La seguridad alimentaria y los índices de malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe están siendo (y serán) impactados por un clima cada vez más variable, de acuerdo con el Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024. El informe, publicado este lunes por varias agencias de la ONU, señala que la región es la segunda más expuesta a eventos climáticos extremos del mundo después de Asia.
De acuerdo con las cifras, en Latinoamérica al menos 20 países (el 74 por ciento) enfrentan una alta frecuencia de eventos naturales extremos, lo que indica una exposición significativa a estos; mientras tanto 14 países (52 por ciento) se consideran vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de tener un impacto en la subalimentación debido a estos fenómenos. Si bien Colombia aparece en la lista de los países con más frecuencia de eventos, en el informe no alcanza a entrar dentro del grupo de 14 vulnerables.
El Panorama Regional es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Al menos 20 países de América Latina y el Caribe están expuestos a eventos climáticos extremos. Foto:Luis Sanchez Diaz
El clima en el Caribe
Uno de los puntos más graves que deja claro el reporte es que si bien, mientras las problemáticas relacionadas con la alimentación (como el hambre o la inseguridad alimentaria) están disminuyendo en términos generales, la situación es distinta en los países vulnerables a las crisis climáticas, donde la subalimentación va en aumento.
En ese sentido, según el informe, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante el año 2023. Esto representa una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones de personas respecto a 2021. Sin embargo, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los extremos. Además, la situación es peor en aquellos países que experimentan recesiones económicas y las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada, porque tienen menos recursos para adaptarse.
Esa realidad se ve reflejada en las subregiones, siendo el Caribe donde más riesgos y vulnerabilidad climática se presenta. La prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años en el Caribe, alcanzando el 17,2 por ciento, mientras que se ha mantenido relativamente sin cambios en Mesoamérica, en el 5,8 por ciento. Vale recordar que el Caribe es una de las regiones más expuestas al cambio climático, sobre todo por el incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos como huracanes o el aumento en los niveles del mar, que afecta sus costas.
El informe señala que se debe acelerar la acción para mejorar la resiliencia agroalimentaria. Foto:HERNAN JIMENEZ
En cuanto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, la región también demostró avances por segundo año consecutivo, cayendo bajo el promedio mundial por primera vez en 10 años. En total, 187,6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19,7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021.
De acuerdo con el reporte, esta reducción se explica por la recuperación económica de varios países de América del Sur debido a programas de protección social, esfuerzos económicos pospandemia y políticas específicas destinadas a mejorar el acceso a los alimentos.
Bien y mal: el caso de Colombia
Si bien Colombia se destaca en varios indicadores clave del informe, también queda mal calificado en otros. Por ejemplo, el número de personas subalimentadas se ha mantenido estancado entre 2019 y 2023, reportando un total de 2,2 millones de personas que se mantienen bajo esas condiciones. Sumado a ello, el porcentaje de prevalencia de la inseguridad alimentaria ha aumentado 10 puntos porcentuales en una década, pasando de 20 % de prevalencia de inseguridad alimentaria grave o moderada en 2014 a 30,7 % en 2023.
Dicho incremento, según le explicó a EL TIEMPO la FAO en Colombia, se dio principalmente debido a la pandemia por covid-19, cuando se retrocedió en todos los indicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2, enfocado en hambre cero. “Sin embargo, vale la pena mencionar que -de acuerdo con estadísticas nacionales oficiales, presentadas por el Dane en la Encuesta de Calidad de Vida, entre 2022 y 2023 esta cifra disminuyó en 935 mil personas”, señaló la FAO.
Por otra parte, en el porcentaje de personas que no pueden costear una dieta saludable, una cifra que varía considerablemente entre subregiones y países, Colombia es el segundo en Sudamérica con las peores cifras. En Colombia un 36,6 % de la población no podía permitirse una dieta saludable en 2022, un cifra que contrasta con otros pares de Sudamérica como Chile, donde el 40,4 % no podía permitirse una dieta saludable, mientras que Bolivia (8,5 %), Guyana (9,4 %) y Paraguay (24,1 %) reportaron los porcentajes más bajos.
En el Caribe, el 83,6 % de la población de Haití no pudo permitirse una dieta saludable en 2022, mientras que casi el 40 % de la población de Trinidad y Tabago se enfrentaba a la misma limitación. En el otro extremo del espectro, Santa Lucía (8,5 %), Granada (21,1 %) y Jamaica (22,1 %) fueron los países con los porcentajes más bajos.
Según el informe, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante 2023. Foto:FAO
Por otro lado, el país destacó en términos de obesidad. En Sudamérica, más del 30 % de la población adulta de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay padecía obesidad en 2022. Mientras que entre los países con menor prevalencia estaban Venezuela (22,7 %) y Colombia (23,6 %), aunque la obesidad sigue representando una proporción significativa de la población.
Desde 2012, todos los países de la región han mostrado un aumento de la obesidad en adultos, excepto Venezuela, donde la prevalencia se mantuvo en un 22,7 % en el periodo entre 2012 y 2022. El mayor aumento en dicho periodo se observó en Argentina, Brasil, Chile y Panamá, donde la prevalencia aumentó en más de 9 puntos porcentuales.
Crisis alimentarias
Un punto que aborda el reporte es el de las crisis alimentarias, que es en líneas generales una situación donde la inseguridad alimentaria aguda exige acción urgente para proteger y salvar vidas y medios de subsistencia –tanto a nivel local como nacional- y que supera los recursos y capacidades locales disponibles. Estas crisis son más frecuentes en poblaciones que ya padecen inseguridad alimentaria y malnutrición prolongadas, especialmente en zonas donde factores estructurales aumentan su vulnerabilidad.
En ese sentido, el documento resalta que la presencia de El Niño agravó los fenómenos climáticos extremos en 2023, pues causó precipitaciones irregulares y escasas en toda la región, generando crisis alimentarias. Este fenómeno impactó principalmente a regiones de Colombia, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana.
“Estos países enfrentaron inundaciones, tormentas, sequías y deslizamientos de tierra, factores que agravaron la inseguridad alimentaria. En total, estos países reportaron que casi 15,8 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria grave a nivel de crisis o peor, requiriendo asistencia humanitaria urgente. Adicionalmente, en Ecuador y el Perú, 1,1 millones de migrantes y refugiados padecían de inseguridad alimentaria aguda debido a fenómenos meteorológicos extremos y dificultades para acceder a un empleo formal”, destaca el documento.
Al respecto, según le explicó a EL TIEMPO Nils Grede, director del Programa Mundial de Alimentos en Colombia, son dos las opciones que quedan para nuestro país ante esta realidad: adaptarse a esta nueva realidad y mitigar los daños que la misma puede causar.
“En temas de mitigación, si la gran mayoría de los países no cambian sus costumbres, adoptando energías renovables, no hay mucho que un solo país pueda hacer. Es importante que cada país muestre liderazgo y Colombia ha sido abanderada para reformar su economía para que sea más sostenible. Pero Colombia a solas no va a poder frenar el impacto del cambio climático. En donde sí se puede hacer mucho es en la adaptación. Ahí cada país tiene todo el poder de cambiar comportamientos de su población. Reducir el consumo de agua: en los hogares, pero también en la agricultura a través de sistemas de almacenamiento y de riego más eficientes; usar semillas y cultivos que requieren menos agua o son más resistentes a altas temperaturas y sequías; reforestar y proteger los bosques para prevenir la erosión; restaurar manglares y proteger los existentes”, resaltó Grede.
EDWIN CAICEDO
Periodista de Medioambiente y Salud
@CaicedoUcros