Muchas estufas de gas se resisten a abandonar las terrazas de Barcelona. La prohibición municipal de estos dispositivos en vigor desde el primer día del año no se nota mucho en un buen puñado de céntricas calles y plazas. Se trata de una medida ya acordada en el 2018 cuyo principal objetivo es rebajar la contaminación de la urbe. En términos generales el sector acepta la restricción, y también abundan los establecimientos que ya instalaron unidades eléctricas.
Pero un paseo por la calle Enric Granados, el paseo Joan de Borbó, la rambla Catalunya, la plaza Reial y la propia Rambla durante los primeros compases del 2025 revela cómo numerosos negocios aún trabajan con las estufas vetadas por el Ayuntamiento. Algunos hasta con alegría, como unos cuantos de la Rambla, dejando que sucesivas columnas de fuego se levanten en plan El coloso en llamas desde antes del mediodía, con el sol bien encima. Fuentes municipales señalan que en noviembre al menos el 17% de las terrazas de Barcelona aún disponían de estufas de gas.
El Ayuntamiento veta el uso de estos dispositivo desde el día 1 a fin de rebajar la contaminación
Muchos empleados de estos establecimientos preguntados al respecto por La Vanguardia arquearon las cejas con la expresividad de un actor de cine mudo y aseguraron que no estaban al tanto de la nueva restricción del Consistorio, que el encargado de esos asuntos ahora no está, que no saben qué harán… “Pero si me dice que está prohibida la apago”. “¿Prohibido? ¡si todo el mundo trabaja con estas estufas!”. “¿Y esta prohibición quién la hace?”. En Joan de Borbó algunos también arquean las cejas muy sorprendidos. Obviamente se trata de un problema de comunicación institucional.
Otros restauradores, sin embargo, dispersos por Enric Granados, Catalunya , Reial… mantienen los dispositivos en cuestión apagados, entre las mesas de sus veladores, hasta que algún cliente se queja del frío propio de estas latitudes. Aquí también encontramos otros modelos de estufa aparentemente de leña, con un fuego muy hogareño. Pero las webs de sus vendedores muestran cómo estos aparatos también son de gas, también están vetados.
Y en estas ocasiones con el ceño fruncido algunos de estos restauradores reconocen que se están saltando la norma, que estos días corre de barra en barra el rumor y de que el Ayuntamiento se mostrará muy flexible las próximas semanas, que muchos no quisieron que les cogiera el toro y pidieron sin éxito los pertinentes permisos del propio Consistorio para soterrar en su lado de la calle los cables que requieren los dispositivos eléctricos para calentar al personal…
“El Ayuntamiento no nos está poniendo muchas facilidades –lamentan estos restauradores–. Tendría que ser más activo. Lo de los permisos para pasar los cables es un rollo. Y es que no podemos renunciar a las estufas, ya no. Desde la pandemia la gente quiere sentarse en las terrazas durante todo el año, y no está dispuesta a pasar frío”. Fuentes del Gremi de Restauració de Barcelona señalan que sí, que durante las últimas semanas están recibiendo cada vez más quejas, consultas y muestras de preocupación por parte de muchos profesionales.
“Hombre, se te queda un poco cara de tonto –dice la encargada de un popular establecimiento de la plaza Reial–, porque nosotros estamos cumpliendo, pero otros muchos… Teníamos estufas de gas y eléctricas, pero desde el día 1 acatamos la norma y quitamos todas las gas. Lo que ocurre es que no tenemos suficientes enchufes afuera para todas las eléctricas que necesitamos, de manera que tenemos la mayor parte de la terraza helada ¡y así nadie quiere sentarse! tenemos la terraza más vacía de la plaza, vamos a tener que hacer una obra…”.
La Federació d’Associacions Veïnals de Barcelona (Favb) también frunce el ceño. Dicen que el sector tuvo más de un lustro para adaptarse. La federación ya está acumulando fotos de infracciones cometidas por doquier. En verdad la prohibición de las estufas de gas es una histórica reivindicación de la Favb, una de las fichas que determinó las muy complicadas negociaciones que derivaron en la reforma de la ordenanza municipal de terrazas del 2018. En aquellos tiros y aflojas todos los implicados hicieron concesiones.
El gobierno del alcalde Jaume Collboni parece convencido de que la paciencia traerá buenos resultados. Pese a que un reciente comunicado municipal advertía que los infractores serían sancionados, fuentes municipales están subrayando estos días que “en los primeros compases de la puesta marcha de este tipo de medidas los sectores afectados siempre se ven obligados a realizar ajustes a fin de garantizar el éxito de esta transición. El Ayuntamiento es consciente de esta realidad y quiere poner en valor el esfuerzo que está haciendo el sector por ajustarse a la nueva normativa”.