de Gimnasia, está Rodrigo Rey. Desde antes de que empiece el partido ya era el mimado, el que recibió un regalo y todo.
Fecha 26, anteúltima, Boca se había tropezado y las matemáticas daban…
Las banderas puestas al revés, tan cercano el dolor y algo rara esa esperanza del hincha que empieza con sus canciones que reclaman la victoria…
Está Argentinos Juniors, ese que en 1995 quiso ser verdugo cuando el Lobo estuvo así de vestirse de novia, pero después de ir en ventaja apareció el agónico equipo dirigido por Griguol, que convertía tres goles de penal con Dopazo (minutos 36, 50 y 55 del segundo tiempo… para contarlo hoy y seguir sin poder creerlo… como que perdió San Lorenzo que iba puntero y Gimnasia saltó a la cima cuando faltaban dos partidos). Increíble cómo se le escaparía ese torneo de película, con el galope del pecho en una multitud que no solo era de La Plata sino de todas parte del país pensando en que se le diera a Gimnasia…
También fue increíble este lunes el sorteo del referí, increíble y digno de repetirse. “¿Maradona o Messi?”, le preguntó a los capitanes, que se miraron azorados, y sonrieron. Nada de “cara o ceca”. Rey le respondió “¡qué pregunta!”, y Torrén dijo “los dos”. Descontractura, buen momento, como hacen los árbitros del fútbol infantil cuando tratan con los niños. El jugador de los Rojos tuvo que elegir y dijo Maradona. “Ganó Messi”, tiró Yael Pérez Falcón. Sacaba del medio Gimnasia…
En el verde césped se podrá ver claramente un visitante adueñándose de la pelota: fue 70 a 30 el porcentaje de posesión de pelota, favorable a Argentinos.
El segundo tiempo iba a ser más interesante. A los 2 minutos Rey se bancó la enjundia del paraguayo Gabriel Avalos, conteniendo dos veces sus tiros francos al arco. Gimnasia avanzó como pudo, con sus pibes, con sus chances de entrar a la Libertadores, pero si quería seguir peleando el título debía ganar como sea. Con esos 40 puntos, frente a los 48 de Boca (derrotado esta fecha), ese equipo poderoso con el que completará 80 minutos (miércoles a las 17). Claro, el Lobo si sumaba de a tres con Argentinos y embocaba a Boca se hubiese puesto en la fila, con 46, tocando bocina en la última fecha, en la manifestación de candidatos donde están Racing, Tucumán, River y Huracán.
El Lobo trató de quebrar el marcador yendo hacia el arco que da a 60, donde Dopazo hizo los tres penales aquella tarde de hace 27 años. El Bicho, que dirigido por Gabriel Milito ya este año quitó un sueño de campeonato a Estudiantes (luego de un 0 a 0 lo eliminó por la vía de los penales) también dejará la bronca en la otra mitad platense, que seguía prendida a un poquito de ilusión. Quiso picar ese Bicho con el triunfo, pero otra vez Rey hizo pequeño el arco.
“Imposible romper el cero… Final palo y palo en La Plata… ¡Se baja el telón!”, fueron los últimos versos por TV de Nicolás Nardini. “Sigue sin resolverse la plaza Conmebol Libertadores”, remató el relator nacido en Ensenada antes de dejar el micrófono.
Gorosito, con impotencia y juicio razonable, lanzó el comentario: “Jugar cada dos días es una locura”.
Locura, como la que vivió la gente aquel jueves donde empezó el duelo que no se detiene por la muerte del hincha.
Locura, como la que vivimos a diario, mientras el fútbol en cualquier día, nos sigue acompañando como una música que no siempre es agradable.
Locura, como la que puede ser el miércoles, cuando Boca podría dar la vuelta olímpica en soledad. (Para eso este martes Lanús debe ganarle a Racing).
