La escalada de tensiones diplomáticas entre Argentina y el régimen venezolano por el secuestro del gendarme argentino, Nahuel Gallo, continúa escalando y en las últimas horas intentó justificar el proceder de sus fuerzas de Seguridad acusando al detenido de conspirar para asesinar a la vicepresidenta de su Gobierno, Delcy Rodríguez.
El conflicto, iniciado el pasado 8 de diciembre con la detención del agente argentino, fue el puntapié inicial de una serie de hostilidades entre los Gobiernos de ambos países.
Si bien desde Argentina se iniciaron gestiones diplomáticas para alcanzar acuerdos, las declaraciones públicas del presidente Javier Milei y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, no contribuyeron precisamente a calmar las aguas.
Tras tildar a Maduro de «dictador sangriento» y a su Gobierno de «régimen asesino», el mandatario nacional recibió al dirgente venezolano opositor que se adjudicó el triunfo en las últimas elecciones, Edmundo González Urrutia.
A pesar de no presentar mayores pruebas respecto a sus acusaciones, Maduro no titubeó en responsabilizar al Gobierno argentino como planificador de la mencionada conspiración terrorista.
“Algunos chillaron, como los argentinos, pero yo puedo decirlo hoy: nosotros a esa gente la estábamos esperando. Gracias a Dios, siempre tenemos que agradecerle a él, tenemos una inteligencia muy buena; ellos venían desde el sur de América con planes específicos para intentar atentar contra la vida de la vicepresidenta Delcy Rodríguez”, aseguró a través de una transmisión de la televisión estatal venezolana.
El dictador venezolano afirmó que “es mentira que tiene una novia aquí, ese señor tiene su esposa en Argentina”, ignorando que la esposa del gendarme se mostró en numerosas ocasiones reclamando la libertad de su marido.
“El Gobierno argentino está involucrado en los planes violentos de atentar contra la paz de Venezuela, así lo denuncio”, sostuvo sin temor a equivocar las gravísimas acusaciones internacionales.
La maniobra se da en el marco de la semana que debería darse la sucesión presidencial surgida de las elecciones del pasado 28 de julio: al respecto, González Urrutia se declaró ganador con el 67% de los sufragios; pero Maduro también se auroproclamó vencedor, negándose -una vez más- a mostrar las actas que corroboraran sus dichos.
Luego de esto, hubo acusaciones de fraude internacionales y protestas masivas en Venezuela, pero el régimen no dio señales de respetar los comicios y el futuro institucional divagó en incertidumbre durante casi medio año. A tal punto es así, que González Urrutia viene realizando una gira internacional en busca de apoyo, donde asegura que acudirá al país caribeño para asumir la presidencia en los próximos días.
En este marco, Gallo fue detenido el 8 de diciembre sin más fundamentos expuestos para fundamentarlo que tener «un salario de 500 dólares» y «viajar por el mundo». Así, el ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, comenzó a apuntalar la teoría conspirativa de que se trataba de un agente de inteligencia del Gobierno argentino.
Desde Buenos Aires rechazaron estas afirmaciones desde un principio, afirmando que se trata de acusaciones infundadas y que “Gallo se encuentra en una situación de gravedad y urgencia, con riesgo de daño irreparable a sus derechos”.
El gendarms de 33 años cumplía funciones en Mendoza y había viajado para reunirse con su esposa e hijo en Caracas. El Gobierno argentino denunció la detención como arbitraria y exigió su liberación inmediata, calificando el hecho como una violación de los derechos humanos. La Cancillería presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional, argumentando que el caso se enmarca en un patrón sistemático de crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
